El terror se apodera de la sitiada ciudad de Homs
En la antigua ciudad siria de Homs, los habitantes solían disfrutar de una vibrante cultura del café y una vida relativamente sencilla.
Era una urbe exitosa: centro agrícola, petrolero y comercial; hogar de chiitas, sunitas y alauitas, así como de una pequeña comunidad cristiana entre su millón de habitantes.
La carretera que pasa por Homs conecta a la ciudad más grande de Siria, Aleppo (en el norte) con la capital, Damasco (en el sur) desde donde el ejército del presidente Bachar al Asad llegó.
Pero esos días son recuerdos distantes. Homs se convirtió en el corazón del levantamiento en contra del gobierno y en el centro de la brutal represión del régimen.
Rebeldes y civiles atrincherados en la ciudad sitiada mueren bajo una incesante lluvia de ataques con proyectiles.
El Ejército sirio ha rodeado la ciudad con tanques y armas pesadas; hay francotiradores en los techos derribando a cualquiera que se atreve a caminar por las calles, dicen activistas de la oposición.
Temen que ahora, después de una larga semana de brutales ataques, el Ejército esté a punto de emprender acciones para aniquilar a la resistencia.
Nadie sabe con certeza cuántas personas viven bajo el bombardeo. Se resguardan atemorizados en sus casas, mientras afuera explotan los proyectiles, los cuales destruyen edificios y matan indiscriminadamente.
La cifra de muertos aumenta todos los días, mientras los líderes mundiales entablan pláticas, pero con el apoyo de China y Rusia a Siria, la ayuda internacional es solo retórica.
"Van a matarnos a todos y, si no nos ayudan, matarán millones y nadie conocerá los detalles. Por favor, alguien ayúdenos", dijo un hombre que usó el nombre ficticio Danny para proteger su identidad, en un mensaje enviado desde Homs al resto del mundo a través de YouTube y CNN.
Tras el fracaso del Consejo de Seguridad de la ONU para llegar a un acuerdo sobre una resolución que condene la violencia, Homs ha atestiguado algunos de los más violentos ataques hasta ahora perpetrados por el ejército de Asad.
"Hay un helicóptero que ahora ataca la zona de Baba Amr. Hace media hora, dos helicópteros. Muchos disparos antes. Y explosiones en algunas casas del lugar", dijo un habitante que se identificó como Aslan.
"En mi recámara, junto con mi amigo, ya que mi familia (abandonó la zona, tienen demasiado miedo) no hay electricidad. No red (de internet). Nada. Tenemos Thuraya (un teléfono satelital de mano). También red libanesa (de teléfono celular). No hay medicamentos, se necesita oxígeno ahora (para los hospitales)”.
El jueves pasado, en un hospital de Baba Amr, muertos y heridos llegaban todo el tiempo. Ali, un médico, dijo: “Todo lo que tengo son gasas, vendas, material viejo para suturar y (unas) pocas toallas antisépticas”.
No cuenta con equipo quirúrgico para asistir a los heridos. Mientras habló por teléfono con CNN se escucharon siete estruendosas explosiones. Creía que los aviones sirios bombardeaban la ciudad, mas no quería asomarse por la ventana para comprobarlo, pues le podría costar la vida.
"No hay forma de escapar en Baba Amr, porque todos los suburbios de los alrededores también están bajo ataques y a cualquier cosa que se mueve le disparan", comenta Hazoury.
Calcula que los ataques han dañado el 60% de los hogares en Baba Amr.
Las familias que intentaron escapar fueron capturadas por las fuerzas del gobierno y asesinadas, dijo un portavoz de la oposición, a quien CNN le llama Abu Rami.
Los videos que pretenden mostrar la violencia en Homs parecen sustentar los relatos de los testigos, aunque no es posible confirmar su autenticidad.
En una escena, una hilera de edificios pintados de color rosa y azul pastel estaban intactos, pero del otro lado de la calle, cuerpos eran sacados de entre los escombros que dejó un ataque y depositados en camiones.
En otra calle, un cohete dejó tras su explosión una forma de "V" en una pared de la calle, mientras el humo cubría la escena.
Otro video contiene imágenes de heridos —a veces sangrando, a veces vendados— y de escuelas y hogares que han sido bombardeados.
El miércoles pasado, Danny habló vía Skype. Con audífonos y encerrado en un cuarto con paredes blancas, enseñó un mortero que había caído por ahí cerca: "Somos seres humanos, aquí somos asesinados como animales... Me da miedo que un cohete pueda caer en este cuarto y matarme", dijo.
"Las mujeres y los niños se han acostumbrado a ver sangre y trozos de cuerpos en las calles. Realmente están asustados. Nos han estado bombardeando con cohetes. Hay francotiradores en todos estos edificios. A cualquiera que intente salir a la calle le dispararan. Siempre caminamos pegados a la pared para que no nos vea el francotirador".
En los videos subidos a YouTube, Danny mostró a un vehículo militar que fue capturado por combatientes rebeldes, a civiles que viven en cuartos muy pequeños, a cuerpos que yacen en el piso... y su propia desesperación.
Los sobrevivientes están atrapados, esquivan francotiradores y los disparos de armas pesadas provenientes de los tanques que rodean la ciudad, en espera de avances del Ejército.
El rebelde Ejército Libre de Siria —el cual tiene entre sus filas a soldados que desertaron del ejército de Asad— está imposibilitado para contraatacar debido a que las fuerzas del gobierno bombardean desde fuera de la ciudad, posición más allá del alcance de sus armas de bajo calibre, comentó Abu Rami.
"¿Quién va a resistir? No se puede ver nada, así que no hay ninguna resistencia armada en estas zonas", dijo.
Zonas de la ciudad se encuentran sin luz. A veces las fuerzas de seguridad cortan la electricidad y las redes de telecomunicaciones de cara a las madrugadoras redadas emprendidas para acabar con los integrantes de la oposición.
"Si estás en un lugar donde cortaron la electricidad o la red telefónica, sabes que estás en problemas”, comentó Abu Rami.
Hay escasez de todo, desde la fórmula láctea para los niños hasta aceite para calefacción, y las fuerzas de seguridad impiden que la ayuda médica llegue a los ciudadanos agonizantes.
Parado en una calle atacada por proyectiles, Danny grita ante su cámara: “¿Dónde está la ONU?, ¿dónde está la humanidad, dónde está Estados Unidos?”