Una abuela ayuda a mantener a los niños de Chicago fuera de las calles
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CHICAGO (CNN) — En Roseland, una de las colonias más peligrosas de Chicago, muchos residentes se quedan en sus casas para protegerse de la proliferante violencia de las bandas.
Sin embargo, una abuela abrió su puerta e invitó a entrar a los miembros de las pandillas.
"Dicen que estoy loca porque dejo entrar a chicos que ni siquiera conozco", dijo Diane Latiker, de 54 años. "Pero ahora conozco a los chicos. Y conoceré a la nueva generación".
Desde 2003, Latiker ha conocido a más de 1,500 jóvenes a través de su programa comunitario sin fines de lucro, Kids Off the Block (Niños fuera de las calles). Ella espera que al brindarles apoyo y refugio, también lleve esperanza a una comunidad en crisis.
"Estamos perdiendo una generación por la violencia", dijo Latiker, quien inició el programa en la sala de su casa.
Según las escuelas públicas de Chicago, 140 de sus estudiantes han sido heridos de bala desde que comenzó el año escolar en septiembre.
"¿Cómo es que un niño puede conseguir una pistola tan fácilmente como conseguir un chicle? Es así de preocupante", dijo Latiker, madre de ocho y abuela de 13, quien ha vivido en Roseland durante 22 años.
Comentó que fue "joven y tonta" al dejar la escuela y tener siete hijos cuando sólo tenía 25 años. Pero asegura que a los 36 años, su vida dio un giro: se casó nuevamente y obtuvo su certificado de preparatoria. Asimismo, dio a luz a su octavo hijo, Aisha.
Esta vez, estaba determinada a hacer las cosas bien.
Cuando Aisha llegó a la adolescencia en el 2003, Latiker estaba preocupada de que Aisha y sus amigos se unieran a alguna banda. Después de todo, los miembros de pandillas vivían en la misma cuadra y no había muchas actividades seguras para los adolescentes.
"Empecé a llevar a Aisha y a sus amigos a nadar, al cine o lo que fuera", dijo Latiker.
"Mi madre vio esto y me dijo: Diane, ¿por qué no haces algo con los niños? Les simpatizas y te respetan".
Latiker estaba dudosa al principio. Quería estar centrada en ser una abuela y reconstruir sus relaciones con sus hijos más grandes. Pero después de pensar y rezar al respecto, decidió utilizar su facilidad natural para compenetrarse con los jóvenes.
"Los invité a mi sala", comentó. "Todos empezaron diciendo: yo quiero ser doctor. Yo quiero ser rapero. Yo quiero ser cantante. No querían estar deambulando por las calles, querían involucrarse en algo".
Latiker les dijo que su casa estaba abierta las 24 horas del día, los siete días de la semana. Podrían llegar a comer, recibir ayuda para sus tareas o simplemente para hablar sobre sus deseos, sueños y temores. En ese momento, nació Kids Off the Block.
"No importa de dónde vengan ni lo que hayan hecho. Hemos tenido a seis bandas diferentes en mi sala al mismo tiempo… Pero ese era el lugar seguro. ¿Y sabes qué? Lo respetaban".
Al ver un cambio positivo en varios de los chicos, renunció a su empleo como cosmetóloga para concentrarse en ellos de tiempo completo. Implementó sesiones de asesoría con maestros y educadores retirados. Brindaba entrenamiento para entrevistas de trabajo y oportunidades para jugar futbol, basquetbol y futbol americano.
Latiker y los voluntarios también comenzaron a llevar a los chicos a excursiones a museos, cines, pistas de patinaje, parques acuáticos y eventos deportivos profesionales.
En 2004, el grupo comenzó a viajar a otras ciudades en todo el país, incluyendo Detroit y St. Louis, con la finalidad de que platicaran con los jóvenes de esas ciudades.
Estas experiencias "les hacían saber que hay algo más allá de su cuadra", destacó Latiker.
