Benedicto XVI pide combatir el turismo sexual y el tráfico de órganos
El papa Benedicto XVI pidió a la comunidad internacional que aumente la vigilancia para prevenir y combatir "aberraciones" como el turismo sexual y la trata de seres humanos por motivos sexuales o para trasplantes de órganos.
El pontífice hizo esa petición en un mensaje enviado al presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, el cardenal Antonio María Veglio, con motivo del VII Congreso Mundial de la Pastoral del Turismo que comienza este lunes en Cancún, en el estado mexicano de Quintana Roo, hecho público por el Vaticano.
En su misiva, enviada también al prelado de Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, el pontífice señala que las vacaciones son "un derecho" que brinda la posibilidad de admirar la belleza de los pueblos, de las culturas y de la naturaleza "y nos puede conducir a Dios, ya que por la grandeza y hermosura de las criaturas se llega a contemplar a su Creador".
Pero también, precisa, no está exento de peligros y elementos negativos, "males que hay que afrontar urgentemente, ya que conculcan los derechos y la dignidad de millones de hombres y mujeres, especialmente de los pobres, los menores y los discapacitados".
"El turismo sexual es una de las formas más abyectas de estas desviaciones que devastan, desde el punto de vista moral, psicológico y sanitario, la vida de las personas, de tantas familias y, a veces, de comunidades enteras", denuncia el Papa.
Benedicto XVI agrega que "la trata de seres humanos por motivos sexuales o para trasplantes de órganos, así como la explotación de menores, su abandono en manos de personas sin escrúpulos, el abuso y la tortura, se producen tristemente, asimismo, en muchos contextos turísticos".
Todo ello, subraya en el mensaje, ha de inducir "a aquellos que se dedican por motivos de trabajo al mundo del turismo y a toda la comunidad internacional a aumentar la vigilancia, a prevenir y combatir estas aberraciones".
El papa Ratzinger aboga por un turismo distinto, capaz de promover un "verdadero conocimiento recíproco, que nada quite al descanso y a la sana diversión".
El Obispo de Roma invita a los congresistas reunidos en Cancún a promover una cultura de turismo "ético y responsable", de modo que llegue a ser respetuoso con la dignidad de las personas y de los pueblos, accesible a todos, justo, sostenible y ecológico.
"El disfrute del tiempo libre y las vacaciones periódicas son una oportunidad, así como un derecho. La Iglesia desea seguir ofreciendo su sincera colaboración, desde el ámbito que le es propio, para hacer que este derecho sea una realidad para todos los seres humanos, especialmente para los colectivos más desfavorecidos", asegura.
Benedicto XVI defiende también un turismo que sea respetuoso con los lugares sagrados y la función litúrgica para la que nacieron esas obras.
El jefe de la Iglesia católica aboga para que el turismo sirva para el crecimiento humano y espiritual de las personas, al considerar que las vacaciones es "un tiempo oportuno para que el cuerpo se relaje y también para alimentar el espíritu con tiempos más largos de oración y de meditación, para crecer en la relación personal con Cristo y conformarse cada vez más a sus enseñanzas".
El pontífice es partidario de que el turismo sirva asimismo para presentar a Cristo "como respuesta suprema a los interrogantes del hombre de hoy".
Cerca de dos millones y medio de personas son explotadas en el mundo (la mayor parte con fines sexuales) lo que genera ganancias por 24,000 millones anuales, según cifras de las Naciones Unidas.
La Cámara de Diputados de México aprobó en marzo la Ley general para prevenir, sancionar y erradicar los delitos en materia de trata de personas y para la protección y asistencia a las víctimas de este delito. La ley establece sanciones a quien capte o traslade personas en situación de trata, y todavía falta que la apruebe el Senado.
En el país hay entre 16,000 niños víctimas de este delito, según cifras de la Unicef.
El turismo sexual infantil está presente en México en regiones como Acapulco y Cancún, y ciudades fronterizas como Tijuana y Ciudad Juárez, según datos del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Las autoridades estadounidenses afirman que la mayoría de los turistas relacionados con este delito provienen de Estados Unidos, Canadá, Europa occidental y algunos ciudadanos mexicanos.