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Una exrefugiada se convierte en heroína de cientos de huérfanos afganos

Farid, tras vivir una infancia devastadora, fundó una organización para crear orfanatos seguros para el cuidado de niños afganos
sáb 05 noviembre 2011 10:10 AM
Andeisha Farid
Andeisha Farid Andeisha Farid

Afganistán ha sido considerado el peor lugar para un niño. Uno de cada cinco morirá antes de cumplir cinco años, según la UNICEF. Más de 600 mil duermen en las calles. Más de dos millones son huérfanos. Pero hay una mujer intentando mejorar las vidas de los huérfanos afganos y cambiar las estadísticas.

Andeisha Farid, de 28 años, fundó en el 2008 la Organización para el Cuidado y Organización de Niños Afganos en Kabul para crear orfanatos que fueran ambientes seguros, espacios de aprendizaje y caminos hacia el futuro.

Desde Kabul, Farid platicó con CNN sobre su devastadora infancia, el enseñar a los niños sobre la tolerancia y los problemas de seguridad de la vida en Afganistán.

CNN: ¿Cómo se te ocurrió la idea de abrir un orfanato? ¿Qué te inspiró?

Farid: Crecí en campamentos de refugiados en Irán y Pakistán. He visto la miseria, dolor, pobreza extrema, guerra y hambre. Sé lo que es no tener nada. La idea de abrir un orfanato se me ocurrió después, cuando estaba en la universidad en Paquistán. Vi a niños de la calle rogando por comida. Era desgarrador.

Empecé con 20 niños en una pequeña casa en Islamabad y una maravillosa pareja que los cuidaba. El plan también era asegurarnos de que los niños regresaran a la escuela. Cuando vi lo rápido que evolucionaban por estar en la casa e ir a la escuela, me di cuenta que debía hacer más que alimentar y brindarle techo a estos niños. Quería armarlos con un sentido de seguridad, con educación y eventualmente, independencia.

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Estaba segura de que si los criamos y educamos adecuadamente, si les damos la oportunidad de ser doctores, ingenieros o futuros líderes, pueden retribuirle a Afganistán. Es lo que necesitamos desesperadamente.

CNN: Hablemos de tu infancia. Claramente, eso tuvo un gran impacto en ti y en lo que serían tus sueños y metas futuras.

Farid: Yo nací en Afganistán en 1983. El día que nací, mi aldea se convirtió en escombros por los ataques aéreos soviéticos. Emigramos a Irán y nos asentamos en un lejano campamento de refugiados. La ciudad más cercana estaba a tres horas. No había nada ahí. La gente del campamento no tenía acceso a una clínica, escuela, ni siquiera a agua potable. Teníamos que caminar kilómetros para conseguir agua.

Había una gran sensación de pérdida y desesperación. Vi morir a mujeres al dar a luz y a niños morir de diarrea, situaciones que podrían haber sido evitadas fácilmente si hubieran tenido acceso a una clínica.

Vivimos en ese campamento durante algunos años, antes de que mi familia decidiera regresar a Afganistán en 1992. El viaje de regreso a casa fue trágico.

La policía fronteriza iraní abrió fuego contra nuestro auto. Mi hermano de 12 años recibió un disparo y murió. Mi padre y mi hermana de tres años resultaron heridos. Perder a mi hermano fue devastador.

Cuando regresamos a nuestra aldea en Afganistán, no quedaba nada. Todo había sido destruido. Sólo unas cuantas familias estaban viviendo ahí, rodeados de minas terrestres. El país estaba hundido en una guerra civil. La infraestructura del país se había colapsado. La mujeres no estaban seguras; muchas fueron secuestradas y violadas en grupo. Los niños estaban muy vulnerables. Eran víctimas de tráfico infantil, abusos y explotación.

CNN: Algunos de estos niños han presenciado o vivido situaciones traumáticas. Algunos han perdido a uno o a ambos padres… Y puede que se sientan molestos o frustrados con su pasado. ¿Cómo le haces para que el extremismo sea una opción poco atractiva? ¿Qué le dices a estos niños que han sufrido tanto para darles esperanza?

Farid: Para mí, la clave es la educación. La misma educación para niños y niñas. Los jóvenes son reclutados por los talibanes por la pobreza y falta de educación. Creemos en las libertades básicas que todo ser humano disfruta. No obligamos a ningún niño a rezar o no rezar, ayunar o no ayunar. Nuestro lema es respetar a todos sin importar el género, idioma, religión, raza o color.

Tenemos a niños de todo Afganistán y de diferentes grupos étnicos. Todos viven juntos. Se dan cuenta de que todos son iguales. Queremos que nuestros niños y niñas crezcan en un ambiente seguro y asegurarnos de que nada les sea impuesto. Cuando vienen a nosotros, la mayoría de estos niños están listos para enterrar su pasado y seguir adelante.

CNN: ¿Cómo financiaste tu idea y convertiste este sueño en realidad?

Farid: Empezamos colaborando con un grupo sin fines de lucro, Charity Help
International. La idea era financiar a todos los niños con patrocinios. Acutalmente, tenemos cerca de 650 niño y 11 orfanatorios en Afganistán y Paquistán.

Esperamos que todos los niños sean patrocinados por generosas contribuciones de particulares en todo el mundo. Muchos niños aún no tienen patrocinadores. Algunos de nuestros dedicados voluntarios también nos han ayudado con clases de música y la biblioteca.

CNN: ¿Cuéntanos sobre los problemas de seguridad?

Farid: Cuando vives en Afganistán, siempre hay preocupación por la seguridad de los niños y nuestro personal. Tenemos guardias de seguridad que escoltan a los niños a la escuela. Las niñas van y vienen en una camioneta. Vivimos en un país y sociedad dominada por hombres, por lo que cuando promovamos la igualdad de género, cuando le demos oportunidades a las niñas para convertirse en músicas o líderesde la comunidad, habrá resistencia.

Muchas de nuestras niñas hablan con orgullo de la igualdad de género. Quieren terminar con la corrupción en el gobierno. Estas jovencitas quieren ser políticas, activistas sociales y periodistas. Para las mujeres, eso no es ni social ni culturalmente aceptado.

CNN: ¿Cómo ha cambiado tu vida el dirigir orfanatos?

Farid: Primero, me he dado cuenta de lo afortunada que he sido al haber recibido una educación a pesar de todo lo que viví. Me da esperanza. Sabía que habían dos opciones para mí: sentarme en la esquina de un cuarto, obedecer a mi esposo y tener hijos o dedicar mi vida a ayudar a niños afganos a obtener el mismo nivel de educación que yo recibí.

Cuando veo a estos niños recomponer sus vidas, me enorgullece y me hace feliz. Mi vida se ha vuelto más dulce y enriquecedora a través del programa. A mis 28 años ya tengo muchas canas, pero es algo que he querido hacer por Afganistán.

Lo veo como una gota en el océano… Todavía hay muchos niños que necesitan ayuda.

¿Quieres participar? Revisa la página web de la Organización para el Cuidado y Organización de Niños Afganos en Kabul en  www.afceco.org  y ve cómo puedes ayudar.

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