Latiker ha hecho muchos sacrificios personales en el camino. Vendió la televisión de la familia para invertir dinero adicional en el programa y renunció a su juego de comedor para instalar un cuarto de computación.
"Nos mudamos al comedor y luego a una de mis habitaciones", señaló Latiker. "En cierto momento tuvimos a 75 jóvenes en mi tres cuartos".
En el 2008, justo cuando pensó que su hogar llegaría al tope, recibió la visita de donadores potenciales. Impresionados, varios de ellos invirtieron su dinero para comprar un autobús para el programa. Pero unos días después, Latiker se enteró de que el edificio de al lado estaba a la venta, por el mismo precio que el autobús.
"Recé por ello y finalmente llamé a los donadores y les pregunté si en lugar del autobús, el dinero podría invertirse para adquirir el edificio".
Sus oraciones fueron respondidas. El edificio era de ella y Kids Off the Block abrió las puertas de su nueva sede el 15 de julio de 2010.
"Lo llamamos el Centro Comunitario KOB e invitamos a todos, a toda la juventud de la comunidad", agregó Latiker.
Con 301 miembros provenientes de Roseland, Latiker dijo que el centro ha llevado al alcance comunitario "a otro nivel". Diariamente, de 30 a 50 personas acuden al centro por asesoría, consejos o actividades como deportes, teatro, danza y música.
"KOB" atiende a personas de 11 a 24 años, pero el 80% de los integrantes del programa son hombres, destacó Latiker.
Latiker pone énfasis en actividades dirigidas a los hombres, ya que ellos son los que más perpetran o enfrentan la violencia en las calles.
Maurice Gilchrist, de 15 años, es un adolescente que le da crédito a Kids Off the Block por reencaminar su vida. Gilchrist se unió a una pandilla cuando tenía 12 años y afirma que su vida en la banda implicaba cuidarse las espaldas todos los días. "Siempre atacábamos a la gente, robábamos todo".
Gilchrist descubrió Kids Off the Block cuando fue a la casa de Latiker después de salir de la escuela con un amigo, el nieto de Latiker. Ahí, Gilchrist se conectó con otro de su misma edad, comió pizza, hizo su tarea y platicó con Latiker, quien lo invitó a unirse al grupo.
Actualmente, las calificaciones de Gilchrist han mejorado y tiene aspiraciones de jugar futbol americano en la universidad. Sin Latiker y su programa, "estaría encerrado, golpeado en algún hospital o muerto. Tú dices, ahí estaría. La señora Diane cambió mi vida. La amo por eso", dijo Gilchrist.
Para Latiker, abrir la puerta de su casa fue el primer paso hacia el cambio. Y espera que otras personas sigan su camino.
"Si saliéramos a las calles, cambiaríamos muchas cosas. Si esta comunidad fue alguna vez vibrante y segura, ¿cómo llegamos a este punto? Porque la gente empezó a quedarse dentro de sus casas".
Para ayudar a "sacudir a la comunidad" para actuar, Latiker instaló un monumento conmemorativo de piedra en frente del centro comunitario para todos los jóvenes que han perdido sus vidas por la violencia desde el 2007.
Hay 220 piedras alineando el monumento, cada una representa una víctima. Latiker señala que aún les falta colocar 150 piedras para completarlo.
A través de sus esfuerzos, Latiker se ha convertido en una voz que los jóvenes escuchan y desearía que muchas personas se tomaran el tiempo para escucharlos.
"Nuestros jóvenes necesitan ayuda", dijo Latiker. "No todos son miembros de bandas. No todos han dejado la escuela. Pero los que sí lo han hecho, necesitan nuestra ayuda. De una forma u otra, algo no está bien. ¿Por qué no les preguntamos sobre ello?".
¿Quieres involucrarte? Revisa la página web de Kids Off the Block en www.kidsofftheblock.bbnow.org y ve cómo puedes ayudar.