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Adolescente libia dice que tropas de Gadhafi la obligaron a matar rebeldes

Nisreen Mansour era miembro de la unidad de las mujeres de las milicias populares de Gadhafi
mié 31 agosto 2011 08:20 AM
adolescente libia
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Nisreen Mansour se encuentra apática doblada debajo de una manta, hay rebeldes armados en la puerta haciendo guardia.

Ella se ve vulnerable y más joven que su edad, 19 años. Tiene rasgos suaves, un rostro en forma de corazón, grandes ojos marrones y labios gruesos.

Habla con dificultad, a menudo cae en un silencio torturado, incapaz de verbalizar sus pensamientos y emociones, imágenes inquietantes de lo que hizo fuera como una maldición en su mente.

"Uno de ellos tenía el pelo facial, de esta manera", hace un gesto con la forma de una perilla alrededor de la boca, recordando la cara de uno de los jóvenes que mató a tiros.

Mansour se convirtió en un verdugo de las fuerzas de Moammar Gadhafi. Ella admite que asesinó a 11 rebeldes, todos presos del régimen de Gadhafi.

"Había alguien a ambos lados de mí y uno detrás, me dijeron si no disparas te dispararan", dice con voz tranquila.

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Hace una pausa, vuelve a caer en ese horrible momento.

"Yo le daría a la cabeza. Vi la sangre que goteaba, que seguía fluyendo", recuerda.

Ella dice que le dijeron que los rebeldes querían el saqueo de la capital.

Mansour fue miembro de la unidad de las mujeres de las milicias populares de Gadhafi. Ella dice que fue separada de su madre a la fuerza, quien está luchando contra el cáncer, por el jefe de la unidad, un amigo de la familia.

Fue entrenada para manejar las armas y se mantuvo en la sede de la Brigada 77, justo al lado de Bab al-Gadhafi Aziziya.

Ella y otros cientos de mujeres que componían su unidad fueron aisladas, separadas de sus familias.

Algunas de las mujeres fueron ardientes partidarias del régimen. Ella no, pero dice que no podía salir.

Cuando la rebelión se inició en febrero, su jefa la llamó para ver al comandante de la brigada 77. La violó.

"Yo gritaba," nos dice. No hizo ninguna diferencia. Fue convocada dos veces más y violada por otros dos comandantes. Su líder le dijo que tenía que soportar.

Todas las mujeres de su unidad fueron violadas, pero se les prohibió hablar de ello.

Mientras los rebeldes se acercaban a Trípoli, ella y otras dos jóvenes fueron asignadas al barrio Bousalim, donde ocurrieron algunos de los combates más intensos. Fue allí donde se vio obligada a ser un verdugo.

"Eran todos tan jóvenes", dice de sus víctimas antes de caer en otro silencio pesado.

Escapó saltando por una ventana del segundo piso en un tiroteo que estalló detrás de ella. Fue capturada por los combatientes rebeldes y llevada al hospital.

Aunque los rebeldes la quieren poner a prueba, muchos de ellos parecen compadecerse de ella, al igual que el personal del hospital.

Uno de sus médicos, Nadia Benyounis, dice que se quedó sin habla cuando escuchó por primera vez sobre su caso.

"Cuando la vi, pensé que se parecía a un niño. Su rostro es tan joven, inocente, totalmente inocente", dice. "Ella perdió su vida".

"Fue manipulada por las fuerzas de Gadhafi, por desgracia. Gadhafi nos manipuló a todos nosotros".

Mansour  fue despojada de todo: su dignidad, su autoestima, su familia, y se convirtió en una asesina.

"Está en silencio todo el tiempo", nos dice Benyounis. "La veo muy de cerca, ella trata de dormir todo el tiempo para escapar de esta realidad".

Pero no hay escapatoria.

La madre de Mansour se encuentra en Túnez tratando de conseguir el tratamiento para el cáncer. La joven dijo que le habló por teléfono y le contó todo. "Mi madre estaba muy molesta", dice.

Su padre no lo sabe. La familia teme que esté demasiado enfermo para soportar la noticia.

Sus ojos se llenan de lágrimas.

"Todo lo que quiero es irme a casa", dice. "Quiero a mi madre".

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