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Los niños pobres de Haití encuentran la esperanza en los campos de futbol

Tras sanar de un cáncer, el empresario Patrice Millet cerró sus negocios para dedicarse a dar razones de vida a los niños marginados
mar 27 septiembre 2011 08:36 AM
CNN Héroes - Haití - futbol
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Nota del editor: CNN entregó el pasado 11 de diciembre los reconocimientos a las personas que realizan proyectos a favor de su comunidad. Te presentamos los 10 proyectos más sobresalientes de este año de CNNHéroes.

PUERTO PRÍNCIPE, Haití (CNN) — Hace cinco años, Patrice Millet se enteró que estaba en etapa avanzada de un extraño cáncer de hueso. Un trasplante de células madre era su única esperanza de sobrevivir.

El hombre de negocios de Haití se sometió a un procedimiento médico en Estados Unidos. Tras nueve meses de tratamiento y recuperación, el cáncer estaba controlado. Millet volvió a casa en mayo de 2007, decidido a empezar a vivir la vida que siempre había querido: ayudar a los niños de los barrios más pobres de Haití a que tuvieran un futuro más brillante.

"Todos los días se ven a tantos niños necesitados, son tantas malas historias, historias trágicas", dijo Millet de 49 años. "Toda mi vida quise hacer algo bueno por mi país, por los niños. (Así) que me dije: 'Este es el momento. No tengo nada que perder".

Ese verano, Millet vendió su negocio de suministros para la construcción y comenzó un programa llamado FONDAPS, que significa la Fundación Notre-Dame du Perpétuel Secours (Fundación de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro). El programa utiliza el futbol para ayudar a los niños a mantenerse fuera de problemas y aprenden habilidades valiosas de la vida. Millet lo llama "educación por medio del deporte".

"Quiero que los niños sean muy buenos ciudadanos", dijo. "En el futbol... tienen que dar, tiene que recibir, es necesario un espíritu de equipo, disciplina, espíritu deportivo. ... No sólo es futbol, se trata de la vida".

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Millet comenzó por centrar sus esfuerzos en los niños de Solino, uno de los barrios más peligrosos de Puerto Príncipe. Pero entrar en el barrio para reclutar jóvenes participantes era arriesgado. "Mi esposa no quería que fuera. Ella decía que las bandas me matarían", pero Millet no se dejó intimidar.

"Dije, 'prefiero morir haciendo algo bueno que morir en la cama'".

Millet fue recibido primero con recelo, pero finalmente fue aceptada por los lugareños y los niños acudían a unirse a su programa. Hoy en día, cientos de niños se han beneficiado de FONDAPS.

Los programas de futbol para niños son poco comunes en Haití y los jugadores por lo general tienen que pagar para participar. En el programa de Millet, el equipo, uniformes, zapatos y entrenamiento son gratuitos para los participantes. También paga los gastos de transporte y la inscripción para que los jugadores compitan en torneos.

"Cuando se vive en el gueto, no se ve el mundo exterior", dijo. "Trato de traerles esperanza... para demostrar que (su) vida no es sólo la realidad".

Antes del terremoto de Haití en enero de 2010, el programa de Millet se había ampliado a tres barrios y participaban más de 600 niños, incluidas más de 150 niñas. Sin embargo, el terremoto devastó Solino y se detuvo el impulso FONDAPS. Uno de los niños en el programa murió y muchos amigos y miembros de sus familias estaban perdidos.

"Cuando el terremoto llegó... se hizo más difícil para los niños", dijo Millet. "Ahora, la mayoría de ellos viven en tiendas de campaña. ... Ellos tienen que luchar por todo".

Dos de los tres campos en los que Millet llevaba a cabo las prácticas de futbol se convirtieron en grandes espacios llenos de tiendas de campaña. Su campo restante se encuentra en las afueras de Puerto Príncipe, demasiado lejos para que muchos de sus ex jugadores puedan llegar caminando. Sin embargo, alrededor de 200 chicos hacen el viaje. Millet cree que los tiempos difíciles sólo han aumentado la necesidad de su trabajo.

"En Puerto Príncipe en este momento no hay casi ningún campo de futbol", dijo. "Es muy importante para un niño jugar. Yo trato de darles alegría, les doy infancia".

Los niños, de edades entre 9 a 17 años, practican cinco días a la semana. Millet organiza a menudo los juegos de los domingos.

"Cuando ellos ganan están felices y saben que es porque han trabajado duro para ello. ... Ese es el mensaje que quiero darles", dijo Millet. "A veces se gana, a veces se pierde. ... Pero esta es la forma de ganar en la vida".

Dado que muchos de "sus hijos", como él los llama, carecen de la figura paterna, Millet también actúa como un modelo y mentor. Después de la práctica, él y los otros entrenadores regularmente hablan con los chicos acerca de lo que está pasando en sus vidas. Millet constantemente hace hincapié en la importancia de la educación para ellos y frecuentemente saca de su propio bolsillo para pagarles los gastos escolares.

"Ellos no tienen que robar... o unirse a una de las pandillas. Ellos saben que pueden hacer algo. Ellos saben que pueden creer en sí mismos", dijo Millet.

Básicamente, FONDAPS es operado por un solo hombre con un presupuesto muy reducido. Por ello, Millet siempre está buscando otras maneras de ayudar a sus jugadores. Generalmente una vez a la semana los participantes reciben despensas de pasta, arroz y frijoles para llevar a sus familias en casa. También está trabajando para conseguir un autobús y poder transportar a los niños a la práctica. Tiene la esperanza de algún día establecer su propia escuela con canchas deportivas y programas de música y arte.

A pesar de los retos para mantener su programa en marcha, Millet no carece de motivación.

"Ver la alegría en el rostro de un niño... sabiendo qué es lo que está atravesando... eso me hace feliz", dijo. "Es maravilloso ver el progreso que hacen en el futbol, en su propia vida, en todo".

Para Jeff Fouvant el programa de Millet ha sido un salvavidas. El chico de 11 años de edad perdió a su padre en el terremoto y está viviendo en una tienda de campaña con otros 10 miembros de su familia. Toda la familia Fouvant depende de la comida que recibe de FONDAPS, y Millet también paga sus gastos escolares.

"El Sr. Patrice... nos ayudó mucho", dijo Fouvant. "Él es un héroe".

En 2009, el cáncer de Millet volvió pero lo está tratando con medicamentos. Aunque hace poco pasó varias semanas en EU bajo tratamiento de radiación, insiste en que se siente bien. El cáncer es una realidad de la que Millet no puede escapar, pero dice que está más feliz ahora que antes de su diagnóstico. Está decidido a hacer todo lo que puede por el tiempo que le quede.

"Me di cuenta que la vida es importante en todo momento", dijo. "No estoy dispuesto a morir todavía. Tengo muchas, muchas cosas que hacer".

¿Quieres participar? Echa un vistazo a la página web FONDAPS en www.fondaps.com y encuentra cómo puedes ayudar.

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