Enterró a los muertos en Haití; ahora está a punto de conducir a los vivos
Dos semanas después del terremoto devastador en Haití, Daniel Rouzier se paró frente a las montañas de cuerpos, tirados sin contemplaciones en los valles de Titanyen. Se agarró de un rosario de caoba y se cubrió la cara con una máscara estéril: en el aire se olía el hedor la fetidez de carne humana en descomposición.
Rouizer, un hombre de negocios adinerado y ejecutivo con un grupo de caridad vio en CNN cómo las víctimas del terremoto fueron llevadas de Puerto Príncipe y desechadas en Titanyen sin un entierro. Esto lo enojó, así que decidió usar sus propios recursos para contratar excavadoras para hacer fosas comunes para 2,500 cuerpos.
Él dijo que era sacrilegio que tanta gente no tuviera un entierro decente. No quería culpar a nadie por la secuela de la tragedia, simplemente estaba agradecido de poder ayudar.
Ahora Rouzier está en una posición de poder hacer mucho más por su país. El nuevo presidente haitiano, Michel Martelly, lo ha seleccionado como un posible primer ministro. Al principio Rouzier, sin conocimiento de la política haitiana, no estaba seguro si quería entrar a ese mundo.
"No lo tenía planeado", dijo en una breve conversación telefónica en medio de su confirmación de audiencia del jueves. "Pero es una oportunidad para servirle a la gente".
El proceso de ratificación, empezará el miércoles ante un comité parlamentario y se espera que dure algunos días. Rouzier dijo que el espera que sea aprobado el próximo martes.
Martelly y Rouzier se conocen de mucho tiempo. Fueron a la misma preparatoria, y el hermano de Rouzier, Fabrice Rouzier, fundó el grupo haitiano Mizik Mizik. Hasta hace poco, Martelly era mejor conocido como Sweet Mickey, y un chico malo de la música.
Martelly mencionó que eligió a Rouzier porque los dos hombres comparten una visión próspera de Haití.
"Daniel Rouzier es un hombre íntegro", dijo Martelly. "El tiene antecedentes de lograr cosas, de convertir sueños en realidad. Daniel es un hombre que le dará prioridad a los intereses de este país y respetará el estado de derecho".
Rouzier, un católico devoto, dijo que si es confirmado, él servirá en el puesto de primer ministro como un siervo de Dios. Él reconoció que el viaje por delante será un reto.
Haití es el país más pobre y subdesarrollado del hemisferio oeste, y todavía batalla por recuperarse del terremoto de 2010 en donde murieron más de 200,000 personas y 1.6 millones fueron desplazados. Cientos de miles de esas personas todavía sobreviven en los campamentos improvisados.
El Banco Interamericano de Desarrollo estimó que el costo de reconstruir casas, carreteras, escuelas y otra infraestructura podría llegar hasta los 14,000 millones de dólares. La comunidad internacional se comprometió a dar 10,000 millones en marzo de 2010, pero ese dinero todavía no llega.
Un año después del temblor, todavía hay pilas de escombros en algunas partes de Puerto Príncipe.
Los problemas de Haití se vieron agravados por una epidemia de cólera que se desató en octubre pasado y que recientemente resurgió junto con la temporada de lluvias.
Parte de la razón de que Martelly ganara en las urnas es por el descontento de los haitianos en la lentitud de la recuperación y reconstrucción.
Los haitianos dijeron que quería un comienzo nuevo. Rouzier le añade credibilidad a Martelly en ese sentido, dijo Jocelyn McCalla, una estratega política y experta en derechos humanos quien nació en Haití.
Rouzier también tiene experiencia tanto en el mundo de negocios como en el altruista.
Él fue el gerente general de la agencia de autos perteneciente a su familia en Puerto Príncipe, Sun Auto, e impulsó E-Power, una planta privada que busca aumentar el acceso de los haitianos a la electricidad. Ese proyecto fue inaugurado en el primer aniversario del temblor en enero.
Rouzier también ha ayudado a supervisar Food for the Poor, un grupo de caridad cristiano, con base en Florida, que sigue activo en Haití.
Pese a no tener experiencia polítical, Rouzier es visto como alguien que será justo, dijo McCalla.
"Tiene una buena reputación", dijo McCalla. "Me parece como alguien con buenas intenciones".
Pero como otros que han entrado a la política en Haití, Rouzier tendrá que superar la corrupción arraigada, Rouzier heredará un gobierno que apenas funciona, dijo McCalla.
"Uno de sus retos es reconstruir al gobierno desde la base", señaló.
Martelly prometió educación gratuita y obligatoria para todos los haitianos, algo básico en el desarrollo de la nación caribeña. El presidente nuevo ha dicho que ve mal a quienes no buscan el cambio.
Rouzier le ayudará a Martelly en retar la forma de pensar que prevaleció en el pasado haitiano, alentó McCalla.
"Hay mucho por hacer", admitió Rouzier. "No será fácil".
Hace varios meses le pudo dar paz a los muertos. Podría ser más difícil hacer lo mismo por los vivos.