Un funeral con emoción y dolor despide a las víctimas del sismo en España
El dolor y la emoción marcaron este viernes el funeral oficial en memoria de las nueve víctimas mortales del terremoto que sacudió el miércoles la ciudad de Lorca, en el sureste de España, en un día en que el gobierno español aprobó las ayudas para los damnificados.
El funeral fue presidido por el príncipe Felipe de Borbón, heredero de la Corona española, y su esposa, la princesa Letizia, y contó con la asistencia del jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quienes recorrieron las zonas afectadas.
El funeral se celebró en el recinto ferial de Lorca, que desde el miércoles acoge el principal centro de atención a los afectados por el sismo, que dejó también más de 300 heridos y cuantiosos daños materiales .
En el oficio religioso, durante el que se vivieron escenas de gran emoción y dolor y al menos cuatro personas fueron atendidas por ataques de ansiedad, sólo estuvieron presentes los féretros de cuatro de los fallecidos , ya que los familiares de los otros cinco expresaron su deseo de despedirlos en ceremonias íntimas.
El acto religioso concluyó con un minuto de silencio en memoria de las víctimas, tras el cual los asistentes irrumpieron en un prolongado aplauso, como último acto de homenaje a los fallecidos.
Tras la ceremonia, celebrada a pocos metros de donde la Cruz Roja, los Bomberos y el Ejército continúan su labor de atención a las miles de personas que no pueden regresar aún a sus domicilios, los príncipes, que transmitieron palabras de consuelo a los familiares de las víctimas, visitaron las zonas afectadas.
El terremoto, de 5.1 grados en la escala de Richter y que sucedió a otro menos intenso, provocó daños en edificios e infraestructuras de titularidad pública, bienes del patrimonio cultural y numerosas viviendas y causó el pánico en la población esta ciudad de 92,000 habitantes, de los que 18,000 son extranjeros censados.
Latinoamericanos afectados por el sismo
Los ciudadanos latinoamericanos afectados por el sismo en la ciudad española de Lorca se alojan en diferentes centros de atención a los damnificados y están recibiendo asistencia de sus gobiernos a través de sus cónsules, que tratan de conseguirles alojamiento y alimentos.
El gobierno de Bolivia, a través de su representante en Murcia, María Cecilia Orellana, se encuentra en el campamento principal para hacer un listado de las necesidades de los 500 compatriotas que permanecen desde el pasado miércoles en el campamento principal.
"Estamos aquí para saber las necesidades urgentes de todos, para conocer cómo se encuentran y hacer las gestiones necesarias para canalizar las ayudas que está preparando el Gobierno español", dijo la cónsul boliviana, quien ha transmitido las condolencias a las familias de los nueve fallecidos en el sismo.
Los bolivianos alojados en este centro "han perdido sus viviendas", y muchos de ellos ni siquiera pudieron recoger sus pertenencias, porque cuando regresaron de su trabajo "la ciudad ya había temblado y estaba en estado de emergencia".
Orellana enviará un listado de damnificados al gobierno de su país para tratar de establecer una vía de ayuda y cubrir parte de sus necesidades hasta que todo recobre la normalidad, según ha explicado.
El cónsul de Uruguay en Murcia, Carlos Trianon, también se encuentra en este recinto de atención con la misión de atender a sus compatriotas y a ciudadanos brasileños, argentinos y paraguayos, gracias al acuerdo de Mercosur, así como a los afectados de otros países latinoamericanos que carezcan de representación diplomática en Murcia.
Su prioridad, según indicó, es conseguir "un lugar bajo techo" para que duerman y facilitarles alimentos, además de hacer saber su situación a sus respectivos gobiernos para que puedan recibir más ayuda.
La que primero se desplazó hasta Lorca fue la cónsul de Ecuador, Cecilia Enrique Sarango, quien llegó ayer con el objetivo de recabar "datos reales" de los damnificados de su país y emprender "acciones conjuntas" con el gobierno español para prestarles ayuda.
Los ecuatorianos representan la principal comunidad extranjera de la localidad, con 10,000 ciudadanos y cerca de 1,300 de ellos han sufrido pérdidas a consecuencia del terremoto.