Breivik, de una juventud "privilegiada" a una tarde de carnicería
El manifiesto de Anders Behring Breivik denota muchísima paciencia.
Aunque el mundo no conocía a Breivik hasta los ataques del viernes 22 de julio , su camino hacia la violencia comenzó en su adolescencia, cuando se formó y creció su aberración por el Islam. El noruego de 32 años esperó años antes de llevar a cabo su vil y confeso ataque que mató a ocho personas tras el bombardeo en el centro de Oslo y decenas más en un campamento juvenil en la cercana isla de Utoya .
Compró una granja como pretexto para conseguir fertilizante para bombas y planeó otros detalles meticulosamente, hasta las fotos de él mismo que quería que se distribuyeran en los medios de comunicación después de su arresto, según escribió en su manifiesto.
Se ha revelado que partes de esta pieza de 1,518 hojas de egolatría fueron extraídas de blogs de derecha y de un manifiesto similar de Ted Kaczynski, el Unabomber , pero el documento muestra la aterradora imagen de un hombre impulsado a la violencia por la “colonización” de Noruega por una religión que compone aproximadamente el 3% de la población.
En el manifiesto, señaló que se unió en el 2002 a los Caballeros Templarios de Europa, un grupo revolucionario que alababa por su “nacionalismo de cruzada”, tras decepcionarse del conservador Partido del Progreso. Culpó a los medios por desdeñar a su partido y denunció a la democracia como una institución.
“La lucha armada parece inútil en este punto, pero es la única manera de avanzar”, destacó Breivik. A pesar de lo que él considera tener una “educación privilegiada”, parece haber comenzado a abrigar un odio hacia los musulmanes desde temprana edad, según el manifiesto, titulado 2083: Una declaración de independencia europea (2083: A European Declaration of Independence).
CNN no pudo verificar de manera independiente si Breivik escribió el documento y las autoridades se negaron a confirmar que el hombre que tienen bajo custodia escribió el manifiesto.
El documento -que ha sido distribuido ampliamente en línea desde la doble masacre de Noruega- comienza con una portada que le atribuye a “Andrew Berwick, Londres – 2011”. Más adelante, en una explicación sobre su interés en la genealogía, rastrea los orígenes de los nombres Anders, Behring y Breivik.
Semillas de odio
Breivik se unió al movimiento hip-hop de Oslo a sus 12 años y cuando tenía 15, era el artista de grafiti más activo de la capital noruega. Tenía amigos musulmanes y salía con violentas bandas callejeras pakistaníes, lo cual afirma que era vital para la seguridad de los adolescentes noruegos de Oslo.
“A menos que tuvieras contactos musulmanes, podías fácilmente ser víctima de acoso, golpizas y asaltos. Nuestras alianzas con las bandas musulmanes eran estrictamente necesarias para nosotros, al menos para mí”, señala en el manifiesto.
Breivik afirma que dejó la comunidad hip-hop a los 16 años, el mismo año en que fue atacado por “un pakistaní mucho más grande y fuerte”, uno de una serie de ataques que afirma que sufrió a manos de jóvenes musulmanes.
Después de este incidente, terminó su amistad con un pakistaní llamado Arsalan y tanto él como sus amigos noruegos dejaron de gozar de la protección de las bandas callejeras musulmanas.
“De ahí en adelante tuvimos que armarnos cada que íbamos a fiestas en caso de que las bandas musulmanes aparecieran”.
Asimismo, afirma que a pesar de permanecer en su colonia al oeste de Oslo, Breivik fue atacado o confrontado al menos una vez al año desde que tenía 21 años. Señala que los ataques fueron sin ninguna provocación, aunque acepta que él “contribuyó” en uno de los incidentes cuando tenía 20 años al lanzar blasfemias a una chica que lo empujó e insultó en un Burger King.
Aunque le rompieron la nariz en una pelea con una banda pakistaní cuando tenía 18 años, presume que logró negociar y ser más astuto que los “salvajes” musulmanes la mayoría de las veces.
Señaló que pelear con ellos no era su política “en circunstancias normales”.
“Como podrán atestiguar mis amigos, yo no mataría a una mosca ni he usado la violencia en contra de los demás. Si hubiéramos querido, pudimos haber acosado y golpeado a decenas de jóvenes musulmanes. Sin embargo, al no compartir su mentalidad salvaje, la violencia no tenía sentido”.
Al parecer, Breivik no cabe en un compartimento ordenado . Es un hombre de contradicciones. Se describe a sí mismo como optimista, pero pragmático y como un “conservador cultural” con puntos de vista económicos liberales. Sus insultos al Islam y llamados a la violencia están acompañados con emoticons que guiñan el ojo y lenguaje bromista de Internet como “lol”.
