La Campaña A21 busca abolir la esclavitud sexual una víctima a la vez
Cuando Christine Caine habla de la trata de personas, lo hace sin pausas, sus palabras y oraciones fluyendo como una cascada refleja la pasión australiana para rescatar a las víctimas y erradicar este crimen.
En 2007, Caine, una trotamundos predicadora y conferencista motivacional, caminaba en el aeropuerto de Tesálonica, Grecia, y vio vario pósters hechos a mano con fotografías de mujeres desaparecidas.
“Pensé: ¿Cómo es puede haber tantos niños desaparecidos? ¿Cómo es posible?”, comentó Caine a CNN.
Entonces, alguien le dio una pista: estas niñas fueron víctimas de trata de personas. “Pensé: ¿Trata de personas? Eso no pasa, es ridículo. Luego me puse a investigar en internet y quedé impactada”.
Las estimaciones de la cantidad de esclavos en la actualidad varían entre 10 y 30 millones, según activistas, legisladores, periodistas y estudiosos del tema.
De acuerdo con el Departamento de Drogas y Crimen de la ONU, el 79 % de la trata de personas es para explotación sexual.
Caine habló de testimonios sobre niñas puestas en plataformas y vendidas en subastas que recuerdan al comercio de esclavos en los Estados Unidos de los siglos XVIII y XIX.
“Ningún ser humano tiene derecho de comprar y vender a otro ser humano”, afirmó. “Las personas no son bienes para vender”.
Caine dijo que en algunos burdeles de Grecia, las víctimas de trata de personas que se embarazan, son contrabandeadas en la frontera de Bulgaria, donde dan a luz y los bebés son vendidos en células de pedófilos.
“Te empiezas a preguntar: ¿Qué tan depravada puede llegar a ser la humanidad?”, comentó.
Pero en lugar de hundirse en la desesperanza, Caine –de 44 años- decidió hacer algo al respecto.
En el 2008, fundó la Campaña A21, la cual se centra en la trata sexual del sureste de Europa. El nombre proviene de la meta de “abolir la injusticia” en el siglo XXI. La tarea parece abrumadora, pero los esfuerzos se centran en ayudar a una víctima a la vez, comentó Caine.
“El tipo de niñas con las que trabajamos son robadas, violadas brutalmente y luego vendidas a burdeles y obligadas a brindar servicio a 35 o 40 hombres al día. Las venden a cambio de dinero y su esclavitud. Es esclavitud moderna”.
¿Por qué no llegaste antes?
Caine relató la terrible historia de una jovencita del este de Rusia que fue una de las 60 mujeres y niñas que fueron engañadas por una agencia falsa de empleo , inscribiéndose a trabajos inexistentes en las islas griegas.
Fueron colocadas en un contenedor donde la mitad de ellas murió camino a Turquía. Las sobrevivientes fueron encerradas en departamentos donde hombres con uniformes de policías las violaron durante días.
Las víctimas fueron colocadas en botes pequeños para enviarlas a Grecia, pero cuando un guardacostas griego se aproximó, los traficantes echaron por la borda a la mayoría de las mujeres como “exceso de equipaje”, dijo Caine. Todas se ahogaron.
Los traficantes escaparon con cinco mujeres, quienes fueron forzadas a trabajar en un burdel de Atenas. Tras recibir una pista, autoridades griegas hicieron una redada en el burdel y las rescataron.
La mujer rusa fue trasladada al refugio de la Campaña A21 al día siguiente. Ella no confiaba en Caine ni en su equipo de trabajo, creyendo que también podrían ser traficantes. Le preguntó a Caine por qué se involucraba y Caine le explicó cómo se motivó para actuar por los pósters que vio en el aeropuerto.
“Nunca olvidaré la manera en que me miró, con lágrimas escurriendo en su cara, me dijo: si lo que me dices es verdad, si realmente te importamos, ¿por qué no viniste antes?” Caine no pudo darle una respuesta convincente.
Caine dijo que la Campaña A21 tiene refugios y hogares de transición en Grecia y Ucrania y planea abrir un refugio en Bulgaria. Cada refugio puede atender a 12 víctimas y cada casa puede recibir hasta 12 víctimas y al equipo de trabajo.
Las instalaciones cuentan con un “proceso de recuperación postrauma”, en el cual las víctimas reciben ayuda médica y psicológica, asistencia legal, así como capacitación vocacional y de vida con la finalidad de evitar que caigan nuevamente en manos de traficantes por falta de opciones, afirmó Caine.
