Ciudadana siria: ¿Por qué nos está matando nuestro presidente?
“Sé que Dios creó a los seres humanos para vivir en este mundo de manera liberal. ¿Por qué un solo hombre y su familia controlan a toda esta gente?”, pregunta la joven de 22 años con una voz envuelta en miedo y enojo.
Ella está amontonada en una minivan con su familia y amigos, y pide que le llamemos Nour. No es su verdadero nombre, pero está aterrorizada de las repercusiones de ser identificada.
Nour es graduada en literatura inglesa y está esperando su primer hijo. Lo único que quiere, comenta, es ser libre y que le permitan vivir su vida.
Su ira está dirigida al presidente sirio Bashar al-Assad y sus aliados, quienes han desplegado un operativo militar en la región. El régimen afirma que está combatiendo a terroristas, pero la gente que ha huido de la violencia dice que los blancos son civiles y manifestantes que apoyan la democracia.
A pesar del repetido rechazo de parte del gobierno sirio para otorgarle permiso a CNN y a otros medios de comunicación internacionales para entrar al país, el martes pasado un equipo de CNN cruzó la frontera turca hacia el noroeste de Siria durante algunas horas .
Nour llegó a este rudimentario campamento ubicado en la frontera turca porque dice que si se queda en casa, morirá.
“Vine aquí, esta situación es muy difícil. Estoy embarazada y no puedo soportar estas cosas, voy a tener un colapso nervioso”, afirmó.
Sus manos tiemblan mientras habla sobre lo que ha visto en su hogar, Latakia, cuando fuerzas de seguridad sirias dispararon contra manifestantes desarmados.
“Nuestra casa tiene una ventana y le estaban disparando”, comentó. “Si hubiera estado durmiendo bajo la ventana me hubiera perdido y hubiera muerto. Bajamos arrastrándonos hacia la cocina”.
El gobierno sirio ha insistido que simplemente está atacando a grupos armados. Los activistas afirman que eso es una mentira para justificar su brutal operativo. El viernes, activistas y testigos informaron que los ataques del gobierno fueron particularmente sanguinarios.
Ese día, Nour dice que un abogado fue ejecutado por el ejército en frente de ella, aparentemente sin ninguna justificación.
“Él no quería ir a la manifestación, sólo quería visitar a su hermana. Y lo mataron. La gente lo llevó al hospital y lo regresaron muerto”.
Asimismo, Nour comenta que no puede quitarse la imagen de su auto con sangre escurriendo. Ahora ella espera llegar a Turquía, donde aunque estará lejos de casa, al menos estará segura.
Al menos 8,400 refugiados han llegado a Turquía, según la dirección administrativa de desastres y emergencias de esa nación.
Cientos más han decidido acampar del lado sirio de la frontera. Algunos esperan noticias de sus seres queridos que desaparecieron en medio del caos. Otros temen las consecuencias de cruzar la frontera y esperan que la situación cambie para poder regresar a casa.
Familia tras familia comparten historias similares. La mayoría de las que se encuentran aquí huyeron del operativo militar en Jisr al-Shugur y las aldeas aledañas .
Lonas colgadas entre árboles o levantadas con ramas son casi todo lo que tienen para refugiarse.
En una de ellas nos encontramos a cinco familias con cerca de 30 integrantes, todos acurrucados. Nos comentan que se vieron obligados a pasar la noche entera parados, después de que un aguacero enlodó la tierra.
Mohammed Merri tienen una clínica improvisada con provisiones que trajo consigo desde una farmacia en Jisr al-Shugur. Se queda en el lado sirio de la frontera para ayudar a los que lo necesitan, pero dice que lo que realmente les está brindando es ayuda psicológica. Él no cuenta medicamentos para ayudar más.
“Mi mayor problema son los niños y la gente con problemas cardiacos. No tengo cura para eso”, afirmó.
Bajo otra lona encontramos a una mujer que solicitó no ser identificada, lamentando que las fuerzas de seguridad sirias quemaran los campos de su familia y destruyeran sus hogares.
Esta gente cree que fue parte de una campaña para castigar a la población por atreverse a retar al régimen .
Un hombre con el que hablamos señala a su hija de 10 años y dice: “Sólo porque se atrevió a manifestarse y pedir libertad, firmó su sentencia de muerte”.
Al concluir nuestra conversación con Nour, ella pregunta: ¿Por qué nos está matando nuestro presidente? ¿Por qué matar a nuestros hermanos y hermanas o llevándolos a prisión? ¿Por qué? Es lo único que me gustaría preguntarle”.