Su manifiesto incluye una imagen suya con un vestido de niño y un collar sobre el cuello de su suéter. En otras fotos, sale con una variedad de ropa: un traje casual, un traje para protegerse de materiales peligrosos, vestimenta militar y un traje de buzo con un letrero que dice “cazador marxista”.
Asimismo, afirma ser un protestante religioso moderado al que le gustaría ver que la confesión fuera absorbida por el catolicismo. Esta paradoja, quizá, no sea nada comparada con su afirmación de ser un cristiano y al mismo tiempo confesar haber desobedecido el mandamiento menos debatible de la Biblia.
“Todo estaba destruido”
Según la policía, la masacre de Breivik comenzó alrededor de las 3:20 p.m. del viernes –menos de tres horas después de que Breivik concluyera su tratado en línea, diciendo: “Creo que esta será mi última publicación. Hoy es viernes 22 de julio, 12.51”.
La semana estaba bajando de intensidad en Oslo y mucha gente se dirigía a sus hogares para el fin de semana, destacó el periodista Asgeir Ueland.
“De repente, escuché una explosión masiva y vi una gran nube de humo que venía de las calles. Evidentemente, esto nunca antes había ocurrido en Noruega, por lo que creo que la gente entró en pánico y realmente no sabía qué había pasado”, señaló Ueland.
Videos y fotografías de la escena muestran que la explosión destruyó ventanas de los seis pisos de un edificio donde se encontraban las oficinas del Ministerio de Petróleo y Energía . Del otro lado de la calle, la metralla de la bomba casi llegó a las oficinas de hasta arriba de una sede gubernamental de 17 pisos donde se ubica la oficina del Primer Ministro Jens Stoltenberg.
Mona Dundeberg estaba en el cuarto piso de un edificio a una cuadra de distancia.
“Subimos al edificio y vimos que todo estaba destrozado”, comentó, describiendo la escena como “puro caos”.
Una joven comentó a una televisora local: “De repente sentimos una ola de vidrio que nos pegó en la espalda. Luego nos dijeron que corriéramos a la puerta trasera. Ahí fue cuando nos percatamos que todo había volado. La gente decía que había bombas en los alrededores. Yo no sabía lo que estaba pasando”.
Si el manifiesto que se le atribuye a Breivik es un plano, se tomó grandes molestias para asegurarse de que su bomba tuviera el máximo impacto, y dejó lo que parecen ser instrucciones para saboteadores con ideas similares.
Varias páginas del documento delinean un plan para comprar muchos químicos y una tonelada de fertilizante de nitrógeno para fabricar bombas.
Breivik le comenta a sus posibles futuros seguidores que creen una compañía, preferentemente uno o dos años antes de ordenar el fertilizante y unirse a una pequeña o mediana organización de granjeros. Sugiere aprender a distribuir el fertilizante y utilizar los químicos de manera legítima en caso de que el proveedor hiciese “preguntas de seguridad”.
Asimismo, sugiere comprar semillas para una cosecha imaginaria y, además de dos costales de 1,100 libras de fertilizante de nitrógeno, comprar una o dos “bolsas falsas” de fertilizante que no sea de nitrógeno para “fortalecer la credibilidad de la transacción ya que actuará a tu favor cuando se trata de evitar sospechas”.
“Yo aún no he utilizado este método, pero es el que seleccionaré próximamente”, destacó. “Supongo que pronto descubrirán si tengo éxito o no. Recuerden, la confianza separa a los ganadores de los perdedores, buena suerte”.
Un “paraíso” perdido
Según su abogado y la policía, Breivik no había terminado después de que su bomba estallara en Grubbegata, la avenida donde se encuentran las oficinas del gobierno en el centro de Oslo. Breivik viajó a la Isla Utoya y alrededor de 90 minutos después de la explosión, disparó contra las personas que fueron al campamento juvenil que organizó el Partido del Trabajo, una de las tantas fuentes del odio de Breivik.
El jefe de cirujano de un hospital señaló que nunca había visto heridas como las que sufrieron las víctimas y especuló que Breivik pudo haber utilizado balas expansivas, según un vocero del hospital. El manifiesto tiene ligas a varias páginas de Internet que tienen instrucciones sobre cómo hacer balas personalizadas. Breivik también incluye instrucciones para cargar balas con agentes químicos y biológicos (como ricina, nicotina pura o toxinas de pez globo) y qué hacer si las municiones con puntas huecas están prohibidas en tu país.
