En España descubren una red que esclavizaba a sus empleados
Usan playeras de futbol, camisetas, pantalón de mezclilla y tenis. Parecen clientes normales que toman una cerveza en el bar de la esquina, pero esa habilidad de pasar desapercibidos es clave en su rol para pelear en contra de la trata de personas .
Ellos son los hombres y mujeres de una unidad élite de trata de personas en la región de Cataluña, España, y deben hacer que las personas clave en los grupos criminales confíen en ellos.
La región es abundante en traficantes. Barcelona, su ciudad más grande y uno de los destinos turísticos favoritos en Europa, provee de un manto que oculta a los delincuentes, quienes llevan a sus víctimas con visas de turistas.
Las organizaciones criminales de gran escala de Europa del Este, África y China están poniendo fábricas, trayendo a gente a España bajo el engaño de darles un trabajo, luego quedándose con sus pasaportes y obligándolos a laborar en condiciones horrendas, ya sea en prostitución o explotación laboral.
La unidad encubierta de Mossos d'Esquadra, la cual formalmente se llama Unidad Central en Contra de la Trata de Seres Humanos, está muy ocupada.
El subinspector Xavier Cortés ayudó a crear la unidad en 2007, y dice que es complejo enfrentarse a organizaciones criminales masivas.
"Las técnicas de investigación son diferentes que una investigación criminal regular, como resolver un robo", dice Cortés, el oficial de alto rango de la unidad quien no trabaja encubierto y está cómodo en revelarle su identidad a CNN.
"Para investigar a organizaciones criminales, lo que puedes hacer es resolver el crimen. Debes localizar y desmantelar la organización. Conoces a los miembros, cómo viven, como interactúan y cómo está organizado el grupo. De dónde procede el dinero y a dónde va, todo esto tras muchas, muchas horas de análisis y trabajo operativo".
Otro reto, dice Cortés, es infiltrar a los grupos para saber más de ellos.
"Considerando la gran mayoría de casos, las organizaciones criminales que trafican con personas en Cataluña son de países extranjeros, es casi imposible que agentes se infiltren en ellos".
Aquí es cuando el uso de informantes se vuelve conveniente. El caso más grande de la unidad, un caso chino de trabajo forzado que involucró 80 fábricas, llegó cuando dos hombres que estaban cansados de su ambiente laboral decidieron denunciarlo. Uno había sido apuñalado en la mano cuando intentó juntar evidencia.
Lo que empezó como una queja de dos hombres terminó en un caso tan grande, que tomó tres años para revelar la red masiva de explotación y hasta ahora enfrentará a las Cortés españolas.
"Fuimos al lugar en donde nos dijeron que estarían las fábricas con bienes, confirmamos la existencia de dichas fábricas y a partir de aquí dimos una serie de pasos que nos llevarían a ver si, como fue declarado, había nexos entre todas estas fábricas", explica Cortés.
El proceso fue complicado. Ochenta fábricas, todas supuestamente relacionadas de alguna forma.
La unidad de tráfico de personas necesitaba averiguar quién estaba a cargo de cada fábrica, y qué estaba pasando realmente adentro de éstas. Empezaron a vigilar, primero tocando afuera de las fábricas.
"Para que así viéramos cuál era el ritmo de la actividad, cuántos trabajadores estaban adentro o si podían o no salir de las fábricas", dijo Cortés.
Agentes encubiertos fueron enviados, haciéndose pasar como clientes que buscaban mano de obra barata. Dicen que encontraron a algunos trabajadores cuasi desnudos mientras tejían ropa, las condiciones en estas fábricas eran extremadamente calurosas.
Luego de varios meses de juntar evidencia, un juez estuvo satisfecho de que la unidad tuviera suficiente información para movilizarse en la liberación de víctimas.
En la redada simultánea más grande de Mossos d'Esquadra, 900 oficiales se movilizaron en las 80 fábricas.
Las condiciones que encontraron fueron desconcertantes. Colchones recargados en contra de las paredes, listos para darle unas cuantas horas de sueño a los trabajadores antes de volver a trabajar. Algunas camas estaban escondidas detrás de libreros. En algunos casos los trabajadores comían, dormían, trabajaban y a veces usaban el baño en el mismo cuarto.
Cortés dijo que la operación liberó a 450 víctimas.
"Una de las cosas más importantes que pudimos obtener de la liberación de las 450 personas , fue que 40 % nos dijo, en declaración, que fueron sujetos a un pago en forma de deuda y que la deuda tenía la condición de forzarlos a trabajar en esas fábricas", dijo.
Sin embargo la liberación de las víctimas no fue el final del caso.
Cortés y su equipo luego tuvieron que probar que todas las fábricas estaban relacionadas, quién pagaba las cuentas, quién era directamente responsable de violar los derechos de los trabajadores. Y quién estaba al mando de toda la organización.
Cortés explica que fue un proceso complicado. "Podíamos ver que el jefe de esta fábrica en ese momento era dueño de una camioneta usada por cuatro fábricas para llevar su ropa. Pero a la vez, el que tenía el seguro del vehículo era responsable de otra fábrica, y de mismo modo esa fábrica era responsable de pagar el agua de tres de las fábricas en otra área del pueblo".
Luego de tres años de investigación y juntar evidencia, 150 personas fueron arrestadas. El caso está en la fase de juicio y todos los acusados se declararon inocentes.
Tan grande como fue la operación de trabajo forzado chino, todavía hay casos más escandalosos para la unidad de tráfico de personas.
La prostitución en Cataluña es uno de los problemas más grandes en la región y los ha llevado a algunos de los casos más deprimentes.
Cortés dice que ha visto a mujeres con siete meses de embarazo, obligadas a prostituirse, paradas de 10 a 12 horas a lado de una carretera sin acceso a un cuidado médico.
El peor caso que ha visto Cortés involucra a una chica que encontraron casi muerta en la calle. Los investigadores supieron que había sido encerrada en un cuarto durante dos años y que tenía hepatitis por tener sexo sin protección.
Su hallazgo los llevó a detener a un grupo de prostitución albanés, pero lo que motiva a Cortés y su equipo son las víctimas.
Ellos trabajan a todas horas, sacrifican sus vidas en el hogar y persiguen la evidencia en las investigaciones largas.
Es una dedicación que une a hombres y mujeres mientras lidian con algunos de los casos más difíciles del crimen organizado.
Con los traficantes que cambian de métodos rápidamente luego de cada detención, los oficiales encubiertos tienen más casos por delante, escondiéndose y ganándose la confianza para asegurar acusaciones.