La economía de la ciudad de Sendai crece después de la tragedia
Los vehículos convertibles se venden bien en las agencias de Mercedes Benz en Sendai, al norte de Japón. Pero esto es inusual, pues Sendai no es el tipo de lugar donde uno puede imaginarse conduciendo con la capota abierta. Las temperaturas son de una sola cifra durante cinco meses al año y en la costa hace aún más frío.
Tsotomu Ishihara, presidente de la agencia Yanase Tohoku de Mercedes Benz, anunció que vendió 16 autos durante agosto y septiembre. De hecho, casi todos los modelos registran buenas ventas y el negocio prosperó casi 50% durante el 2011.
Luego del terremoto y el tsunami del 11 de marzo del año pasado, los negocios de Sendai viven un repunte de ganancias. Esto ha sido posible gracias a la llegada de trabajadores, personas evacuadas y compensaciones gubernamentales a la zona.
Sendai se ha convertido en el eje de la recuperación económica de Japón; sobresale de entre las ciudades costeras que luchan por iniciar su reconstrucción. Los habitantes de esta zona comienzan a gastar en los comercios locales.
"La mentalidad de los consumidores cambió después del terremoto", dijo Ishihara. "La gente procuraba no gastar tanto y ahorrar dinero, pero después del terremoto, (ellos) gastan más en autos de lujo; además el mercado cambiario y de valores no anda bien".
El balance comercial de Japón —la suma del comercio interno y externo—alcanzó un déficit inusitado de 5,400 millones de dólares el mes pasado, según cifras dadas a conocer por el gobierno. Para la economía japonesa, basada en las exportaciones, es un revés que resalta las dificultades económicas del año pasado.
Los analistas dicen que gran parte del déficit comercial de Japón se debe al aumento en las importaciones y al alza de precios del gas natural y el petróleo, que han registrado una mayor demanda al suspenderse el suministro de energía nuclear en la nación.
La industria automotriz reanuda su marcha
El economista en jefe de Nomura Securities, Takehide Kiuchi, escribió en un reporte: "A un año del terremoto, la economía japonesa aún se encuentra afectada por el desastre".
Kiuchi gregó que las perspectivas sobre el impacto económico potencial al momento del desastre "iban de extremadamente optimistas a extremadamente pesimistas", pero ahora ambas parecen exageradas.
Las expectativas más sombrías preveían un desasosiego civil generalizado, despidos masivos en las compañías japonesas y una caída en el consumo. Eso nunca sucedió.
Sin embargo, Kiuchi aclara que tampoco se cumplieron las expectativas de una reconstrucción moderada, sin pensar en los efectos del encarecimiento del yen y la deflación constante, factores que traerían consecuencias a la economía.
"El progreso obtenido con la reconstrucción a lo largo del año pasado, nos damos cuenta de la fuerza del sector privado de Japón", dijo. "Las compañías japonesas han mostrado una prontitud asombrosa para superar los problemas que obstaculizaron sus cadenas de suministro, en especial en el sector automotriz; dichos problemas se han resuelto de una forma expedita".
Sin embargo, la respuesta del gobierno es otra historia.
"En comparación con los grandes esfuerzos del sector privado, la respuesta de las autoridades ha dejado muchos cabos sueltos", señaló Kiuchi. "En el recuento de los daños del terremoto, se esperaba que el partido gobernante y la oposición formaran un gobierno de unidad nacional, pero esto nunca fructificó".
Tadashi Yanai, uno de los hombres más ricos de Japón y fundador de la minorista Uniglo, cree que los sucesos del 11 de marzo sirvieron para hacer ver a los japoneses el estado precario en que se encontraba la economía. "Gastamos el doble de lo que ganamos. Nuestra estructura administrativa es la más ineficiente del mundo. Esto no puede seguir", dijo.
Espera que la reconstrucción no signifique un regreso a las viejas prácticas, sino una oportunidad para reformar al gobierno e integrar a la economía japonesa con el mundo exterior.
Aún así, los negocios florecen en Sendai. Noburu Sato dice que recibe incontables llamadas de personas que necesitan reconstruir sus casas. "Honestamente, desarrollé un problema cardiaco al principio, por tantas llamadas", dijo. "Mi teléfono no paraba de sonar".
Antes del terremoto, muchos de sus competidores abandonaron el negocio de la construcción. Ahora, la única limitación son los trabajadores, quienes vienen desde lugares tan lejanos como Kobe o Nigata en busca de un empleo.
Según los constructores, hay suficiente empleo para 10 años.
Los trabajadores de la recuperación, desde obreros hasta ejecutivos de construcción, también traen clientela a los hoteles, bares y restaurantes de Sendai. El gerente de un hotel-cápsula en el centro dijo que su negocio ha crecido al doble de lo que era el año pasado, y no falta quien esté dispuesto a pagar 45 dólares por usar los baños y ocupar una pequeña habitación por una noche.
La actitud de la gente respecto al gasto ha cambiado; los ciudadanos van en grupo a las tiendas de lujo de una forma inusual hasta antes del terremoto. Las ventas en las grandes tiendas minoristas aumentaron en 10% el último trimestre.
Una compradora que portaba un bolso Louis Vuitton dijo: “Solíamos pensar: ‘esperemos’, aún cuando queríamos comprar. Sin embargo, después de esa experiencia, comprendimos que eso no tenía sentido".