Testigos afirman que Breivik traía un uniforme de policía cuando llegó a un salón de reunión donde se juntaron cientos de campistas para hablar sobre la explosión de Oslo. En ese momento, abrió fuego.
Cerca de 700 adolescentes y adultos jóvenes se reunieron el miércoles en la Isla Utoya para el campamento juvenil, cuya finalización estaba programada para el domingo. Es un lugar idílico en el Lago Tyrifjorden al cual el primer ministro ha llamado “el paraíso de mi juventud”. Stoltenberg tenía programado dar un discurso en Utoya el día después del tiroteo.
Muchos de los campistas habían instalado tiendas de campaña en la isla de 26 acres y después de que Breivik abriera fuego en el salón de reuniones alrededor de las 5 p.m., los campistas se dispersaron, algunos se dirigieron a sus tiendas y otros a la orilla del lago.
Testigos afirman que Breivik le disparó a la gente que se refugió en sus tiendas antes de dirigirse a la orilla.
Uno de los sobrevivientes, Otzar Fagerheim, dijo que Breivik llevaba tres armas y disparaba tranquilamente, como si estuviera tomando fotografías. En ocasiones, hasta sonreía.
Otro sobreviviente, Adrian Pracon, recordó que sus amigos y otras personas caían uno a uno mientras corrían hacia el agua.
Recuerda que Breivik gritaba: “¡Todos van a morir!”.
Kasper Ilaug estaba en su casa de verano en la Isla Storoya, a menos de dos millas de distancia, cuando recibió una llamada sobre el tiroteo. Se subió a su bote de pesca de 18 pies de largo y se dirigió a la isla.
“Lo primero que vi fue a varios jóvenes tendidos en la orilla y estaban muy calmados. Estaban distribuidos en grupos”, comentó Ilaug.
En la orilla, vio a 10 muertos. Luego, vio a tres personas más detrás de una roca, quienes también podrían haber estado muertos, concluyó, ya que no respondieron cuando les habló.
Llevó a tres cargamentos de gente –más de 20 en total– de vuelta a la capital. Muchos de ellos estaban en traje de baño o medio vestidos, en shock y con escalofríos por haber estado sumergidos en el lago de 64 grados.
Una de las chicas le preguntó a Ilaug si era un policía y se tranquilizó cuando le dijo que no. No está claro cómo Ilaug, uno de al menos dos navegantes que transportaron a los jóvenes, pudo realizar múltiples viajes a la isla sin haber recibido disparos.
Arrestado sin incidentes
De vuelta a la isla, la policía llegó poco antes de las 6:30 p.m., pero los jóvenes no estaban seguros de cómo reaccionar ante ellos y les suplicaron que bajaran sus armas.
Las autoridades noruegas han sido duramente criticadas por su reacción. La gente que llamó a la policía en la Isla Utoya comentó a los medios que se les ordenó mantenerse alejados de la línea telefónica de los servicios de emergencia a menos de que su llamada estuviera relacionada con las explosiones en Oslo.
También ha habido reportes de un bote policiaco sobrecargado que tuvo que regresar después de que se detectara una filtración de agua mientras cruzaba el Lago Tyrifjorden y que el equipo de pilotos de helicópteros de la policía de Oslo estaba de vacaciones y no podía ser movilizado para reaccionar ante la emergencia.
El Jefe de la Policía de Oslo, Jahona Fredriksen, abordó el cuestionamiento sobre el helicóptero durante una conferencia de prensa este martes, afirmando que el asunto había sido “sacado completamente de proporción” y explicó que la disponibilidad del helicóptero estuvo relacionada con condiciones climáticas y de personal.
“Somos profesionales, pero sólo somos de carne y hueso”, dijo Fredriksen, según The Wall Street Journal, agregando que daba la bienvenida al escrutinio pero que “no es momento para que la gente traiga la política y problemas de asignación de recursos en una situación como esta”.
Una unidad de élite puso finalmente a Breivik bajo custodia alrededor de las 6:27 p.m.
El abogado Geir Lippestad comentó a una televisora que su cliente se explicaría en una audiencia, pero un juez ordenó que el proceso se llevara a cabo a puerta cerrada por razones de seguridad y para que no obstruyera la investigación, informó una vocera de la corte. El juez Kim Heger también rechazó la petición de Breivik de llevar puesto un uniforme en la corte.
En aislamiento, a Breivik sólo se le permite ver a su abogado, quien dijo que su cliente sentía que los asesinatos fueron “horribles” pero necesarios.
Lippestad señaló que su cliente “podría estar” loco. Agregó que Breivik estaba “un poco sorprendido” de que pudo matar a 77 personas, pero que consideraba que su plan había “tenido éxito en su mente”.