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Los talibanes y Pakistán rechazan versiones de la muerte del Mullah Omar

Al rechazo de las versiones de la muerte del máximo líder de los talibanes se sumó Pakistán; la OTAN dice que no puede confirmarlas
lun 23 mayo 2011 01:25 PM
Afganistán - Mullah Omar - talibanes
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El mullah Mohammed Omar, líder de los talibanes afganos, desapareció en los últimos cinco días, dijo un vocero de la Dirección Nacional de Seguridad de Afganistán, Lutfullah Mashal, este lunes.

Mashal dice que "espera" que Omar esté muerto, pero que no puede confirmarlo.

"Nuestras fuentes y altos miembros talibanes confirman que no lo pueden contactar", dijo Mashal. Añadió que Omar había vivido en Quetta, Pakistán, los últimos 10 años.

Los talibanes afganos niegan los reportes de que su líder esté muerto, dicen que son "rumores y aseveraciones" del "títere de dirección de inteligencia del régimen de Kabul".

"Rechazamos fuertemente estas afirmaciones del enemigo", dijo el vocero, Zabidullah Mujahid en una declaración en la que hizo un llamado "a nuestros compatriotas, muyahidines y los demás musulmanes a no creer en estos reportes falsos y mentiras de inteligencia".

Omar "está vivo y bien, y es el muyahadín líder en todos los aspectos, mientras viva con confianza en Alá", dijo.

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El ministro del interior de Pakistán, Rehman Malik, también negó que Omar estuviera muerto. En una conferencia, dijo que las aseveraciones "no tenían fundamentos".

Un oficial de la Fuerza de Asistencia de Seguridad Internacional, dirigida por la OTAN, le dijo a CNN que no tenían pruebas de que la versión de la muerte fuera real.

Un ex agente de inteligencia paquistaní dijo que los reportes eran "tonterías" y "desinformación", pero luego dijo que no tenía idea si el líder talibán estaba vivo o muerto.

"¿Cómo quieren que sepa? Eso no me concierne a mí", dijo en el canal de televisión IBN, el general Hamid Gul.

El reporte de noticias de este lunes, de TOLO news de Afganistán, que sugería que Omar había muerto citaba al vocero de NDS, Meshal, diciendo que Gul lo movería cuando estuviera muerto.

"¿Se supone que lo llevaré de Quetta a Waziristán? Tonterías", dijo por teléfono desde Islamabad.

Se cree que la agencia de inteligencia paquistaní ISI tiene conexiones fuertes con los talibanes afganos.

Su palabra era ley

Omar era un clérigo rural islámico que se volvió el líder de un grupo de estudiantes -los talibán-; tomó el control de Afganistán a principios de los 90 y estableció un régimen fundamentalista islámico que albergó a Osama bin Laden y su red terrorista, Al-Qaeda.

Los SEALs de la Marina de Estados Unidos mataron a bin Laden el 2 de mayo en Pakistán , luego de casi una década de los ataques al World Trade Center y el Pentágono, el 11 de septiembre de 2001 .

Después de los ataques, Estados Unidos dirigió una invasión a Afganistán , derrocando a los talibanes de Omar y obligando a que bin Laden se escondiera.

Omar se negaba a ser fotografiado o filmado y rara vez viajaba. Casi nunca daba entrevistas y se cree que sólo se reunió con dos no musulmanes en los últimos años.

Sin embargo, lo que Omar decía era considerado ley cuando los talibanes dominaban Afganistán, y nadie lo desafiaba.

El "comandante de los fieles", como fue conocido, creó al talibán a principios de 1990 y era su guía espiritual.

Quienes lo conocieron dicen que era una figura imponente, barbón con un turbante negro y un ojo cosido; la herida de una balacera con tropas soviéticas durante su ocupación de Afganistán.

Al inicio de la retirada soviética, Omar formó al talibán para sobreponerse a lo que vio como la caída de Afganistán a la ingobernabilidad dominada por señores de guerra.

Sus reclutas venían de escuelas islámicas dentro de Afganistán y en campos de refugiados afganos a través de la frontera de Pakistán. Ellos arrasaron el país, impulsados casi siempre en la fe.

Antes de la última batalla en Kabul en 1996, Omar entró a la gran mezquita de Kandahar y se llevó una manta sagrada que se cree era de Mahoma.

La ondeó desde el techo y recibió una respuesta estática de los soldados talibanes a pie.

Con la inspiración del fervor religioso, se movieron a Kabul para tomar la ciudad en cuestión de días, aumentando la creencia de Omar en su destino espiritual.

Con la mayor parte del país bajo control talibán, se impuso la meta de transformar a Afganistán en el estado islámico más puro del mundo, declarándose Amir-ul-Momineen, o líder de los musulmanes.

Mientras que muchos afganos comunes estaban en desacuerdo con su interpretación de línea dura del Islam, otros estaban dispuestos a soportar los excesos de los talibanes a cambio de una paz relativa traída por el control del territorio.

No obstante durante la construcción del Estado islámico perfecto, no tomaron en cuenta al mundo exterior.

Ejecuciones públicas y amputaciones eran comunes y el trato de los talibanes hacia las mujeres les atrajo condenas de la comunidad internacional.

En 200, rechazó la presión de alrededor del mundo -incluyendo a varios países musulmanes- de no seguir con sus planes de demoler dos estatuas de Buda esculpidas en acantilados cerca de Bamiyán.

Las estatuas, descritas por muchos como reliquias culturales de talla mundial, fueron explotadas.

El mula Omar no hizo caso al llamado mundial, diciendo que la destrucción de las estatuas sólo era como "romper piedras".

Omar desapareció luego de que una coalición, liderada por Estados Unidos, corrió a los talibanes y sus líderes del poder en Afganistán en diciembre de 2001, cuando rechazaron entregar a Osama bin Laden, luego de los ataques terroristas del 11-S.

Su imagen, todo un misterio

Su apariencia seguía siendo un misterio para muchos, y eso fue un reto para quienes lo seguían, de acuerdo con el presidente afgano Hamid Karzai.

"Si mañana me lo encontrara en las calles de Kabul, Kandahar, o Herat o Mazar en Afganistán, no lo reconocería", dijo Karzai a CNN en 2003. "¿Cómo puedes arrestar a alguien que reconocerías?".

El talibán, citando perspectivas ultraortodoxas del Islam, prohibió fotografías de la gente, diciendo que cualquier imagen de un ser humano estaba prohibida por el Corán.

Pero las agencias de inteligencia discutieron otro propósito clave para ésta acción: si los líderes talibanes podían evitar que los retrataran, sería muy difícil encontrarlos o probar que ellos estaban a cargo de los talibanes durante sus días más brutales y represivos.

El gobierno estadounidense ofreció una recompensa de hasta 10 millones de dólares por información que llevara a su captura. Muchos en la comunidad de inteligencia estadounidense creían que estaba cerca de Quetta, una ciudad de un millón de personas que es la capital de la provincia de Balochistán al suroeste de Pakistán.

Pakistán ha desechado esas declaraciones constantemente.

Ocasionalmente, el líder publicaba mensajes escritos para reiterar que los talibanes no se habían rendido en su lucha por retomar el control de Afganistán de manos de las tropas americanas y la OTAN.

La batalla "seguirá adelante como una inundación poderosa" y "se está acercando al borde de la victoria", decía uno de sus mensajes en línea en 2009.

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