Víctimas de ataques en Noruega relatan su historia en juicio a Breivik

Ocho sobrevivientes de la explosión en oficinas del gobierno testifican en el juicio contra el asesino confeso de 77 personas en Noruega
AFP. Anders Behring-Noruega Anders Behring comparece a su juicio

Un servidor público noruego al que le tuvieron que amputar una pierna tras ser alcanzado por una bomba colocada por el fanático de ultraderecha Anders Behring Breivik habló este viernes en una corte sobre el momento en que su vida cambió para siempre.

"Repentinamente, algo me impactó, una ola de presión muy fuerte que me levantó y me lanzó lejos", relató Tore Raasok, un trabajador de 56 años del Ministerio de Transporte, a los magistrados que juzgan a Breivik por el asesinato de 77 personas el verano pasado.

Raasok es uno de los ocho sobrevivientes de la bomba que colocó Breivik el 22 de julio del 2011 en oficinas del gobierno, y que se presentan este viernes como testigos en  del presunto atacante en sus vidas.

Los sobrevivientes de otra atrocidad de Breivik —un tiroteo en un campamento de verano del Partido Laborista— comparecerán en la corte en una fecha posterior.

"Las cosas han estado bastante bien con mis ojos", comentó el servidor público con anteojos, mientras Breivik miraba atentamente a pocos metros. "Veo tan mal como antes del evento", agregó con humor negro.

"Todo esto es muy difícil de escuchar. Pero estos casos son parte de la acusación, de modo que las víctimas tienen que arrojar luz sobre las consecuencias de lo que pasó", dijo el fiscal Svein Holden.

Breivik, de 33 años, es acusado de terrorismo y asesinato por detonar una bomba que mató a ocho personas e hirió a más de 200. En el segundo ataque, es acusado por matar a tiros más tarde a 69 personas, la mayoría de ellos entre 14 y 19 años.

, pero negó tener alguna responsabilidad criminal, argumentando que las víctimas eran "traidores" de izquierda cuyo supuesto apoyo político a la inmigración estaba ayudando a destruir la cultura europea.

Kristian Rasmussen, otra víctima de la bomba, dijo a la corte que se encontraba escribiendo un correo electrónico en su oficina en el Ministerio de Energía cuando "todo se volvió negro".

"Estuve en coma por alrededor de 12 días y había mucha incertidumbre respecto a si yo sobreviviría", recordó el hombre de 31 años, que estuvo hospitalizado casi dos meses.

Fuera de la corte, en el suelo aún yacían miles de rosas que fueron depositadas por más de , en una manifestación que sus organizadores impulsaron para a apoyar a las víctimas y mostrar al asesino que no había quebrado a la tolerante sociedad noruega.