Christian Wulff: los escándalos de un político clave del equipo de Merkel
El presidente de Alemania, Christian Wulff, que tomó posesión de su cargo hace menos de dos años, se ha visto obligado ante las presiones de partidos, medios de comunicación y la ciudadanía a abandonar la jefatura del Estado tras un escándalo de corrupción y tráfico de influencias. Se trata de la primera renuncia en Europa Occidental de un jefe de Estado por sospecha de corrupción en los últimos años. Su dimisión salpica al cargo en sí. Como jefe de Estado, su misión es entendida como la de la máxima instancia moral del país.
Su situación se hizo insostenible después de que la Fiscalía de Hannover, en el norte del país, solicitara ayer al Parlamento alemán que levante la inmunidad al político cristianodemócrata (CDU) para posibilitar una investigación contra él.
El escándalo saltó hace dos meses a raíz de informaciones publicadas por el diario Bild, según las cuales Wulff mintió ante el Parlamento regional de Baja Sajonia, cuando presidía ese estado federado, en relación a sus vínculos con un empresario del que habría aceptado un crédito privado para la compra de una casa.
A pesar de pedir disculpas por no haber mencionado el crédito en cuestión al ser interrogado por ello en 2008, el presidente no logró calmar los ánimos de la opinión pública y, por el contrario, aparecieron nuevas sospechas y acusaciones.
Las críticas posteriores surgieron por las vacaciones que Wulff y su familia tuvieron en Italia, España y Estados Unidos como invitación de diversos empresarios locales, así como la adquisición de vehículos para uso privado en condiciones sospechosamente favorables.
En estos dos meses desde que saltara la polémica, la canciller alemana, Angela Merkel, ha demostrado en más de una ocasión su respaldo y aprecio personal hacia Wulff, que llegó a la Presidencia en junio de 2010 a propuesta suya y tras la dimisión de su correligionario Horst Köhler.
Aunque fue nombrado candidato de la coalición gubernamental —cristianodemócratas, socialcristianos bávaros y liberales— a la Presidencia de Alemania, tuvo que pasar tres votaciones hasta convertirse en presidente, lo cual dejó de manifiesto las disidencias entre estos partidos, además de su rechazo por parte de la oposición.
Pese a todo, Wulff se convirtió en el presidente más joven de la historia de la República Federal de Alemania y fue el segundo católico en asumir la jefatura del Estado, después de Heinrich Lübke.
Desde que Merkel lanzara su candidatura, Wulff, hombre con reputación de estratega mucho más duro de lo que su eterna sonrisa y suaves maneras hacen pensar, tuvo que lidiar con la dudas de sus propias filas sobre si era la persona adecuada para el primer cargo representativo del país.
Wulff nació en Osnabrück, Baja Sajonia, en 1959, y se formó como jurista. Ingresó en las filas de la CDU en 1975 y se desempeñó como primer ministro de Baja Sajonia entre 2003 y 2010 en coalición con el Partido Liberal (FDP).
Antes de llegar a ese puesto, encajó dos derrotas seguidas en el estado ante el socialdemócrata Gerhard Schröder, jefe del gobierno de Baja Sajonia desde 1990 a 1998, año en que arrebató la cancillería federal a Helmut Kohl.
Está casado en segundas nupcias con Bettina, con quien tiene un hijo, y cada uno de ellos tiene una hija de su primer matrimonio.