La organización 'mata' el impulso de Gingrich en Florida
El exsenador de Texas, Phil Gramm, alguna vez dijo que el dinero en efectivo es el amigo más confiable que pueda tenerse en la política estadounidense. Esta semana, Florida confirmó la regla.
El impulso de Newt Gingrich en Carolina del Sur no fue nada comparado con los 13 millones de dólares comprados en publicidad por el equipo Romney en el estado del Sol.
Lo que Gingrich amargamente llamó un bombardeo por saturación, en realidad fue una clase de fundamentos políticos. Aunque se habla de una revolución antisistema del Partido Republicano, aún es casi imposible en el largo plazo vencer a una máquina bien financiada y bien dirigida si no puede igualársele. Gingrich no puede.
El exgobernador de Massachusetts y sus aliados superaron al expresidente de la Cámara y sus amigos por un margen de 5 a 1 en las costosas ondas radiales de Florida, según algunas versiones. Cubrieron el estado con recuerdos del abrumador pasado de Gingrich, desde el hoy tristemente pago de 1.6 millones por Freddie Mac hasta los 300,000 dólares de multa por su mal comportamiento que contribuyeron a su salida de la dirigencia de la Cámara, a finales de la década de 1990.
“Las duras críticas de su asociación (de Gingrich) con Freddie Mac lograron los mejores resultados en la campaña negativa”, dijo Wendy Schiller, politóloga de la Universidad Brown. “La justificación de Gingrich por los 1.6 millones que recibió fue débil y evidenció sus problemas de credibilidad”.
Al mismo tiempo, la campaña de Romney desató un ejército de sucedáneos, incluyendo a dos exportadores del estandarte presidencial republicano, quienes cuestionaron las capacidades de Gingrich para ocupar el puesto. También develaron una estrategia más agresiva de debate, anulando la mejor arma en el arsenal de Gingrich. Quizá lo más importante es que lanzaron una operación masiva de voto anticipado.
Más de 630,000 boletas de votación anticipada ayudaron a fijar el liderazgo que Romney tenía antes de Carolina del Sur. Más de un tercio de los electores de las primarias en Florida emitieron su voto antes del martes y respaldaron a Romney sobre Gingrich por un enorme margen de 22 puntos, según el último sondeo en el estado hecho por American Research Group.
El lunes, el expresidente de la Cámara era "petardeado" y estaba que echaba chispas, y llamó mentiroso a Romney y “patético” a su campaña.
“Todo lo que tienen que hacer es tratar de derribar a su oponente al punto en el que ellos son más bajos de lo que uno es”, dijo Gingrich. “Ese es el modelo Romney. ... Ese no es mi modelo”.
Romney estaba divertido. Gingrich “ha estado haciendo un poco de aspavientos en su intento de perseguirme por una cosa o la otra”, dijo el lunes el exgobernador. “Lo acaban de ver, niéguenlo. Ha sido algo doloroso de mirar”.
Las encuestas de salida de la Florida fueron especialmente reveladoras –y dolorosas- para el equipo Gingrich. Romney venció al expresidente de la Cámara entre las y los electores, derrotándolo entre las mujeres por más de 20 puntos. Ganó el voto de los conservadores, moderados y liberales. Obtuvo votos de electores en todos los niveles ingresos monetarios.
Romney venció a Gingrich por 25 puntos entre los electores que nombraron a la elegibilidad como la cualidad más importante de un candidato. Ganó un importante terreno entre la comunidad latina, ganando por 23 puntos entre los hispanos. En las elecciones primarias del 2008 en Florida, Romney perdió ante John McCain por 40 puntos entre la comunidad hispana.
Romney se llevó el voto de los cubanoestadounidenses –un electorado importantísimo para republicanos en Florida en las elecciones de noviembre- por 24 puntos.
Gingrich, a su vez, superó a Romney sólo entre los elementos más duros de la base republicana: electores que se describieron como muy conservadores y evangélicos, o como cristianos renacidos.
