Miles de refugiados somalíes huyen al campamento más grande del mundo
Cientos de refugiados somalíes llegaron aquí en busca de comida, agua, refugio y esperanza. Ellos están entre los 4,000 a 5,000 somalíes que llegan cada semana a este complejo de tres campamentos de refugiados en la provincia del noroeste de Kenia, casi el doble de la tasa de hace un año.
Para muchos, su llegada al campamento de refugiados de Dadaab, marca el final de un viaje de muchos kilómetros a pie durante varios días en el calor abrasador. Varias personas dijeron que habían abandonado a lo largo del lado de la carretera a amigos y familiares demasiado débiles para seguir. Ellos dijeron que ignoran cuál fue su destino.
Aquellos que pudieron pagar la tarifa -cerca de 40 dólares por persona- son llevados en automóvil de la frontera, a unos 80 kilómetros de distancia. Pero la mayoría hace el viaje a pie. A su llegada, muchos dicen que no han tenido nada que comer durante días.
Aquellos que llegan al campo en la noche esperan afuera de sus puertas hasta el amanecer, cuando comienza el proceso de ingreso.
Aunque julio suele ser un momento difícil en esta parte del mundo, los socorristas dicen que este año ha sido peor comparado con otros previos. Las organizaciones de ayuda no han podido entregar la principal ayuda de comida directamente a Somalia, que ha sido azotada por la sequía y la inestabilidad política.
Poco antes del mediodía, la gente seguía esperando para entrar a la recepción del campamento, y muchos más se han sumado a la línea.
"Podríamos haber muerto si nos quedábamos", dijo Mohammed Mahmoud, un refugiado somalí que apareció demacrado y cansado. "Si morimos o vivimos, está en manos de Dios. Sin embargo, la sequía destruyó todo lo que tengo, por eso he venido aquí para seguir con vida".
A su llegada, a él y los otros se les dio un suministro para dos semanas de harina de maíz, harina, frijoles, aceite, azúcar y sal . Sin embargo, puede tardar un mes antes de completarse su registro y sus dos semanas de suministros deberán ser respuestos, dijeron somalíes e integrantes de Médicos Sin Fronteras.
En un hospital cercano, tres médicos atendían desde el lunes a casi 150 pacientes, la mayoría de los cuales compartió un diagnóstico que sobrepasó su capacidad para tratarlos.
"En su mayoría están desnutridos con complicaciones o desnutridos, con problemas serios de salud también", dijo el Dr. Edward Chege, director del hospital y miembro de Médicos Sin Fronteras. "Es demasiado trabajo para las pocas manos que tenemos".
Llamó por más personal, más recursos y más espacio. "Esta es realmente la peor sequía que ha ocurrido en muchas décadas", dijo. "No hemos visto cantidades como estas".
Chege dijo que era difícil ver tal sufrimiento. "Ellos no sólo han perdido todas sus pertenencias, sino que están a punto de perder la esperanza", dijo.
"Estamos viendo algunos casos, particularmente los pobres", dijo Roger Naylor, un funcionario del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. "Quiero decir, las personas evidentemente caminan largos trayectos. Una gran cantidad de los recién llegados son niños pequeños, y ese es un largo camino para ellos. Si nos fijamos en el estado de sus pies, pueden verse los moretones. Usted lo nota por la cantidad de lodo acumulado de dónde han caminado".
Él también pidió más ayuda: "agua, alimentos, abrigo y atención médica en la misma cantidad ... y necesitamos espacio", dijo. "Necesitamos el espacio para que las personas se asienten y reciban esos servicios".
Sin embargo, las agencias de ayuda dicen que aquí no tienen fondos suficientes y están abrumado. Agencias de la ONU de ayuda dicen que han recibido sólo la mitad del dinero que necesitan.
El complejo de estos campos de refugiados fue diseñado para albergar a decenas de miles de personas. Esa cifra se ha superado con creces y se acerca ahora a 500,000, lo que hace de Dadaab, el campo de refugiados más grande del mundo.
Los niños cargan con el peso de las aflicciones. Norea, de 2 años, no pesa más que un recién nacido. Aden, demasiado enfermo para comer, se alimenta a través de un tubo.
Y los refugiados siguen llegando. "Cuando llegan, pueden haber traído algunos suministros con ellos", dijo Chege. "Pero tan pronto como se quedan sin alimentos para cubrir necesidades básicas es cuando llegan al hospital".
Los que establecieron un campamento en las afueras de los campos tienen que caminar kilómetros para conseguir agua y esperar días por comida. Pero dicen que incluso es mejor que soportar el horror que han dejado atrás.
Cediendo a la presión del exterior, el gobierno de Kenia ha dicho que permitirá que un cuarto campamento, el Ifo 2, abra pronto, pero no ha fijado una fecha. Aunque el campamento está mejor equipado que los otros, se encuentra vacío. Los funcionarios del gobierno culparon de la demora a los problemas de seguridad, pero los trabajadores humanitarios acusan al gobierno de arrastrar los pies, para no atraer a más somalíes al país.
Somalia está luchando contra su peor sequía en 60 años. A principios de este mes, Al-Shabaab se comprometió a levantar la prohibición y permitir que las agencias de ayuda tengan acceso a las zonas bajo control de los rebeldes para evitar un desastre humanitario.
El representante de Al-Qaeda prohibió a las organizaciones extranjeras de ayuda a operar en el país en 2009, acusándolos de ser antimusulmanes.
Las agencias de ayuda estiman que 10 millones de personas están en riesgo de hambruna en Kenia, Djibouti, Uganda, Somalia y Etiopía .
El conflicto en Somalia se suma al problema mientras que las fuerzas del gobierno batallan contra opositores al gobierno en la capital, Mogadishu. La nación del Cuerno de África no ha tenido un gobierno efectivo desde hace dos décadas.