En medio de la hambruna, somalíes regresan a la ciudad de la que huyeron
La guerra forzó a decenas de miles de somalíes a dejar su capital, Mogadishu. Pero la hambruna los trae de vuelta. Somalíes hambrientos y enfermos están saliendo de sus hogares ubicados en las zonas sureñas que han sido azotadas por la hambruna , en busca de alimento, agua y medicina.
Según cifras de la ONU, al 18 de julio más de 50,000 personas llegaron a Mogadishu, una ciudad destruida tras dos décadas de conflicto. La agencia de refugiados de la ONU lo describió como una “afluencia sin precedentes” a una ciudad que fue notoria por su éxodo.
La gente está volviendo a una ciudad donde el sonido de balas era tan común como el del encendido de un auto; donde historias de desmembramientos y ejecuciones, así como otras atrocidades en las colonias, impiden cualquier tipo de gobernabilidad.
Es extremadamente difícil llevar ayuda a Mogadishu . Sin embargo, las personas que no tienen nada que perder esperan tener suerte en campamentos de alimentación de grupos de caridad y de la agencia de alimentos de la ONU.
La directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés), Josette Sheeran, reconoció la grave necesidad de llevar alimentos al sur de Somalia, donde el grupo vinculado con Al-Qaeda, Al-Shabaab, impuso recientemente una prohibición a las agencias de asistencia.
El WFP incrementará sus esfuerzos y empezará a llevar alimentos vía aérea en los próximos días para intentar atender a los 2.2 millones de personas del sur, destacó Sheeran.
En Mogadishu , los grandes campamentos de alimentación están repletos de personas, principalmente mujeres y niños.
Huma Isaac tiene más de 80 años de edad –no sabe su edad exacta- y viajó 400 kilómetros para llegar al campamento de Mogadishu. Se sintió afortunada de haber conseguido un aventón para avanzar un tramo del camino. Muchas personas hicieron el viaje entero a pie.
Según Huma, su esposo murió de hambre. Eso fue lo que la hizo sentirse obligada a regresar a la ciudad de la que alguna vez huyó para mantener a sus hijos con vida.
Mujeres desesperadas asediaron el auto de un reportero de CNN en la ciudad. “Por favor, ayúdennos”, rogaba una de ellas. “Estoy enferma”.
Un gobierno débil y de transición que cuenta con el respaldo de la ONU controla partes de Mogadishu. Al-Shabaab es el rey de todo lo demás. Ambas partes se han visto envueltas en una amarga y brutal guerra para controlar esta pobre nación del Cuerno de África, uno de los factores que llevaron a la ONU a declarar el estado de hambruna .
Agencias de asistencia internacionales han estado solicitando apoyo durante meses mientras la peor sequía en medio siglo ha causado que las cosechas no prosperen y que el ganado muera. La confederación internacional para erradicar la pobreza, Oxfam, culpó a las naciones donantes por ignorar las súplicas de Somalia.
Otro país hubiera podido sobrellevar la situación de mejor manera, pero la tormenta perfecta azotó a Somalia, señaló Patrick Webb, experto en seguridad alimentaria de Escuela de Ciencias y Políticas de Nutrición de la Universidad de Tufts.
“No es una cosa u otra la que ha salido mal”, dijo Webb. “Esto representa un fracaso catastrófico de todos los sistemas de los que la gente depende para sobrevivir”. Llevar alimentos a la gente es un reto enorme en un país que se considera un Estado fallido por sus indicadores sociales y económicos.
“Nos encontramos con cientos de miles de personas al borde de morir de hambre pero no hay ninguna autoridad central con la que podamos negociar para tener acceso a esa gente”, dijo Joel Charny, vicepresidente de políticas humanitarias de InterAction, una alianza de agencias de asistencia estadounidenses.
En una época, las agencias globales podían operar en Mogadishu, pero la escala de la violencia en los últimos años provocaron su salida. Y además de los obvios problemas de seguridad, la confianza se volvió un problema, destacó Charny.
Charny señaló que en otros países, las agencias de asistencia podían negociar su capacidad de trabajar en determinada zona, para obtener la autorización de tener acceso directo a la gente necesitada. Charny se detuvo casi al punto de llamar anárquica a Somalia, pero dijo que los trabajadores asistenciales tenían pocas garantías para consolidar algún acuerdo.
Muchas organizaciones de asistencia han combatido con las percepciones locales de que no están ahí para reforzar la agenda antiterrorista de Estados Unidos. “Es difícil ganarse la confianza que necesitas para trabajar”, agregó Charny.
Al-Shabaab ha sido mucho menos hostil con las organizaciones de caridad islámicas. El grupo con sede en Arabia Saudita, Organización de Cooperación Islámica, espera llevar más grupos de asistencia bajo su cobijo. Una delegación de la OCI visitó Mogadishu el miércoles para discutir la entrega de más comida y minimizar la falta de ayuda.
Aunque Mogadishu es uno de los lugares más difíciles para recibir ayuda, la gente está llegando a la ciudad en medio de la peor crisis alimentaria en décadas. “La situación es muy grave, las condiciones son muy difíciles”, dijo el jeque Shrarif Sheikh Ahmed, presidente de Somalia. “Estamos solicitando que la comunidad internacional ayude a los somalíes, a aquellos dentro de Somalia y las fronteras.
Solicitamos ayuda rápida de manera urgente”.
En un campamento de alimentación, Amina, de tan sólo seis meses de edad, estaba junto a su hermano de dos años, Bakr, quien está demasiado débil como para pararse, esperando que algo detenga el dolor de su estómago. La fila detrás de ellos está creciendo de manera sostenida.