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Expediente Matthew Olsen: el hombre que mantendrá a salvo de ataques a EU

Con apenas seis semanas en el cargo Olsen el nuevo jefe del NCTC enfrenta serias amenazas y su tarea es mantener a salvo al país de ataques
jue 15 septiembre 2011 09:01 AM
Matthew Olsen
Matthew Olsen Matthew Olsen

Nota del Editor: Este es el primer Expediente, un nuevo espacio de la serie de Seguridad. Los productores de Seguridad Nacional de CNN Suzanne Kelly y Pam Benson elaboran un perfil de los miembros clave de la comunidad de inteligencia.

(CNN) — Su predecesor bromeó por ser comparado con Jack Bauer, pero mientras que el nuevo jefe del Centro Nacional de Contraterrorismo (NCTC, por sus siglas en inglés) no corra y dispare como el personaje de ficción de 24, Matthew Olsen tiene la tarea de mantener el país a salvo de ataques.

Apenas con algunas semanas en el puesto, el exabogado del Departamento de Justicia enfrentó las serias amenazas que aparecieron el pasado miércoles , en el marco del aniversario del 11-S. En la vida real, el reloj no para su tic tac después de 24 horas. El trabajo de Olsen puede sonar como el de un héroe de ficción, pero buena parte de sus días los destina a la gestión, la cual es sin duda menos glamorosa, pero es igual de crucial, según Michael Leiter, el hombre que ocupó el puesto durante cuatro años antes de retirarse a principios del 2011.

Leiter tenía algunas palabras de consejo para Olsen, cuando se disponía a tomar el timón de la agencia encargada de asegurarse de que los errores de intercambio de inteligencia, puestos en evidencia en los ataques terroristas del 11-S , nunca vuelvan a suceder.

“El primer asunto fue que el mayor activo del centro eran los trabajadores y el poner realmente mucha atención al cuidado y alimentación de los trabajadores”, recuerda Olsen. “El segundo asunto fue el estar verdaderamente conscientes del esfuerzo del equipo y que trabajemos en gran medida como parte de un equipo más amplio, como parte de la comunidad contraterrorista, y pasamos buena parte de todos los días pensando en colaborar". 

Olsen, que conocía a Leiter cerca de cinco años antes de aceptar el trabajo, parece haber tomado el consejo a pecho. Dijo que incorpora los esfuerzos de colaboración en su rutina diaria.

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Mientras Olsen apaga el despertador a las 5:30 todas las mañanas, altos analistas del NCTC ponen toques finales a los informes de amenazas que recibirá en la junta informativa. En el momento en que muchos estadounidenses apenas salen de la cama, Olsen ya sabe qué amenazas se avecinan.

A las reuniones informativas a menudo le siguen reuniones mucho más mundanas relacionadas con la gestión. Pero en un día determinado, puede ser convocado a la Casa Blanca para informar al presidente. En otros días, se reúne con contrapartes clave en el FBI o en el Departamento de Justicia.

Los días pueden durar hasta bien entrada la noche, y a menudo sucede. Cuando por fin se retira a casa​​ toma su segura BlackBerry y su teléfono, en caso de que los horarios de los terroristas no se alineen con los suyos.

Olsen es mucho más carismático y diplomático que Jack Bauer. Leiter dijo que así tiene que ser. "Como director del NCTC estás encargado de coordinar las comunicaciones entre organizaciones que no controlas,” explicó Leiter, “así que tienes que ser capaz de utilizar el poder de la persuasión.”

La persuasión es una habilidad que Olsen ha pulido durante 20 años. Abogado del gobierno de profesión, se desempeñó como asesor general de la Agencia de Seguridad Nacional, y previamente ocupó varios puestos jurídicos en el Departamento de Justicia, incluyendo un periodo en el que trabajó en estrecha colaboración con el exdirector del FBI, Robert Mueller.

Finalmente fue nombrado director ejecutivo del Grupo de Trabajo de Revisión de Guantánamo, encargado de ayudar a la administración de Obama para cumplir su promesa de cerrar ese centro de detención en Cuba en el lapso de un año.

A pesar de que evidentemente no sucedió, Olsen fue clave en la toma de decisiones sobre cuáles de los detenidos podrían ser llevados a juicio y cuáles deberían ser enviados a países fuera de Estados Unidos, sin saber si esos países tomarán las medidas adecuadas para contrarrestar cualquier riesgo de seguridad que los detenidos podrían representar en el futuro.

Y luego están los detenidos, que ni los más listos abogados de los distintos gobiernos sabrían qué hacer con ellos. No hay suficientes evidencias para procesar y considerarlos demasiado peligrosos como para transferirlos a otro lugar.

Una vez abordadas muchas de esas difíciles decisiones, junto con el proceso previo de pensarlas, podría venirle muy bien a Olsen trabajar en mitigar nuevos riesgos. ¿Su misión prioritaria?: “Hacer todo lo posible para evitar un ataque. Esa es mi misión primordial en este lugar.

“Además de eso, está el continuar poniendo a la oficina en una posición donde podamos ser el lugar en donde todas las amenazas y la información sobre terrorismo esté disponible para el análisis,” dijo.

Y esa parte de la tarea no es tampoco sencilla. Diez años después del 11-S, aún existen vacíos en la comunicación entre las agencias y las autoridades locales de todo el país. Todavía hay análisis que no encuentran su camino en las manos de la gente que necesita verlos. Olsen reconoce los retos en puerta. “Esto sigue siendo un trabajo en evolución. Creo que va a tomar tiempo, algunos de los grandes progresos fueron algunos de los más fáciles de hacer.”

Olsen comenta que en estos momentos su mayor preocupación es la amenaza que surgió la semana pasada. A pesar del hecho de que no hubo ningún ataque el fin de semana. “La amenaza sigue hasta arriba en la lista de las preocupaciones de todos en este momento,” aseguró.

¿Cuál es la otra cosa que más le preocupa? Descubrir al terrorista lobo solitario antes de que ataque. Es un desafío distinto ya que los funcionarios de inteligencia a menudo no pueden depender de las comunicaciones internacionales interceptadas que suelen ayudar a detectar las conspiraciones más elaboradas.

Han sido unas muy atareadas seis primeras semanas en el puesto. Olsen hace una pausa para reflexionar sobre dónde está y a dónde va, incluso si se trata de un lugar en el que nunca hubiera imaginado a sí mismo estar hace tan sólo unos años.

“Definitivamente no extraño el tan sólo ser un abogado,” dice Olsen. “He aceptado completamente de buena manera este papel.”

Es algo bueno, porque dada la amenaza más reciente, hay mucho para él de qué preocuparse.

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