Tras suspender su candidatura a la presidencia de EU, ¿quién era Cain?
Nota del editor: La reportera del ámbito político para CNN y experta en el Partido del Té, Shannon Travis, ha cubierto la campaña presidencial de Herman Cain desde que por primera vez éste señaló su interés por competir hacia la Casa Blanca, hace casi ya un año. Aquí está su recuento del año del triunfo y la tragedia.
(CNN) — ¿Quién era el verdadero Herman Cain?
¿Era él el hombre que aparece exuberante en la televisión, intrépido, desparpajado, políticamente astuto, aunque con un orgullo políticamente incorrecto?
¿O era el Cain -como indican sus críticos- profundamente fallido, políticamente ingenuo y absorto en sí mismo?
Ahora que el conservador hombre de negocios ha suspendido su campaña presidencial republicana , algunos pueden preguntarse cuánto realmente le conocían.
Lo que sé sobre Herman Cain proviene del tiempo que pasé con él, su campaña, y de ser testigo de su insólito ascenso y su desafortunada caída.
Estuve ahí en el comienzo de la sorpresiva oferta de Cain para la Casa Blancha, habiéndolo seguido desde el éxito del Partido del Té al hacer pública la noticia de su comité exploratorio presidencial. Y estuve ahí al final, el sábado en Atlanta, cuando se retiró de la carrera. Estos fueron las altas y bajas de un año triunfal y trágico.
De anfitrión de talk show a candidato
Tuve una inusual iniciación en su campaña.
El año pasado, Herman Cain era un producto político poco conocido, con una delgada tajada de escuchas conservadores en la radio de Atlanta. En aquel entonces, si se le preguntaba a la mayoría de las personas fuera del grupo, “¿quién es Herman Cain?” con frecuencia la respuesta era: “¿quién?”
Conocí a Cain porque debía. Había estado cubriendo los movimiento del Partido del Té para CNN y sabía que era popular con los activistas.
Desde el principio, fue un estudio de contrastes.
Cain era un orgulloso graduado de una de las históricas universidades negras más conocidas: Morehouse College. Pero también era un orgulloso conservador afroamericano que no quería ser demasiado identificado como negro. Era hijo de la Georgia racialmente segregada, que atestiguó el racismo muy de cerca. Y, en los últimos años, defendió incondicionalmente al Partido del Té contra los reclamos de racismo .
Realizó audaces proclamas políticas en temas importantes, aunque nunca había ocupado un cargo político y perdió la única contienda en la que participó, por un escaño en el Senado de Georgia, en 2004. Como exdirector general de Godfather´s Pizza y presidente de la Asociación Nacional de Restaurantes, fue un logrado hombre de negocios, quien dejó atrás el sector privado para tratar de dirigir a la nación más poderosa del planeta.
Cuando escuché rumores que Cain podría saltar en la carrera presidencial, llamé a su oficina y le solicité una entrevista. Días después, el 12 de enero, me concedió una exclusiva.
CNN dio la noticia de que Cain formaría un comité exploratorio presidencial en enero. La entrevista presentó a Cain a una audiencia totalmente nueva.
Recuerdo retar a Cain en algunas de sus afirmaciones. Como sobreviviente de etapa cuatro de cáncer, ¿por qué creía que hubiera muerto si la nueva ley de salud nacional se hubiese aplicado por completo en el 2006, cuando fue diagnosticado?
“Pude conseguir que se me diagnosticara el cáncer, tratado durante un período de nueve meses. Eso es lo que me salvó la vida”, me comentó. “Usted no va poder conseguir el servicio hoy en día de forma tan rápida. Eso es lo que estoy diciendo. Es el que la ley y la burocracia van a hacer más lento el proceso”.
Otra pregunta que hice: “¿No es usted, como los observadores políticos dicen, el competidor con menos posibilidades para ganar la nominación republicana?”
Respondió: “Ese es el problema con el pensamiento de algunas personas. Existe pensamiento tradicional, el convencional, pensar en cómo ganar una elección tan grande como la de la presidencia, y existe el pensamiento no convencional.