“En verdad creo que hay una vida después del pasado de cada uno de nosotros y que hay esperanza y un futuro. Si te comprometes con el proceso de recuperación, puedes vencer los obstáculos, el miedo y el sufrimiento”.
Aunque Caine es una prominente predicadora con una megaiglesia australiana, la Campaña A21 no es sólo para cristianos y el equipo del refugio no trata de convertir a ninguna de las víctimas.
Aunque pocas personas se manifestarían públicamente a favor de la trata de personas, nosotros apoyamos la explotación diariamente con nuestras elecciones como consumidores, destacó Caine.
“Pasa cuando el mundo cierra los ojos y finge que nada está ocurriendo. Queremos muchos bienes y servicios y no queremos pagar por ellos, pero deben venir de algún lado”.
Muchos productos son baratos porque son hechos por niños de cinco años que trabajan jornadas de 19 horas al día sin ningún sueldo, señaló Caine.
“Cuando ya no te importa el proceso de cómo llega un producto a tus manos y sólo te interesa el resultado final, entonces cierras tus ojos a la realidad”.
Conciencia a nivel local
La Campaña A21 tiene casi 16,000 seguidores en Twitter y en Facebook cuenta con más de 46,000 miembros.
La página web de A21 enlista 21 cosas que los individuos pueden hacer para combatir la trata de personas y ayudar a las víctimas. Incluye comprar productos de comercio justo, ofrecerse de voluntarios, cabildear con políticos, así como organizar recaudaciones de fondos y grupos de concientización. Un grupo de este tipo es el Tigers Against Trafficking de la Universidad Estatal de Lousiana.
El primer evento de recaudación y concientización de este grupo fue un maratón de 5 kilómetros; los miembros del grupo se hubieran conformado con 10 personas que se hubieran inscrito, pero se sorprendieron cuando llegaron 360 participantes, dijo la estudiante de cuarto año de la Universidad de Lousiana, Natalie LaBorde, cofundadora del grupo en el 2009.
Ese primer esfuerzo recaudó 10,000 dólares para la Campaña A21, afirmó. Hubo otros eventos con la participación de 75 a 100 voluntarios en cada uno, comentó LaBorde.
“Me apasiona A21. Es como mi otra familia”, agregó.
LaBorde se involucró en el movimiento mientras trabajaba en otros programas de Caine en Australia. Estaba allá cuando Caine regresaba después de haber visto los pósters en el aeropuerto de Grecia y llevó a cabo algunas de las primeras investigaciones que llevaron a la creación de la Campaña A21, afirmó.
LaBorde regresó a Baton Rouge en 2008 con una nueva misión. “Sabía que tenía que encontrar la manera de vincular a los estudiantes universitarios con esta increíble causa. Lo nuestro es atender el tráfico a nivel global y local”.
Además de A21, LaBorde comentó que Tigers Against Trafficking trabaja con un grupo local llamado Trafficking Hope. Asimismo, Tigers Against Trafficking ha ayudado a estudiantes a establecer grupos similares en cuatro universidades, así como en la Secundaria de Baton Rouge.
“Una de las cosas más emocionantes de Tigers Against Trafficking es ver cómo se mantiene” después de que LaBorde y los otros fundadores se graduaron. LaBorde quiere ser una abogada defensora de derechos humanos.
Caine: no trates de hacer todo.
Caine dijo que estuvo en la corte recientemente durante el juicio de un traficante. El juez le preguntó al acusado por qué se involucró en la trata de personas.
“La gente es mucho más fácil de traficar que las drogas”, contestó. “Las sentencias son mucho menores, además, tan sólo los pateas y harán lo que les digas”.
“No puedo creer que alguien piense de esa manera”, dijo Caine. “Ese es el lado oscuro, el lado de la maldad. Pero creo que la gran mayoría de la gente consideraría que eso es maldad y dirían que tenemos que evitar que ocurra”.
“Mi trabajo es poner las herramientas en las mano de la gente y decir: sí, juntos podemos evitar que esto suceda”.
“Con frecuencia pienso, que no podemos hacer todo y terminamos paralizándonos. Y entonces no hacemos nada. Pero si entendemos que no podemos hacer todo pero que todos debemos hacer algo y cada quien descubre qué es lo que puede hacer, nos daremos cuenta de que juntos podemos hacer una gran diferencia y evitar que esta situación continúe”.