La misión aliada en Libia busca una salida que evite alargar el conflicto
Llamadas desesperadas para pedir más ayuda en Libia llegan casi diariamente. Los libios están decepcionados de la OTAN, según uno de los habitantes de Misrata, la sitiada ciudad del oeste por las fuerzas de Gadhafi.
Mientras la sangre sigue corriendo en los campos de batalla que se han convertido las ciudades y pueblos de Libia, el optimismo que surgió al comienzo del conflicto se ha desvanecido. Se esperaba que la campaña militar de Libia fuera rápida y precisa, implementando sofisticada tecnología aérea militar para reducir los daños colaterales.
Pero se vio que Moammar Gadhafi no iba seguir rápidamente los pasos de sus vecinos Zine El Abidine Ben Ali, de Túnez , y Hosni Mubarak, de Egipto . Él no iba a ser la siguiente víctima de la Primavera Árabe .
Ahora parece que la guerra podría llevarse semanas, meses o según estimaciones preocupantes, años. La OTAN batalla con la estrategia y Gadhafi camufla sus fuerzas con la población civil, según los reportes, utilizando armas prohibidas como bombas grupales .
Se puede percibir un desaire al poderío militar de Occidente. Y ahora la cuestión es si se puede sacar alguna victoria política de esta dura campaña militar.
¿Cuánto tiempo pasará antes de que regrese la tranquilidad a Libia? ¿Se irá Gadhafi? ¿Y cómo reaccionarán los poderes de Occidente ante su embarazosa campaña militar?
“Están tratando de evitar perder”, dijo el estratega militar Michael Keane, miembro de Seguridad Nacional del Consejo del Pacífico para la Política Internacional. “Pero no estamos tratando de ganar porque no sabemos las implicaciones de ello”.
No estamos seguros porque desde el principio el presidente Barack Obama y sus homólogos europeos han dejado claro que la campaña de Libia no se trata de un cambio de régimen.
Los ataques aéreos comenzaron a mediados de marzo bajo el mandato de la ONU para proteger a los civiles y la OTAN ha operado cautelosamente respetando este marco aún cuando tres de sus miembros – Italia, Francia e Inglaterra – han enviado esta semana asesores militares a Benghazi.
La elección de actuar en Libia llegó cuando los esfuerzos de la oposición –poco convincentes en un país que es conocido por la mano de hierro de Gadhafi durante más de 40 largos años– parecían recibir contraataques que hacían pensar en una inminente masacre en Benghazi.
Algunos piensan que si Occidente hubiera intervenido desde antes cuando los rebeldes estaban en su punto máximo camino al oeste, la situación sería distinta.
“Si hubieran mantenido la presión sobre Gadhafi no estaríamos teniendo esta conversación”, dijo el analista Jawad al-Anani, ex primer ministro adjunto de Jordania. “De alguna manera se aflojó la operación”.
Quizá por la resistencia de Obama para mandar tropas estadounidenses –ya desplegadas en Afganistán e Iraq– e involucrarlas en un tercera guerra. Aún la semana pasada, la Casa Blanca permaneció firme en el sentido de que no enviaría tropas terrestres a Libia, ni siquiera asesores de guerra.
Pero al-Anani está seguro de que nadie en el mundo árabe cree que Occidente no estaba saboreando la idea de una Libia sin Gadhafi.
“Pudo hacerse fácilmente”, afirmó. “Esto debió ser Granada no Vietnam”. Vietnam fue una de las palabras usadas esta semana cuando se anunció el envío de asesores. “Lodazal” y “extensión de la misión” también surgieron en una ola de opiniones sobre Libia.
Prácticamente no hay duda de que las fuerzas de Gadhafi ha sufrido daños por los ataques aéreos pero siguen las dudas sobre el alcance de la campaña aérea de la OTAN.
El secretario general de la alianza ha pedido más precisión de los jets de combate para evitar bajas civiles mientras el bombardeo continúa. La semana pasada, Francia e Inglaterra manifestaron su deseo de ser más agresivos.
