Los palestinos preparan sus banderas mientras la ONU debate su Estado
De pie, debajo de un póster grande de la Cúpula de la Roca de Jerusalén, Nabil Saeed acomoda en su mesa de taller grandes rollos de tela roja, verde, blanca y negra. Estos son los colores de su patria, de la cual espera que pronto se convierta en un Estado con pleno reconocimiento .
El fabricante de banderas marca la tela con formas precisas previamente a cortar capas de diversos colores, en tanto que el zumbido de una máquina de coser se escucha desde un cuarto contiguo.
La casa de la familia Saeed, en la ciudad de Hebrón, en la Franja de Gaza, ha estado últimamente con mucha actividad, en su intento por satisfacer la creciente demanda de banderas palestinas, de cara a una esperada propuesta de la Autoridad Palestina para buscar la condición de Estado en las Naciones Unidas , la próxima semana.
Después de haber cortado la tela, Saeed y su esposa, junto con su sobrino, Mahmoud, se sientan en un cuarto pequeño lleno de tejidos, hilos de diferentes colores y tres mesas pequeñas. Encima de cada mesa hay una vieja máquina de coser, como una reliquia de una época antigua.
En primer lugar, el sobrino de Nabil, Mahmoud, cose las piezas para unirlas, luego las pasa a la esposa de Saeed, quien a su vez pasa a la bandera en proceso a su esposo, quien velozmente da los toque finales y la coloca sobre un montón de banderas en la mesa que está a su costado.
En las últimas semanas, ellos tres han cosido más de 15,000 banderas, dice Nabil, en esa tarea durante más de 40 años. Su profesión incluso lo puso tras las rejas en una cárcel israelí.
“En la primera intifada, sólo producíamos una muy pequeña cantidad de banderas porque estaba prohibido, sin embargo, cuando hizo su aparición la Autoridad Palestina empezamos a producir en grandes cantidades”, explica.
En una época en que los negocios prosperan de forma lenta, Saeed recibe de buena manera la iniciativa ante la ONU de la Autoridad Palestina, así como la campaña de relaciones públicas que hay detrás de ésta. Dice que le ha traído nuevos negocios, en un momento en el que la economía global y la competencia extranjera han hecho de su profesión algo más difícil que nunca antes.
“En la segunda intifada también produjimos grandes cantidades de banderas, pero cuando las personas empezaron a importar banderas de fuera a un precio más bajo, no se volvió tan buen negocio”, comenta Nabil, recordando que podía poner un precio equivalente a siete dólares por bandera. Dice que tendría suerte si hoy le dieran cuatro dólares por una.
“Solíamos hacer miles de banderas antes de que la gente las empezara a importar de China, lo cual ha afectado a los precios de forma muy fuerte. Provocó que paráramos la producción”, dice.
Sin embargo, el dinero no es el principal motivo para el fabricante de banderas; lo es el sueño de finalmente contar con un Estado palestino.
“Esta bandera que cosemos y que continuaremos cosiendo, esperamos verla levantada en las Naciones Unidas con el resto del mundo. Esta es nuestra esperanza, y estamos seguros de que algún día nuestras banderas serán izadas en las Naciones Unidas y en cada acto internacional. Es un sueño que se está haciendo realidad, y esperamos que nuestros hermanos, los árabes, nos apoyen”, dice el fabricante de banderas. Mahmoud, sobrino de Saeed, está de acuerdo.
El asunto no es algo de importancia aquí, lo que es importante es contar con un Estado en el que podamos vivir con dignidad, donde podamos ir a cualquier lugar que queramos, en el que podamos visitar nuestros recintos sagrados y caminar por las calles sin que tengamos soldados que nos detengan y que nos pidan identificaciones. Esto sería mucho mejor que cualquier cantidad de dinero.
Los negocios son importantes, pero vivir con libertad y dignidad lo es mucho más”, asegura Mahmoud. Yaeem Al-Heleh ha estado a cargo, desde los años ochenta, de un negocio de imprenta justo en la misma calle que la fábrica de banderas de Saeed.
Cajas de cartón llenas de volantes, carteles y pequeñas banderas impresas están amontonadas en una esquina del cuarto. Cerca, trabajadores utilizan una prensa caliente para aplanar las banderas recién impresas y otros grandes carteles adornados con la fotografía del difunto líder palestino Yasser Arafat de pie junto con el actual presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas.
Al igual que su amigo Nabil Saeed, Al-Heleh recibe de buena manera los ingresos extras que han traído la campaña de adquirir la condición de Estado por parte de los palestinos; también piensa que el sueño que esto conlleva es importante. “Hemos soñado con tener un Estado desde el principio de la ocupación. La gente fue muy optimista hacia esta campaña. Aquí en Palestina todos apoyan esta idea. Esperamos contar con el apoyo de los estados árabes y del mundo entera”, dice.
Aunque él, como muchos otros, ven poco probable el éxito ante el Consejo de Seguridad de adquirir la condición de Estado promovida por la Autoridad Palestina. Al-Heleh dice estar optimista que la presión palestina por alcanzar la condición de Estado traerá posibilidades.
“Hoy la bandera tiene un significado especial, antes solíamos luchar con el fin de izarla. La bandera solía ser levantada y entonces los soldados israelís solían bajarla; ahora la bandera está en camino de tener soberanía y reconocimiento. Ahora 130 países nos reconocen y están listos para apoyarnos; creo que es un sueño que podría volverse realidad”, comenta.
Sentado detrás de su máquina de coser, Nabil Saeed suspira cuando se le pregunta si piensa que la Autoridad Palestina tendrá éxito este mes en su intento.
“Si no tenemos resultados en septiembre, no será el fin y continuaremos la resistencia hasta que nuestra bandera sea izada en cualquier lugar. Seguiré cosiendo la bandera y nunca me cansaré de ello. Esta es nuestra bandera, éste es nuestro orgullo y seguiremos levantándolo durante todas nuestras vidas”, aseguró.