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Las denuncias previas del deterioro ferroviario indignan a los argentinos

Reportes de sindicatos y una auditoría que señalaban la seguridad deficiente fortalece la petición para que se depuren responsabilidades
jue 23 febrero 2012 02:57 PM
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El accidente de este miércoles en un tren de cercanías en Buenos Aires en el que murieron al menos 50 personas y 600 resultaron heridas ha generado indignación por el deterioro y la falta de seguridad del sistema ferroviario del país, y sobre todo, por la necesidad de que se tomen medidas para evitar una tragedia similar.

"Viajo todos los días en este tren. Estoy muy asustada por lo que pasó. Esta mañana viajé, pero llegue más tarde que cuando pasó el accidente. Pero no me extraña, es la peor de todas las líneas, no tiene limpieza, es inseguro y se viaja siempre abarrotado. Y no es la primera vez que pasa una tragedia así. Siempre viajo con temor, nunca sabes si te va a pasar algo grave. Y pasó. Estoy aterrada”, dijo Lourdes Heugemile, una madre de 47 años, que sostenía a su bebé en el momento del accidente en la línea, que usa diariamente.

Los sindicatos del sector manifestaron que habían denunciado la inseguridad del sistema ferroviario desde hace años. El secretario de Transportes, Juan Pablo Schiavi, lo desmintió este miércoles en rueda de prensa. Schiavi dijo que la máquina funcionaba bien, que había parado en las 14 anteriores paradas y que los problemas se centraron en los últimos 40 metros, cuando el tren circulaba a 20 kilómetros por hora, una velocidad unas cinco veces por encima de lo normal, antes de llegar a la parada de Once. Sus declaraciones generaron la indignación popular al asegurar que, si el siniestro se hubiera producido en un día festivo no habría pasado a mayores y que la tragedia fue más grave por la "costumbre" de los argentinos de viajar en los primeros vagones. 

El gobierno de Argentina ha anunciado este jueves que se presentará como querellante en la causa del accidente para que se depuren responsabilidades, después de que adversarios políticos de la Cristina Fernández aseguraran que a la presidenta le constaban las denuncias sobre el estado de los trenes sin que haya tomado medidas. La oposición culpa a unas instalaciones viejas, de la época del presidente Carlos Menem. Una postura que comparte el dirigente de la Unión ferroviaria, Roberto Núñez, que denunció la falta de inversión, con trenes de 50 años de antigüedad.

Eduardo Mondino, defensor del pueblo, aseguró al diario Clarín que “cada tren que sale con las puertas abiertas pone en riesgo la vida de las personas que viajan. En los últimos años, no ha mejorado sino que empeoró por la corrupción y la desidia. Han destruido los ferrocarriles, Esto no es un accidente, tiene responsabilidades políticas y funcionales".

Un informe de 2007 de la Auditoría General de la Nación (AGN) sobre la línea en la que ocurrió el accidente denuncia que la concesionaria TBA, la empresa que gestiona la red de cercanías de Buenos Aires, no aportó la información necesaria sobre el mantenimiento, lo que dificulta la revisión de las condiciones de las instalaciones, de acuerdo con el informe. El texto señala los pasos a nivel, el sistema de frenos y las barreras de cerramiento como muestra de la inseguridad, además de las carencias del mantenimiento, por lo que recomienda la restricción de la velocidad máxima.

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La justicia investiga las circunstancias del siniestro y las posibles causas, mientras aumenta la polémica sobre la necesidad de depurar responsabilidades para evitar que la tragedia se repita en el futuro.

El convoy había estado dos meses parado por problemas técnicos, según dirigentes sindicales, tenía entre 40 y 50 años de antigüedad, transportaba alrededor de 1.500 pasajeros y, como es habitual en la red de cercanías de Buenos Aires, hacía su recorrido con varias puertas abiertas, según testigos citados por EFE. Unas condiciones familiares para los usuarios del ferrocarril argentino, acostumbrados a trenes desvencijados, sin puertas o sin ventanillas, sucios, viejos y, con frecuencia, con deficiencias técnicas. 

Argentina llegó a tener una de las mejores redes ferroviarias latinoamericanas, pero las privatizaciones masivas del gobierno de Carlos Menem (1989-1999) desmantelaron el sistema público de transporte y dejaron la red en manos de empresas privadas que reciben suculentas subvenciones, de acuerdo EFE.

En las puertas de la morgue, Juan Frumento lloraba por la muerte de su hijo de 32 años: "La responsabilidad es de los que tienen a su cargo la dirigencia del país, que son los que tienen que tener el transporte en condiciones y no lo hacen", dijo a EFE. "Vayan y controlen a TBA. No sólo somos un vaso de agua y un psicólogo, somos seres humanos con derechos", sollozaba la tía de otro joven muerto en el accidente del miércoles.

En medio de la polémica, Roque Cirigliano, de la empresa TBA, afirmó este jueves que el tren "estaba en buenas condiciones" y no se descarta que el accidente obedezca a un "error humano" dado que "es poco probable que se quede sin frenos".

Andrés D´Alessandro contribuyó con este reporte. 

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