La ciudad de Kamaishi lucha por ponerse en pie a seis meses del tsunami
Hace seis meses, me paré en una esquina de Kamaishi, en el noreste de Japón y creí que esta pequeña ciudad nunca se recuperaría de la devastación provocada por el terremoto y tsunami del 11 de marzo .
No estaba siendo pesimista. Era simplemente que mis ojos apenas podían comprender los daños existentes en esta ciudad. Coches encima de edificios de cuatro pisos, mientras que barrios completos parecían como si sus casas hubiesen sido puestas en una licuadora. Incluso un barco de pesca fue arrastrado desde sus amarras hasta una calle.
Sin embargo, el daño físico palideció en comparación con las pérdidas humanas. Avisos de personas extraviadas colocados en los muros del ayuntamiento provisional. Filas de familiares solicitando certificados de defunción iban de un lado del edificio hasta el otro.
Viviendo con las secuelas del tsunami en Japón
Para un foráneo parecería que Kamaishi no tiene más que ofrecer que no sea un creciente dolor y desesperación. Daiji Murai, un trabajador en la ciudad, temió que la vida abandonaría la ciudad, matando todo lo que el tsunami no pudo.
En su oficina sin calefacción, en la ciudad, Murai me dijo en marzo que Kamaishi era su ciudad, el único lugar donde siempre quiso y añoraba vivir.
“Temo que los residentes pueden estar demasiado asustados como para regresar y vivir aquí de nuevo”, manifestó.
Pero cuando le pregunté si la ciudad Kamaishi dejaría de existir, Murai fue enfático. “ Estoy convencido de que volverá . Haré todo lo que esté a mi alcance para eso”.
Hizo una pausa; las lágrimas ahogaban su siguiente frase. “Esta es la ciudad en la cual nací. No quiero perder a mi ciudad natal. Quiero ver a mi ciudad de regreso”.
Hace poco me encontré de nuevo a Murai, en mi primer viaje a Kamaishi desde los días que siguieron al tsunami. Él se mostraba entusiasta en señalar los progresos alcanzados en la reconstrucción.
El cambio en el centro de Kamaishi es notable. El trabajo masivo de limpieza de escombros, si bien no está totalmente hecho, ha sido fructuoso en gran parte de la ciudad.
El hotel a la vuelta de la esquina, comentó, está de nuevo en operaciones. Mira calle abajo, agregó sonriendo, no hay escombros.
Pero lo que le da más orgullo a Murai es poder informar que sólo faltan 2,000 personas de 39,000 en la ciudad
“Kamaishi volverá y se convertirá en una ciudad todavía mejor”, apuntó. “Ese tipo de espíritu no existía antes del tsunami. Pero todos tenemos una pasión y todos contamos con determinación”.
Sin embargo, admite que la ciudad todavía enfrenta retos enormes. Las industrias del acero y la pesca, las cuales son la base económica de Kamaishi, todavía tienen que reanudar sus operaciones, mientras que muchas empresas y empleos no han regresado.
Miles de personas, entre ellas Murai, su esposa y sus dos hijos, están en viviendas temporales, sin posibilidades inmediatas de obtener un ingreso. Pero cada quien en la ciudad está afrontando cada obstáculo, unidos en su objetivo.
“Al final de cada día, ahora pienso ‘un día más ha terminado y estoy feliz de haber vivido este día'", reflexiona Murai. “Y me alegro cuando llega la mañana”.