El atractivo de la precisión de los bombardeos aéreos es que reduce la pérdida de tropas.
Es “una inusual y seductora forma de poderío militar, en parte porque como en el noviazgo moderno, parece ofrecer gratificación sin compromiso”, algo que escribió el ex asesor del Departamento de Estado, Eliot Cohen, tras dirigir una encuesta sobre el poder de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en la Guerra del Golfo Pérsico.
“Los ejemplos de Mogadishu en Somalia, Ruanda, Bosnia y Kosovo habrán pesado en las mentes de los tomadores de decisiones”, dijo Alexis Cros del centro de estudios londinense Chatham House.
“Al intentar detener un desastre humanitario, algo que se ha aprendido con la experiencia es que tienes que tener una estrategia de martillo y yunque, que es la combinación de poder aéreo con tropas terrestres para detener situaciones como la limpieza étnica que está ocurriendo”, afirmó Crow.
Sin embargo, si el objetivo es establecer una Libia sin Gadhafi, es probable que un mayor esfuerzo militar sea requerido, según Jon Alterman, director del Programa del Medio Oriente en el Centro Estratégico de Estudios Internacionales en Washington.
“Pero es difícil llegar a un consenso internacional que respalde la fuerza militar para remover a un gobierno”, agregó, citando el ejemplo de Iraq. Ese fue un esfuerzo de un trillón de dólares que no contó con todo el apoyo internacional".
Según Alterman, los europeos se han apoyado en el liderazgo estadounidense en el pasado. Pero con la Casa Blanca jugando un papel secundario en este esfuerzo, está luchando por montar una campaña sostenida.
Es demasiado pronto para comparar con Vietnam, dijo Alterman. Pero ciertamente, la expectación de que el punto muerto acabe pronto; que los rebeldes sean una fuerza de combate más efectiva. Hay por supuesto una variedad de escenarios para Libia, los cuales han sido interminablemente debatidos por los observadores de la guerra.
Tres escenarios para el futuro de Libia
Gadhafi podría caer pronto, aunque parece improbable. Podría aferrarse al poder durante semanas, meses o incluso años, alimentado por los recursos petroleros del sur de Libia. O el país podría dividirse en dos.
“En dos semanas a partir de hoy, Gadhafi seguirá en el poder”, dijo W. Andrew Terril, profesor de investigación en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio Militar de Guerra de los Estados Unidos. “No creo que las ciudades principales se den la mano. No habrá grandes ofensas. Ningún bando tiene suficiente poderío bélico.
Terrill dijo que la barrera para desatar una invasión con tropas terrestres tendría que ser muy alta y aún no se alcanza en Libia. Gadhafi está matando a su gente pero no es un genocidio por el número de muertes, el cual alcanza los cientos en Misrata que cuenta con medio millón de habitantes. “Es una tragedia pero aún no estamos hablando de un genocidio”, afirmó Terrill.
El politólogo Ali Ahmida dijo esta semana lo que ha venido repitiendo mientras observa a su tierra natal en envuelta en conflicto: “No será fácil”.
Por más que le gustaría ver a una Libia próspera y libre, Ahimida, profesor de la Universidad de Nueva Inglaterra, afirma que no puede apoyar la invasión de la OTAN.
“Estoy contra la intervención militar en Libia. La gente es cautelosa en ese sentido. Tuvieron una experiencia colonial terrible y la generación de independencia cometió un gran error al alinearse tan cerca de Inglaterra y Estados Unidos”.
Pero la OTAN ya subió la apuesta con asesores militares en tierra , afirmó Keane. Y la historia ha probado, según Keane, que una vez que se implementa una operación militar, los acontecimentos toman su propio curso.
En Misrata, la guerra urbana continúa y las muertes escalan.
El aclamado fotoperiodista y documentalista Tim Hetherington estuvo entre los muertos de semana pasada. Antes de su muerte, mandó un mensaje en Twitter que hizo eco a las súplicas de los habitantes desesperados: “En la asediada ciudad libia de Misrata. Bombardeo indiscriminado de las fuerzas de Gadhafi. No hay señales de la OTAN”.