Francia mira a François Hollande como sucesor de Dominique Strauss-Kahn
La repentina caída de Dominique Strauss-Kahn abrió la vía para que un candidato de izquierda más de la vieja escuela y menos llamativo, François Hollande, cumpla el sueño de su infancia de convertirse en presidente de Francia.
Hollande, dado que Strauss-Kahn, anteriormente favorito, fue acusado de intento de violación , es un candidato arraigado en el partido, con un talante relajado y poco pretencioso que se ha ganado un apoyo lento pero firme entre los socialistas.
A diferencia del centrista y más inclinado hacia los mercados Strauss-Kahn -fuera de la carrera presidencial mientras prepara su defensa en un juicio en el que se le acusa de asaltar a una camarera de un hotel de Nueva York-, Hollande, activista de izquierda desde que tenía 20 años, probablemente propondrá una subida de impuestos en su campaña y una reducción más lenta del déficit público francés.
Su lema, planteado en enero, de que será un candidato "normal" que rompería con lo que los críticos ven un estilo impulsivo y llamativo del presidente conservador Nicolas Sarkozy , podría también servirle como contraste con la imagen de mujeriego de Strauss-Kahn, perteneciente a la "izquierda del caviar" de Francia.
"Los franceses van a pasar la página desde un tipo de presidente asociado con la ostentación, que se mezcla con los poderosos y no se maneja bien", dijo el analista político Stephane Rozes. "Se sentirán atraídos por candidatos que parecen sencillos, que controlan sus acciones y discursos", añadió.
Hollande, cuya trayectoria política ha sido más la de una tortuga que la de una liebre, estuvo en campaña la semana pasada en la ciudad oriental de Dijon, asegurando a sus seguidores que está preparado "política, psicológica y físicamente" para la carrera.
"Un candidato normal no significa un candidato banal", dijo. "Es alguien que puede escuchar y cuyo comportamiento no cambia según su humor", agregó.
Antiguo líder del Partido Socialista, se espera que Hollande se enfrente a la actual jefa de la formación, Martine Aubry, si ella confirma en las próximas semanas que buscará ser candidata.
Los sondeos muestran que, al igual que el ex director gerente del FMI, Hollande podría derrotar a Sarkozy en primera vuelta, manteniendo el sueño de la izquierda de recuperar la presidencia después de tres mandatos en la oposición.
"Jugará a ser el tipo natural, el genuino, frente a la candidata de la estructura", dijo Christophe Barbier, director del semanario L'Express, en referencia a Aubry, más rígida. "Vamos a ver algo más coherente en la izquierda", agregó.
Nacido el 12 de agosto de 1954 en la localidad noroccidental de Rouen, en el seno de una familia de clase media, Hollande dijo a su madre siendo niño que quería ser un día presidente de Francia. Estudió política, se unió a sindicatos estudiantiles y se hizo militante socialista, haciendo campaña a favor de François Mitterrand, quien fue presidente de 1981 a 1995.
En 1978 entró en la Ecole Nationale d'Administration, la prestigiosa escuela de la que ha salido la mayoría de la élite política francesa, y conoció a Ségolène Royal, quien se convirtió en su pareja con la que tuvo cuatro hijos.
Separados en la actualidad, son rivales para las primarias del Partido Socialista en octubre. Royal cayó en las elecciones de 2007 ante Sarkozy.
Hollande dijo una vez en televisión: "No me gustan los ricos".
Muchos comparan su estilo con el de Sarkozy y Strauss-Kahn, que tienen legiones de seguidores entre los ricos y disfrutan de lujos caros en sus vidas.
Hollande parece un aspirante más de izquierda. Asegura que el gobierno de centroderecha está engañando a los franceses al prometer recortar el déficit público al 3% del PIB o menos para 2013, pero reconoce que el gasto debe recortarse.
Aunque una de sus debilidades es que nunca ha ocupado un cargo público, Hollande tiene el respeto de los seguidores del partido que se preocupan más por temas de raíz como la educación, que por la altura internacional del candidato.
Tras cultivar sin cesar su base de poder y su red de contactos a nivel local, regional y nacional a lo largo de tres décadas en la política, recientemente se cambió de gafas y se puso a dieta para bajar de peso.
Sus índices de opinión, ya firmes, han crecido desde la repentina salida de Strauss-Kahn de la carrera.
Una serie de encuestas desde la marcha de Strauss-Kahn le han dado hasta un 62% de apoyo en las primarias socialistas, más de dos veces lo obtenido por Aubry y bastante por delante de Royal.