Debbie Cantwell apoya a jóvenes mujeres que padecen cáncer de mama
Una año antes de cumplir 40 años, Judy Haley fue diagnosticada con un agresivo cáncer de mama que requería una mastectomía inmediata.
El procedimiento y los tratamientos subsecuentes la dejaron fatigada, con náuseas y con tanto dolor que no podía cargar a su hija de un año de edad ni realizar simples quehaceres del hogar. También batallaba con la depresión ya que necesitaba la ayuda constante de agencias especializadas en el cuidado de niños.
“Es muy difícil pedir ayuda”, recordó Haley. “Uno quiere ser competente e independiente… Y luego, de repente, tienes que reconocer el hecho de que no puedes cuidar a tu hija tú sola”.
Haley y su esposo eran estudiantes de tiempo completo, por lo que también tenían problemas financieros. La pareja cobró sus pensiones de retiro para resistir los elevados gastos médicos. “Me estaba hundiendo emocionalmente”, dijo Haley.
Fue entonces cuando una amiga le recomendó acercarse al Pink Daisy Project, una organización sin fines de lucro que brinda apoyo a pacientes de cáncer de mama menores de 45 años.
Desde el 2008, el Pink Daisy Project ha ayudado a más de 150 mujeres, generalmente a través de asistencia para la limpieza del hogar, así como vales de gas, despensa y restaurantes. Pero de acuerdo a Haley, es mucho más.
“Es esperanza”. Destacó. “Justo cuando estaba tocando fondo (emocional), me encontraba un vale de regalo… O el baño estaba mágicamente limpio. No hay manera de que exagere el valor de eso para alguien con cáncer”.
La fundadora del Pink Daisy Project, Debbie Cantwell, se identifica con el punto de vista de Haley. Ella tenía 41 años cuando se le diagnosticó cáncer de mama en el 2006.
“Ni siquiera pude asimilarlo”, dijo Cantwell. “Estás relativamente saludable y te dicen que hay probabilidades de que mueras… Simplemente sacude tu mundo”. Cantwell se sometió a cirugía para remover ambos pechos y 20 ganglios linfáticos. Recibió ocho sesiones de quimioterapia y 37 tratamientos con radiación antes de hacerse una cirugía de reconstrucción de busto.
Le salieron ampollas, sangró, perdió todo su cabello y siguió trabajando de tiempo completo como redactora, siendo la única fuente de ingresos para su esposo y sus dos hijos.
Sin embargo, durante su tratamiento, Cantwell contó con el apoyo de su familia, amigos y compañeros de trabajo, quienes la ayudaron con sus responsabilidades diarias. Sus compañeros de trabajo le donaron vacaciones y licencias por enfermedad.
Sus amigos le llevaban comidas y se encargaron de responsabilidades de los niños. Sus familiares le ayudaron con los gastos.
“Me sentí muy agradecida de que todas estas personas estuvieran ahí para ayudarme y hacer esto más manejable. Una vez que terminé el tratamiento, no había manera de que les pudiera pagar todo lo que me dieron. Por lo que decidí devolver el favor ayudando a alguien más”.
Durante su terrible experiencia, Cantwell conoció a otras pacientes con cáncer de mama que estaban en pleno tratamiento, pero sin el tipo de apoyo que ella recibió. Se percató de que muchas fundaciones de cáncer de mama existen principalmente para generar consciencia y financiar tanto investigaciones como tratamientos, pero no para contrarrestar el estrés diario de las pacientes.
“Yo apoyo la investigación; espero que mi hija nunca tenga que pasar por esto”, dijo Cantwell. “Pero la principal preocupación del Pink Daisy Project es ayudar a las jóvenes que no pueden esperar a que se descubra una cura… Están enfermas ahora y necesitan ayuda ahora”.
Cantwell recibe solicitudes de donativos en su página de Internet. Los donativos tienen un valor promedio de 400 dólares y están diseñados para cubrir las necesidades básicas de la mujer durante aproximadamente un mes, pero Cantwell personaliza el nivel y el tipo de apoyo basándose en la necesidad y recursos disponibles. El dinero proviene de pequeños recaudadores de recursos y donativos personales.
“Actualmente, el Pink Daisy Project está ayudando a mujeres de esta manera”, dijo Cantwell. “Pero eventualmente, quiero tener la capacidad de ayudarlas con apoyos más grandes en cosas realmente prácticas y tangibles como el pago de gastos…ayudarles con las rentas, facturas médicas. Es muy difícil concentrarse en sanar cuando tienes facturas médicas de 12 mil dólares”.
La edad promedio de las mujeres que son diagnosticada con cáncer de mama en los Estados Unidos es de 61. Pero de acuerdo a la organización Young Survival Coalition, hay más de 250 mil mujeres viviendo en Estados Unidos que tenían 40 años o menos cuando fueron diagnosticadas.
“Creo que es más difícil cuando eres más joven”, dijo Cantwell, “porque eres mamá o estudiante de universidad o estás trabajando. Normalmente te sentías muy bien. Y de repente, te sientes terrible”.
Cantwell destacó que las mujeres mayores también tienden a contar con un sistema de apoyo más amplio.
“Las mujeres mayores en ocasiones tienen hijos grandes que las ayudan, o un esposo retirado, o sus amigo no trabajan. Además, hay muchos servicios para gente mayor, como el programa Medicaid, incapacidad y Seguridad Social a los que las mujeres más jóvenes normalmente no tenemos acceso”.
Además de brindar asistencia inmediata a pacientes con cáncer de mama, Pink Daisy Project ha construido una comunidad en línea que las conecta y les ofrece apoyo emocional durante lo que puede ser un período de aislamiento.
“Siento que son mis hermanas y sólo quiero hacer lo que pueda para ayudarlas”, señaló Cantwell. “Lloro mucho. Siempre prendo una veladora cuando pierdo a alguien a quien ayudé. Es increíble y te mueve el corazón, pero es parte del trabajo”.
“Yo probablemente muera de cáncer de mama algún día. Pero no siento lástima por mí misma. Nunca lo he hecho. Quiero aprovechar al máximo el tiempo que tengo haciendo algo bueno en el mundo… Y si el espíritu de ayudarse el uno al otro prevalece, sentiré que mis esfuerzos sirvieron para algo”.