Las calles de Toulouse se cubren de miedo, tristeza e incomprensión
En las calles de la Ciudad Rosa de Toulouse, en Francia, las banderas ondean a media asta: la ciudad está de luto y sin poder creerlo. En poco más de una semana, tres salvajes tiroteos han dejado siete muertos, entre ellos tres niños, y dos más se debaten entre la vida y la muerte.
Los ataques, dos de los cuales tenían como objetivo a soldados pertenecientes a minorías étnicas, y un tercero contra una escuela judía, han dejado atónito al país, con el temor a otro posible ataque.
“Hay mucho miedo”, dijo Jean Cohadon, reportero de nota roja en el periódico Depeche du Midi. “Ya ha matado tres veces, en cada ocasión con más víctimas, y la gente se pregunta ‘¿Qué va a hacer mañana?’”
Toulouse, una bella ciudad en las orillas del río Garona, en el suroeste de Francia, es más conocida por su histórica vieja ciudad, universidades, iglesias y galerías, y por ser sede del fabricante de aviones Airbus.
Con una enorme población estudiantil y trabajadores provenientes de todo el mundo, dedicados sobre todo a las empresas relacionadas con la industria aeroespacial, la ciudad es orgullosamente internacional.
“Siempre me he sentido muy seguro aquí”, dijo a CNN un judíoestadounidense, quien pidió que no se revelara su nombre. “Amamos la ciudad. Es un lugar encantador, como un pueblo dentro de una ciudad, muy pintoresco en realidad. Estamos absolutamente impactados por lo que ha sucedido. No lo puedo creer, parece tan surreal”.
La tragedia comenzó hace nueve días, con el incidente de disparos contra un soldado que estaba fuera de servicio, en Toulouse. Pero al principio, dice Cohadon, nadie podía imaginar los horrores que estaban por llegar. “La primera muerte no pasó desapercibida, pero nadie tenía la menor idea de lo que estaba detrás de esto, el soldado no portaba uniforme, y pareció un incidente aislado”, dijo a CNN.
Después, el pasado jueves, tres integrantes de un regimiento de paracaidistas local fueron asesinados a tiros en Montauban, a unos 20 kilómetros de distancia. Dos de ellos murieron; el tercero sigue en estado crítico.
La policía pronto relacionó los dos ataques, en los cuales estaban involucrados soldados de origen norteafricano y caribeño, en hechos perpetrados con la misma arma, por un pistolero que huyó en una moto.
“Eso llevó a la pregunta sobre los motivos detrás del ataque”, dijo Cohadon. “¿Por qué fueron contra los soldados? ¿Por qué contra integrantes de un regimiento de paracaidistas? ¿Existía un vínculo con nuestras operaciones en Afganistán?”
Con el tercer ataque, llevado a cabo el lunes en la Escuela Ozar Hatorah, en Toulouse, las cosas se pusieron, según Cohadon, “todavía más difíciles". “Aquí hay cuatro muertos, de los cuales tres eran niños, chiquitines, de tan sólo tres, seis y ocho años. El ataque parece predeterminado, muy violento, se dice que el pistolero disparó contra todo lo que se movía, y de nuevo volvió a escapar en una moto”.
Una vez más, el tiroteo ha dejado a los habitantes cuestionándose los motivos del atacante, así como de qué más es capaz el individuo. “¿Fue solamente por motivos racistas? ¿Es alguien que está atacando a las minorías? ¿Es un ataque terrorista?”, dijo Cohadon. “Y si en tres ocasiones pudo asesinar de tal manera, ¿qué pasará en la próxima?”
Se ha reforzado la seguridad en la ciudad, y en los centros religiosos de todo el país, y se llevó a la policía antiterrorista parisina para supervisar la investigación, una señal de que los asesinatos oficialmente fueron considerados un acto de terrorismo, aunque el atacante sigue prófugo.
“Existe mucha inquietud ya que todavía no se ha sido detenido a nadie, ese es el gran problema para todos: ¿van a encontrar a esa persona?”, dice el expatriado estadounidense, integrante del grupo de los estadounidenses en Toulouse.
“Aunque si se camina por la ciudad, uno no necesariamente se va a enterar del asunto, las calles siguen con mucha actividad”.
Las autoridades de la ciudad han cancelado el carnaval anual, el cual debía haberse celebrado esta semana, tanto por respeto a las víctimas y sus familias como por las preocupaciones referentes a la seguridad.
“Es una declaración asombrosa el que la ciudad diga que ‘no hay manera en que podamos celebrar’”, dijo el expatriado estadounidense.
No parece imposible que los habitantes de la ciudad se sientan con ganas de celebrar algo hasta que el asesino sea capturado y llevado ante la justicia, hasta entonces, dice Cohadon, una atmósfera de “preocupación e incomprensión” seguirá sintiéndose en la ciudad.