Manifestantes en Moscú quieren "elecciones libres, no la revolución"
Alexey, abogado internacional, está entre las decenas de miles de personas que felizmente soportan la temperaturas bajo cero en la Plaza Bolotnaya en Moscú. Dice que nunca había protestado.
“No soy una persona política”, dice Alexey, quien pidió no se empleara su nombre completo. “Tan sólo soy un ciudadano ruso común”.
Alexey comenta que al siguiente día de las elecciones parlamentarias rusas le preguntó a amigos y colegas por quién votaron. Ninguno mencionó Rusia Unida. “Fue para mí una especie de asombro el entender cómo un partido por el que nadie votó pudo ganar las elecciones”, dice.
Eso fue suficiente para alentarlo a protestar. Su historia no es única. La policía calcula que 25,000 personas se reunieron en Moscú ; organizadores de la protesta dijeron que se habían reunido unas 80,000 personas.
Hay muchos entre la multitud que hasta hace poco eran apáticos en materia política. Pero las elecciones del 4 de diciembre cambiaron su panorama. Los manifestantes exigen la anulación de los resultados de las elecciones en las cuales ganó el partido del primer ministro, Vladimir Putin, Rusia Unida (con 238 escaños), y una nueva votación.
El escritor Dmitry Glukhovsky dice que votó por primera vez. La experiencia lo transformó en otro manifestante primerizo. “Decidí intentar influir en el destino de mi país. Llegué a casilla electoral, deposité la boleta y la robaron”.
Otro hombre entre la muchedumbre, Vyacheslav Zhmakin, deja entrever sentimientos parecidos.
“Estoy un poco enojado porque me dijeron, 'danos algo de tu tiempo para escuchar nuestras posturas', etcétera. Y luego: 'danos algo de tu tiempo para salir y votar'. Veo que mi país no necesita realmente mi voto”, dice Zhmakin.
“Así que quieres nuevas elecciones. ¿Quieres algo más?”, pregunta. “¿Yo? No”.
Este es, a menudo, otro punto repetido por los manifestantes: no quieren una revolución. Tamara Mamedova y sus amigos se ríen cuando empleo esta palabra.
“Sólo queremos elecciones libres. Y eso es todo. No queremos revolución”, comenta Mamedova. “Solo queremos que nos regresen nuestros derechos y eso es todo”.
Pero el movimiento de protesta de este invierno ruso parece tener una cosa en común con la Primavera Árabe: las redes sociales jugaron un papel fundamental para movilizar a estas personas educadas y de clase media, para que se pararan en la nieve y exigieran un cambio político.
“Creo que sin internet, sin Facebook y sin los servicios paralelos de redes sociales rusas, esto no habría sido posible”, dice Glukhovsky.
Muchos en esta multitud no cuentan con experiencia política. Ninguno de ellos es ingenuo. Nadie aquí cree que esta concentración convencerá de anular el voto y convocar a nuevas elecciones al primer ministro Putin. Sin embargo, ha impulsado la esperanza y los manifestantes dicen que eso es un cambio profundo.
“Me siento una, en unión, con toda esta gente”, comenta Mamedova. “Creo que podemos hacer algo. Algo de realmente grande que pueda cambiar toda la situación política en Rusia."