Los enfrentamientos entre tribus y el gobierno de Yemen dejan 40 muertos
Partidarios y detractores del presidente yemení Ali Abdullah Saleh tenían previsto reunirse masivamente este viernes, tras una semana de enfrentamientos en la capital que amenazan con sumir al país en una guerra civil.
Más de 40 yemeníes murieron en Sanaa este jueves en el cuarto día de combates desde que fracasó un acuerdo mediado por los países del golfo Pérsico para que Saleh abandonara el poder y pusiera fin a cuatro meses de disturbios.
Las oraciones del viernes han sido un punto tradicional de encuentro para partidarios y oponentes de Saleh, cuyo país se ha convertido en el más pobre en la región rica en petróleo durante sus tres décadas en el poder.
Miles de residentes se han marchado de la ciudad para huir de la violencia. Otros han almacenado los productos básicos y esperan con miedo lo que depare el día.
La lucha, entre las fuerzas de seguridad de Saleh y miembros de la poderosa tribu Hashed de Sadiq al-Ahmar, fue la más sangrienta en Yemen desde que comenzaron las protestas en enero.
Más de 80 personas han muerto desde el domingo. Fuego de ametralladoras se escuchó en toda la ciudad el jueves y también se oyeron explosiones esporádicas cerca del lugar de las protestas donde miles de personas que demandan la salida de Saleh siguen acampadas.
El movimiento de protesta yemení, nacido de la primavera árabe que llevó a la caída de los líderes de Egipto y Túnez, usó medios sociales como Facebook para convocar una manifestación, el Viernes de Revolución Pacífica.
Un mensaje de texto decía que el objetivo era "poner de manifiesto el carácter pacífico de la revolución y el rechazo de los esfuerzos para sumir el país en una guerra civil".
Líderes tribales de Ahmar , como Sadeq al-Ahmar y Hamid al-Ahmar, han volcado su influencia en las protestas.
Los partidarios de Saleh planeaban su propio Viernes de la Ley y el Orden, a unos kilómetros de distancia y han enviado un mensaje de texto diciendo que la manifestación prevé "condenar los delitos contra nuestros derechos y la rebelión contra el país".
Existen temores de que Yemen, que ya está al borde de la quiebra financiera, pudiera convertirse en un estado fallido que minara la seguridad regional y supusiera un grave riesgo para su vecina Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo.
Estados Unidos y Arabia Saudita, ambos objetivos de ataques frustrados por parte de la rama de Al-Qaeda en Yemen, temen que una extensión de la anarquía podría dar a la red más terreno para operar.