Unos 60,000 niños en Afganistán son obligados a trabajar: cineasta

Desde el amanecer hasta el anochecer, Fayaz, de 12 años de edad, coloca clavos en el taller de herrería de su tío en Kabul.
Mientras otros niños de su edad están en la escuela, él empuña un pesado martillo, haciendo trabajo físico agotador que él sabe que no es para un niño.
Pero no tiene muchas opciones. Ha sido así desde que tenía 7 años, cuando su padre se enfermó.
"Fayaz fue a buscar al médico, pero este no vino porque no podían pagar sus honorarios. Más tarde esa noche, su padre murió", explicó recientemente el cineasta Jawad Wahabzada a CNN. "Después de eso, Fayaz y sus dos hermanos se vieron obligados a trabajar por las dificultades económicas".
Fayaz es uno de los cuatro jóvenes afganos que aparecen en el documental de media hora Inadvertidos: los niños de Kabul, que Wahabzada codirigió y produjo junto con Jon Bougher que participa como reportero ciudadano de CNN. Wahabzada dijo que hay 50,000 a 60,000 niños que trabajan en Kabul .
"Todos ellos comparten una historia muy similar", dijo a Guillermo Arduino de CNN. "Por lo general, ya sea que su padre murió y está discapacitado, la mamá no puede trabajar por lo que estos niños son obligados a trabajar".
UNICEF ha estimado que al menos el 30% de los niños de Afganistán de edades entre los 5 a los 14 años están trabajando de alguna forma. Pero la cuestión va más allá de las fronteras de Afganistán: UNICEF dice que en todo el mundo, aproximadamente 158 millones de niños entre 5 y 14 años, uno de cada seis niños en ese grupo de edad, están involucrados en trabajo infantil.
"La mayoría de estos niños trabajan para ayudar a sus familias a satisfacer sus necesidades básicas, aunque no todas", dijo Eric Edmonds, profesor asociado de economía en la Universidad de Dartmouth, que asesora a muchas organizaciones de EU e internacionales sobre el trabajo infantil. "Creo que es fácil ver los casos de abuso y negligencia infantil y asumir que están generalizados y que caracterizan a todos los niños que trabajan. Pero creo que la realidad de la situación es que la mayoría de los niños que trabajan lo hacen para ayudar a satisfacer las necesidades de la familia".
A pesar de que varía según el país, Edmonds dijo que el trabajo infantil más común en el mundo es -por mucho- la agricultura. "Olvídate de la fabricación en "talleres" que tienden a dominar los titulares. A menudo, el trabajo infantil no es más que un niño trabajando en la granja familiar".
"Un montón de gente dice que así formarán su carácter, y que para ellos es bueno hacerlo", dijo Edmonds. "Pero los riesgos asociados con la agricultura son en realidad mucho más extremos que una gran cantidad de tareas industriales: los niños agricultores están en contacto con productos químicos tóxicos, expuestos a las plagas, operan maquinaria que es demasiado grande para ellos y que no están diseñadas para ellos.
Todos ellos son graves riesgos que, desgraciadamente, una gran cantidad de niños enfrentan. "Por supuesto, el riesgo de daño físico es sólo una de las muchas consecuencias que vienen con el trabajo infantil, ya sea en una granja, en una fábrica o en una calle".
Lo más grave podría ser el efecto que tiene sobre la sociedad en su conjunto. Si los niños pasan la mayor parte de su tiempo en el trabajo, nunca serán capaces de asistir a la escuela y recibir la educación que necesitan para encontrar un empleo mejor pagado algún día. A menudo, ellos crecen analfabetos y pobres y transmitirán los mismos problemas a sus propios hijos.
"El trabajo infantil perpetúa la pobreza", dijo Elena Durón Miranda, una de los 10 Héroes CNN de 2011. "Se compromete el futuro de cualquier país, ya que condena a sus ciudadanos más vulnerables".
Un futuro mejor
En algunos países, los niños son tan extremadamente pobres que pasan sus días en los vertederos de basura , rebuscando para encontrar cosas para vender y, a veces, comer.
Hace once años, Durón Miranda se sorprendió al ver a unos 200 niños, algunos tan jóvenes como de tres años, que trabajan en un vertedero de basura en Bariloche, Argentina.
"Vi a los niños recoger salchichas verdes, una bolsa de migas de patatas fritas, una bolsa de fideos con crema, y recuperar restos de yogurt al lado de un pañal", dijo Durón Miranda, una mexicana que, en ese momento, estaba de visita en el país por trabajo. "Los niños empezaron a limpiar suavemente la comida, cada fideo, cada papa y pelaron la piel de salchicha tan metódicamente y con tanta precisión. Era como si hubieran hecho esta misma actividad muchas veces".
Durón Miranda pronto aprendió que muchos niños en Bariloche dejan la escuela para pasar su vida como "pepenadores".
"En ese entonces, mi hijo tenía la misma edad que muchos de ellos", dijo. "Así que eso me estrujó con horror".
La escena le inspiró para iniciar una organización sin fines de lucro llamada Petisos, que son las siglas de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil SOS .
La organización ofrece a los niños una educación gratuita y programas extracurriculares para que no tengan que trabajar. Hoy en día, más de 200 niños y niñas se benefician en Bariloche con Petisos.
"Nosotros les damos un incentivo para tener un futuro mejor, un futuro diferente", dijo.
Uno de los niños presentados en el documental de Wahabzada es un pepenador.
Yasamin, una niña afgana de 13 años de edad, recoge de vertederos la basura de los barrios más ricos de Kabul.
"Por lo general pepena papel y plástico, pero si se encuentra con metal, también lo levanta y lo vende", dijo Wahabzada a Michael Holmes de CNN. "Ellos usan el papel y el plástico para hacer fogatas".
El padre de Yasamin murió por una explosión de bomba hace cuatro años, y su madre padece una enfermad mental, según el documental. Así que ella y su hermano de 8 años de edad han tenido que ayudarse a mantenerse a sí mismos.
"Si usted está allí, en Afganistán, simplemente caminando por los alrededores, podrá ver a miles y miles de niños trabajando en la calle", dijo Wahabzada. "Usted ve que la gente pasa, y nadie presta atención".
El tema tiene un significado especial para el joven cineasta afgano, ahora un estudiante de la Universidad Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte.
Nacido en 1991, durante las primeras etapas de la guerra civil afgana, fue una vez un niño trabajador.
"Tejíamos alfombras ocho horas al día. Mis amigos y compañeros de clase jugaban al fútbol todos los días (fuera de la fábrica)", dijo. "Yo podía oírlos gritar todos los días, y así todo el tiempo que estaba haciendo alfombras, mi mente estaba afuera, con ellos.
"78% por ciento de la población afgana en estos momentos está por debajo de la edad de 25 años", dijo Bougher. "Así que esta es una oportunidad de oro para que realmente avance este país, para hacer que Afganistán vaya hacia adelante. "Al realmente invertir en esta población, al mostrar a la gente lo que está pasando creo que realmente podemos hacer la diferencia".