Adoptado español: "Lo dijeron sin rodeos. Era un mercado de bebés"
La hermana María Gómez es una monja católica de 87 años. Custodiada por la policía, compareció este mes ante una corte española. Se le acusa de haber robado a un bebé y darlo en adopción de manera ilegal en 1982.
La monja se negó rotundamente a testificar y fue objeto de las burlas de la gente que estaba afuera del juzgado. La anciana de hábito gris se ha convertido en la cara de lo que en España se conoce como el caso de los niños robados.
De acuerdo con declaraciones de los grupos que trabajan con los entonces menores adoptados y que hoy son adultos, miles de bebés recién nacidos fueron robados a sus madres directamente en los hospitales y vendidos a familias que estaban desesperadas por tener hijos.
Se han presentado por lo menos 2,000 casos ante la Fiscalía española, sin embargo, muchos creen que puede haber decenas de miles más que datan de la década de los 50 y hasta de los 90.
Hasta ahora, todo indica que detrás de los casos registrados por toda España se escondían individuos que pretendían ganar dinero y no una red nacional coordinada o de bandas del crimen organizado.
De todos estos casos, la única persona que ha resultado sospechosa ha sido la hermana María Gómez. Un día después de su comparecencia ante la corte, emitió una declaración en la que negaba las acusaciones y las calificaba como intensamente desagradables; aseguró que nunca había escuchado sobre un solo caso de un recién nacido que hubiera sido separado de su madre valiéndose de coerción o amenazas.
Viajamos a España para hablar tanto con los padres que creen que sus hijos fueron robados como con quienes creen que fueron separados de sus padres naturales.
"¿Quiere un niño o una niña?"
Juan Luis Moreno y Antonio Barroso crecieron juntos. Sus padres tenían intereses y trabajos diferentes, sin embargo ambas familias vacacionaban todos los años en la ciudad de Zaragoza.
Décadas después, cuando ambos ya contaban 40 años, el padre agonizante de Moreno le confesó la verdad sobre aquellas vacaciones de verano: ambas familias estaban pagando cuotas anuales a una monja católica. Dijo que el dinero se utilizó para pagar la adopción ilegal de ambos niños cuando eran recién nacidos. “De hecho, a mi padre le dieron a escoger entre un niño y una niña”, relató Moreno. “Lo dijeron sin rodeos. Aquello era un mercado de bebés".
Moreno dijo que su padre le confesó haber pagado casi el doble de lo que costó la casa familiar, una suma enorme para una familia de clase trabajadora.
La verdad enfureció a tal grado a ambos hombres que decidieron rastrear y enfrentar a la monja —no la hermana María Gómez— que facilitó la adopción ilegal. Al principio negó haber recibido pago alguno, sin embargo, poco a poco fue recordando a los padres adoptivos de ambos.
Barroso relató: “Estaba tan enojado que la amenacé: ‘Vas a estar en muchos problemas. Vas a ir a prisión’. Era lo menos que podía hacer porque lo que quería era estrangularla".
Moreno continúa: “¡Imagínense! Te dice con toda la tranquilidad del mundo que había dos para la región del Penedés. Como si fuéramos pollos en el mercado. Como dos kilos de tomates. ¿Qué clase de mente retorcida hace esto?”
Búsqueda sin evidencias
Después de eso, Moreno y Barroso crearon Anadir, una asociación para los niños robados en España. La respuesta ha sido abrumadora. Cientos de personas los han contactado con la esperanza de encontrar a sus hijos o padres perdidos.
Anadir ha construido una base de datos con el ADN de los padres que buscan a sus hijos. Sin embargo, al día de hoy sólo han obtenido un puñado de coincidencias y las probabilidades de que las familias se vuelvan a reunir son escasas.
Inés Pérez y su hija, Inés Madrigal, tienen la clásica relación amorosa de madre e hija, sin embargo, también son víctimas del escándalo de los bebés robados.
Inés hija es casi 30 centímetros más alta que su pequeña y encorvada madre. Le exaspera que su madre viva sola, limpia el pequeño departamento en el vive y le ayuda a peinar su cabello blanco. Inés madre tiene 89 años, pero aún está sana, conserva el sentido del humor y sobre todo, una buena memoria. Recuerda el día en que nació Inés Madrigal, precisamente porque no estuvo allí. “No fue adoptada, me la regalaron por haber cuidado a un niño. No me dieron flores ni dinero. Me dieron un bebé”, relata.
Dice que el día en que Madrigal nació, el médico encargado de una clínica de maternidad, Eduardo Vela, le dijo que le tenían una “sorpresa”. Cuando llegó, le puso una bebé recién nacida en los brazos y le dio un acta de nacimiento falsa. La bebé era pequeña, había sido prematura.
Pérez recuerda que el médico le dijo: “Sólo póngala en él coche entre dos botellas con agua caliente”. Después entró una mujer con el médico, vestía ropa de quirófano y trataba de esconder el rostro. “Desde luego que en retrospectiva sacas tus conclusiones".
Pérez recordó más adelante que la mujer decía que no deberían hacer nada que ocasionara que las otras mujeres en la clínica “descubrieran el ajo”, levantaran sospechas.
El fiscal de Madrid dice que perseguir un caso criminal tiene sus problemas. Asegura que perseguir el delito de las actas de nacimiento falsas ya es imposible por haber sucedido hace tanto tiempo y no prueba que algún bebé haya sido robado.
Dentro del resumen del testimonio que dio a los investigadores en el caso de Inés Madrigal, Vela niega haber cometido un delito; alega que sólo ayudó a aquellas mujeres que querían dar en adopción a sus hijos y que nunca presionó a alguna mujer a hacerlo. CNN trató de ponerse en contacto con Vela pero, éste se negó responder las preguntas sobre el caso.
Pérez contó la historia a su hija cuando ésta cumplió 18 años. Mostraron a CNN el acta de nacimiento falsa y las pruebas de ADN que muestran que no hay parentesco entre ellas.
Sin embargo, Madrigal quiere saber más. ¿Fue simplemente dada en adopción o fue uno de los bebés robados de España? “Si no fui robada, entonces ¿dónde está la firma de mi madre natural?”, se pregunta. “Sólo quiero saber la verdad".