Mirando lo que viene el próximo mes, el calendario no se hace más fácil para Gingrich.
Tras las primarias de Florida vendrán los caucus de Nevada, Colorado, Minnesota y Maine. Se espera que Romney tenga un buen desempeño en los caucus que tradicionalmente son de baja participación debido a su mejor estrategia en el terreno. Sin embargo, los entusiastas partidarios de Ron Paul podrían darle bastante competencia a Romney.
Gingrich podría haber sido competitivo en las elecciones primarias (no vinculantes) que se celebrarán en Missouri el 7 de febrero, pero falló en su intento de aparecer en la boleta electoral. Arizona y Michigan celebrarán elecciones primarias el 28 de febrero. Michigan es prácticamente un estado natal para Romney; Arizona (así como también Nevada) cuenta con un importante bloque de electores mormones.
Gingrich también sale perjudicado porque no habrá más debates sino hasta el 22 de febrero. El expresidente de la Cámara ha dependido mucho de la aparentemente serie de interminables debates para mantener a sus seguidores con pleno dinamismo y contrarrestar la ventaja de Romney en anuncios publicitarios. Si se acaba el financiamiento de Gingrich, es confuso qué tanta eficacia podrá tener para permanecer el escaparate.
Independientemente de lo que pase en las próximas semanas, Gingrich se ha comprometido a permanecer en la contienda hasta la convención nacional del partido, a finales de agosto.
Su equipo de campaña señala que sólo una pequeña parte de los 1,144 delegados necesarios para ganar han sido realmente elegidos. Las nuevas reglas de este año del Partido Republicano requieren que la mayoría de los estados voten antes de abril para asignar a sus delegados, de manera proporcional, según los resultados de las elecciones primarias o de los caucus; un aspecto que significativamente ralentizará el avance de Romney.
El expresidente de la Cámara confía en esas normas –además de una poderosa actuación en el Sur, de donde es él- para negarle a Romney la mayoría de delegados cuando se reúnen los republicanos en Tampa para su convención.
“Cuando se observan todos los votos que no son para Romney, es muy probable que en la convención haya una mayoría (de votos de delegados) que no sean de Romney, y tal vez sean un número muy grande”, pronosticó hace poco Gingrich. “Mi trabajo es convertirlos en una mayoría para Gingrich”.
Si Gingrich cumple su promesa y pelea hasta el final con Romney, un aspecto fundamental será el qué tanto Romney podría salir dañado de cara a las próximas elecciones generales en contra de Obama. La historia ofrece una respuesta ambigua. Gerald Ford fue muy debilitado por su combate hasta el último round contra Ronald Reagan, en 1976. Cuatro años más tarde, Jimmy Carter fue magullado por su larga batalla con Ted Kennedy.
No obstante, en el 2008 Obama no pareció salir en lo absoluto herido por su duelo contra Hillary Clinton, el cual duró hasta la prueba final, en junio. Los demócratas sabían que, pasara lo que pasara, iban a hacer historia, ya fuera por elegir a una mujer o por elegir a un afroestadounidense como su abanderado. La abrumadora mayoría de los partidarios de Clinton al final apoyaron a Obama.
En este momento, el nivel de virulencia en la contienda republicana plantea serias dudas sobre la capacidad de hacer lo mismo por parte de los republicanos. Casi el 40% de los electores de Florida comentaron el martes que les gustaría ver a alguien nuevo en la contienda. Más de la mitad de los que votaron por Gingrich dijeron que no estarían satisfechos con la designación de Romney como candidato republicano.
“Lo que Romney y el “sistema” del Partido Republicano tiene que entender es cuánto tomará el conseguir el apoyo de Newt”, dijo Schiller, de la Universidad Brown.
Dado el actual tono de la campaña, no queda claro si hay - o si habrá - una respuesta razonable a esta pregunta.