Mayo, el mes más mortífero para los civiles en Afganistán desde 2007: ONU
El número de civiles muertos en ataques y otros actos de violencia relacionados con la guerra en Afganistán llegó a 368 en mayo, el mes más mortífero para los civiles afganos desde 2007, informó este sábado la Organización de las Naciones Unidas.
La noticia llegó mientras las autoridades afganas dijeron que en tres ataques distintos murieron al menos a 24 personas, incluidos 10 niños, lo que aumenta la preocupación de que los civiles sean cada vez más el blanco de los intensos combates, desde que los insurgentes lanzaron su ofensiva de primavera de la llamada.
"Estamos muy preocupados de que el sufrimiento civil se incremente aún más durante el verano, temporada de combates que históricamente aporta el mayor número de víctimas civiles", dijo Georgette Gagnon, directora de los derechos humanos de las Naciones Unidas para la Misión de Asistencia en Afganistán, en un comunicado.
"Las Partes en conflicto deben aumentar sus esfuerzos para proteger a los civiles ahora", pidió la funcionaria.
Los insurgentes y otras fuerzas antigobierno fueron responsables de 301 víctimas civiles en mayo, según la agencia de la ONU, que comenzó a documentar las víctimas civiles afganas en 2007.
45 muertes fueron atribuidas a fuerzas afganas y de la OTAN, informó la ONU. Y 22 civiles murieron en un fuego cruzado entre las dos partes, de acuerdo con Naciones Unidas.
Las explosiones de bombas causados por artefactos explosivos improvisados fueron la principal causa de muerte de los civiles en mayo, con 119 muertos y 274 heridos en esos ataques, señaló la ONU.
Además de las muertes, hubo 593 heridos, afirma el comunicado de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán.
El comandante superior de la coalición en Afganistán advirtió de un probable aumento de los ataques de alto perfil por parte de los insurgentes que buscan demostrar su capacidad.
En una carta a las fuerzas de coalición el mes pasado, el jefe del Ejército, el general David Petraeus, dijo que los ataques pueden aumentar el riesgo de víctimas civiles y poner las fuerzas afganas y de la coalición en situaciones difíciles.
Este sábado, una bomba de carretera estalló y mató a por lo menos 15 personas, entre ellas ocho niños, en el sur de Afganistán, informó el Ministerio de Interior.
La explosión siguió a un atentado suicida que ocurrió horas antes en el este del país; un comandante de una fuerza de policía y otras dos personas perdieron la vida.
Un vehículo civil pasó por una mina de carretera en el distrito de Lahore, provincia de Kandahar, informó el Ministerio en un comunicado.
Cuatro personas, entre ellas una mujer, quedaron heridas, según el comunicado.
Aunque en algún momento fue su bastión, los talibanes han ido perdiendo su dominio en Kandahar en los últimos meses. Pero siguen manteniendo el control sobre el este de Afganistán.
Más temprano, un atacante suicida detonó explosivos frente a una comisaría en la provincia de Khost, donde murieron tres personas, dijo Arif Pashton, un miembro del consejo provincial.
Hubo informes contradictorios sobre si un niño estaba entre los muertos en la explosión.
Pashton dijo que los tres muertos eran oficiales de la policía, pero Hedayetullah Hamidi, el jefe en funciones en el hospital de Khost, señaló que uno de los muertos era un niño.
Añadió que 23 personas quedaron heridas.
La información contradictoria sobre las víctimas no es inusual en las secuelas de un ataque.
Entre los muertos, de acuerdo con Pashton, hay un comandante de la fuerza rápida de reacción de Khost, una unidad de operaciones especiales.