Kayongo da jabones reciclados de hoteles a gente necesitada en África
Nota del editor: CNN entregó el pasado 11 de diciembre los reconocimientos a las personas que realizan proyectos a favor de su comunidad. Te presentamos los 10 proyectos más sobresalientes de este año de CNNHéroes.
ATLANTA (CNN) — La barra de jabón que utilizaste una o dos veces durante su estadía en un hotel, ahora podría estar ayudando a niños pobres a luchar en contra de enfermedades.
Derreck Kayongo y su Global Soap Project (Proyecto Global de Jabón), con sede en Atlanta, recolecta los jabones usados de los hoteles en Estados Unidos. En lugar de acabar en los vertederos, estos se limpian y son reprocesados para su envío a naciones pobres como Haití, Uganda, Kenia y Swazilandia.
"Me sorprendió sólo saber cuánto (jabón) se tira al final del día", dice Kayongo. Cada año, cientos de millones de barras de jabón son desechadas en Norteamérica. "¿Estamos realmente tirando tanto jabón a expensas de otras personas que no tienen nada? Simplemente no suena bien".
Kayongo, un nativo de Uganda, pensó en la idea a principios de los 90, cuando llegó por primera vez a Estados Unidos y se hospedó en un hotel en la ciudad de Filadelfia, en Pennsylvania. Se dio cuenta de que su baño se reponía con barras de jabón nuevas cada día, a pesar de ser poco usadas.
"Traté de devolver el jabón nuevo al portero ya que pensé que me estaban cobrando por ello", dijo Kayongo. "Cuando me dijeron que era política del hotel proveer jabón nuevo cada día, no lo podía creer."
Kayongo llamó a su padre -un ex fabricante de jabón en Uganda- y compartió la experiencia.
"Mi papá dijo que la gente en Estados Unidos puede darse el lujo de tirarlo a la basura. Pero me puse a pensar, '¿Qué tal si tomamos algo de este jabón y lo reciclamos, hacemos jabón nuevo y luego lo enviamos a casa para la gente que no puede comprar jabón?'".
Para Kayongo, recolectar jabón es "la primera línea de defensa" en la misión de combatir la mortalidad infantil en todo el mundo.
Cada año, más de 2 millones de niños mueren por enfermedades diarreicas; la población aproximada de San Antonio, Texas. Según la Organización Mundial de la Salud, estas muertes se producen casi exclusivamente entre niños que viven en países de bajos ingresos.
"El problema no es la disponibilidad de jabón. El problema es el costo", afirma Kayongo. "Ganas un dólar al día, y el jabón cuesta 25 centavos. Yo no soy un buen matemático, pero te digo que no voy a gastar 25 centavos en una barra de jabón. Me voy a comprar azúcar. Voy a comprar medicina. Voy a hacer todas las cosas creo que me mantienen vivo."
Kayongo, de 41 años, está familiarizado con el estrés que la pobreza y el desplazamiento pueden crear. Hace casi 30 años, huyó de Uganda con sus padres a causa de las torturas y los asesinatos en masa por el dictador ex militar Idi Amin.
Ver la devastación de su tierra natal le dio forma a su misión, y ese recuerdo aún lo persigue.
"Es un proceso de duelo a largo plazo, que nunca termina", asegura. "Como un niño que viene de la escuela, pasando por los cadáveres durante 10 años…'No es genial', como diría mi hijo. No es bueno. Muchos de mis amigos se quedaron huérfanos, y yo tuve suerte".
Kayongo y sus padres huyeron a Kenia, a donde iban a visitar a amigos y familiares en los campamentos de refugiados y luchaban por sobrevivir- a veces sin necesidades básicas-.
"Lo perdimos todo", dijo Kayongo. "Nosotros no vivimos en los campamentos, pero hemos sacrificado mucho. La gente en una situación peor vivió en los campamentos. El jabón era tan difícil de conseguir, incluso a veces inexistente. La gente estaba tan enferma, simplemente porque no podía lavar sus manos".
Kayongo hizo una transición de la dura vida de un refugiado a convertirse en un graduado universitario, un ciudadano de los Estados Unidos y un coordinador de campo de CARE International, una organización privada de ayuda humanitaria. Pero él no ha olvidado sus raíces; o el hecho de que muchos refugiados en África siguen careciendo de acceso a servicios sanitarios básicos.
"Como un inmigrante y un nuevo ciudadano de este país, me siento muy bendecido de estar aquí", afirma. "Pero es importante que no nos olvidemos de lo que podemos hacer para ayudar a la gente en casa. No es lo suficientemente bueno que nosotros nos quejemos de lo que otras personas no están haciendo por nosotros. Es importante que todos nos agrupemos, pensemos en una idea y la sigamos".
Con el apoyo de su esposa, amigos y hoteles con sede en Atlanta, Kayongo comenzó su Proyecto Global de Jabón en 2009.
Hasta el momento, 300 hoteles en todo el país se han unido al esfuerzo de la recolección, generando 100 toneladas de jabón. Algunos hoteles que participan incluso donan jabones de marca como Bvlgari, que se vende por 27 dólares por una sola barra.
Voluntarios en Estados Unidos recogen los jabones de los hoteles y los envían a la bodega del grupo en Atlanta. Los sábados, los voluntarios de Atlanta se reúnen para limpiar, procesar y empaquetar las barras.
"Nosotros no mezclamos los jabones, ya que vienen con sistemas de pH diferente, diferentes características, olores y colores", dijo Kayongo. "Primero los desinfectamos, luego los calentamos a temperaturas muy altas, se ponen a enfriar y al final lo cortamos en barras. Es un proceso muy simple, pero que involucra mucho trabajo".
Un lote de barras de jabón sólo se libera para su envío una vez que una de sus muestras ha sido probada para agentes patógenos y considerada segura por un tercero, un laboratorio. El Proyecto Global de Jabón luego trabaja con organizaciones asociadas para enviar y distribuir el jabón directamente a las personas que lo necesitan de forma gratuita.
A la fecha, el Proyecto Mundial de Jabón ha proporcionado más de 100,000 barras de jabón para las comunidades en nueve países.
Kenya Relief es una organización que se ha beneficiado de esta iniciativa. El verano pasado, Kayongo entregó personalmente 5,000 barras de jabón al orfanato Brittney's Home of Grace, parte de los beneficiarios de Kenya Relief.
"Cuando estábamos distribuyendo el jabón, yo podía sentir que había mucha emoción, alegría y felicidad", comenta Kayongo, cuyo trabajo ha sido reconocido recientemente por el Consejo de la ciudad de Atlanta, que declaró el 15 de mayo como Día Mundial del Proyecto de Jabón.
"Es un recordatorio del sentido de la decencia. Ellos tienen (a alguien) que sabe acerca de su situación, que está dispuesto a venir a visitarlos ... para ir y decir: 'Lo lamentamos ... Estamos aquí para ayudar'".
¿Quieres participar? Revisa la página web del Proyecto Mundial de Jabón en www.globalsoap.org y ve cómo puedes ayudar.