“A la gente que dice que Herman Cain no tiene ninguna posibilidad de ganar la nominación por el Partido Republicano, o ganar la presidencia, simplemente le digo 'gracias'. Porque durante toda mi vida, he estado en situaciones donde no debía convertirme en vicepresidente de Pillsbury, donde no iba a ser capaz de darle la vuelta a Godfather’s Pizza. No debía tener éxito en subir la escalera empresarial en los Estados Unidos empresariales. Así que a la gente que dice que no tengo oportunidad, les digo 'gracias’. Porque eso me inspira”.
Tras la entrevista, su entonces director de comunicación me dijo que Cain sintió que fue un duro, pero justo cuestionario. Es posible que haya ganado su respeto. A partir de entonces, cada vez que vi a Cain, él afectuosamente se dirigía a mí por mi nombre de pila.
Hizo lo mismo el sábado cuando se retiró de la carrera presidencial, diciendo, “gracias Shannon”, y agradeció nuestra primera entrevista.
El año siguiente, con frecuencia interactuaría con el candidato y su campaña. Conocí, y en última instancia, me hice amigo, de su entonces director de comunicación, Ellen Carmichael. A mediados de año cubrí el anuncio oficial de la campaña presidencial de Cain, desde Atlanta. En un extraño momento tras bambalinas, pasé el tiempo comiendo pizza con Cain y su equipo en su autobús de campaña durante el sondeo de opinión republicano en Ames, Iowa. Ahí estuve cuando Cain lentamente fue a nuestro CNN Express durante la feria estatal de Iowa, charlando con nuestro personal y entrevistado por el presentador Don Lemon.
Confianza y contradicciones
Algunas cosas parecen ser verdad sobre el hombre. Era extraordinariamente encantador y es fingido. Era sorprendentemente confiado y seguro de sí mismo, incluso cuando otros creían que le faltaba algo de pericia.
Pero también era un andante manojo de contradicciones envuelto en un sombrero fedora. Era poseedor de la etiqueta de ‘no político’, aun cuando cometió los penosos errores de novato de un amateur de la política. Ganó seguidores por decir lo que pensaba, aunque pareciera sin lustre. Era habilidoso en resumir ideas políticas complejas a una sola línea que fuera placentera para las multitudes, aunque hiciera que esas ideas sonoran sobregeneralizadas o sobresimplificadas. Pero siempre fue un vendedor brillante de sus ideas y eslóganes, vendiendo el plan “9-9-9” e instando a sus partidarios a montarse en el “El tren Cain”.
Cain también fue simpático y disfrutó del papel de bromista. Sin embargo, algunas de las “bromas” de Cain tuvieron que aclararse después, como el decir que sería montada una cerca eléctrica en la frontera Estados Unidos-México con una señal que advertiría a los inmigrantes ilegales “Esto te va a matar”. Como una columna que apareció, escrita por Cain en el 2006, en la cual abogaba por el golfista Tiger Woods para la presidencia de los EU en el 2016. Como el ofrecerle al exsecretario de Estado, Henry Kissinger, un puesto en caso de un gobierno encabezado por Cain.
E incluso cuando Cain se vio a sí mismo inmiscuido en acusaciones por acoso sexual , bromeó sobre Anita Hill, la profesora de leyes que acusó de acoso al juez Clarence Thomas durante sus audiencias en la Suprema Corte, en 1991.
“¿Ella va a abogar por mí?”, se echó a reír Cain a mediados de noviembre en un evento de campaña en Michigan, mientras la multitud reía con él.
En vista de todo esto, ya sea desde cerca o desde muy cerca, parece que la pregunta sobre “¿quién es Herman Cain?” podría responderse mejor: él es un poco de todo lo que sus partidarios y críticos creen que es. Es parte encantador y carismático, parte de un ahora no prospecto a candidato imperfecto. Es un visionario desconocido y un amateur no preparado. Es tanto una sensación estadounidense como un desastre político.
Pero la verdadera pregunta puede ser, después del escándalo, después de lo dado a conocer, después de que se apagaran las cámaras y los expertos, ¿en quién se convertirá Herman Cain en tanto que su nombre se desvanece de los titulares y en tanto que el país regresa a la tarea de elegir presidente?
Eso sólo lo sabe Herman Cain.