Ratko Mladic, el héroe y villano bosnio enfrenta a la justicia
Ratko Mladic, el excomandante del ejército serbobosnio enviado a juicio este miércoles por crímenes de lesa humanidad, es un célebre sinónimo de la disolución de Yugoslavia, las guerras balcánicas de la década de 1990 y los sangrientos ataques en Sarajevo y Srebrenica.
Mladic está acusado de estar directamente involucrado en el asesinato de hasta 8,000 musulmanes, quienes fueron exterminados en cinco días en Srebrenica, en lo que fue descrito por el tribunal de crímenes de guerra de la ONU como “el triunfo del mal”.
Un juez del tribunal de La Haya describió lo que pasó en ese lugar en julio de 1995 como “verdaderas escenas infernales escritas en las páginas más oscuras de la historia humana”.
Nacido en Kalnovik, Bosnia Herzegovina, durante el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, el ahora hombre de 70 años fue un militar de carrera que sirvió al ejército de Yugoslavia antes de que esa nación se disolviera a principios de la década de 1990.
Mladic fue moldeado por la guerra a los dos años de edad, cuando su padre fue asesinado por nazis croatas. En 1965 se graduó de una academia militar y se unió al Partido Comunista de Yugoslavia, un conglomerado étnico de seis estados: Bosnia, Serbia, Macedonia, Eslovenia, Croacia y Montenegro.
En las siguientes tres décadas, ascendió rápidamente entre las filas del ejército yugoslavo. Cuando Mladic tomó los campos de batalla bosnios ya se había convertido en un héroe para muchos serbios, y era visto como defensor de sus menguantes fortunas.
En mayo de 1992, los líderes políticos serbios de Bosnia lo eligieron para encabezar sus fuerzas y dirigir los ataques contra sus enemigos. Los líderes musulmanes de Bosnia querían la independencia, mientras que los serbios querían seguir siendo parte de Yugoslavia –y la mayoría étnica.
Sin perder tiempo, Mladic impulsó a sus unidades de combate para sitiar Sarajevo, aislando a la ciudad del mundo exterior a través de bombardeos y francotiradores contra la mal preparada población civil que vivía abajo en el valle. Más de 10,000 personas, la mayoría de ellos civiles, fueron asesinadas durante los ataques.
En la guerra que durante tres años se extendió por todo el país más de un cuarto de millón de personas murieron, convirtiendo el conflicto en el más sangriento en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Jean-Rene Ruez, un policía francés que buscó pruebas entre los musulmanes bosnios, dijo ante el tribunal de La Haya, en 1996, que las fuerzas serbobosnias mataron y torturaron a su gusto a los refugiados de Srebrenica. Las calles estaban llenas de cadáveres, dijo, y los ríos estaban teñidos de rojo por la sangre. Mucha gente se suicidó para evitar que les cortaran la nariz, labios y orejas, recordó.
Entre otros espeluznantes relatos de asesinatos en masa, Ruez hizo referencia a casos de adultos forzados a matar a sus hijos o que eran sometidos a ver cómo los soldados acababan con sus jóvenes vidas.
“Un militar se acercó a una mujer en medio de una multitud”, relató. “Su hijo lloraba. El soldado le preguntó por qué lloraba el niño y le explicó que el pequeño tenía hambre. El soldado hizo un comentario como ‘ya no padecerá más de hambre’. Y le cortó la garganta al niño frente a todos”.
La guerra terminó en el otoño de 1995 y Mladic se dio a la fuga. Durante años eludió a las autoridades, mientras que su mano derecha, Karadzic, fue detenido y ahora enfrenta varios cargos en el tribunal de La Haya. El mentor de ambos, el ex presidente serbio Slobodan Milosevic, murió en prisión en el 2006, durante su juicio en La Haya.
El líder militar fue capturado 15 años después de los crímenes de guerra cerca de la capital serbia, en donde vivía en una granja con un primo.
Líderes de todo el mundo y grupos defensores de derechos humanos calificaron el hecho como “histórico” y como “un importante paso adelante”.
El secretario General de la ONU, Ban Ki-moon manifestó “que la captura de Mladic era de gran importancia”. Interpol llamó al militar como “el presunto criminal de guerra más buscado de Europa”, mientras que el jefe jurídico de Amnistía Internacional, Widney Brown, dijo que “por fin la gente que sufrió tiene la esperanza de que será llevado ante la justicia”.
El arresto significó superar un importante obstáculo que alguna vez se interpuso entre Serbia y su ansiado ingreso a la Unión Europea, pero el juicio también podría dar inicio a una reacción política del electorado nacional, ya que algunas personas consideran a Mladic un héroe.
La detención de Mladic llevó a la movilización de sus simpatizantes afuera del parlamento de Belgrado, Darko Mladic, hijo del militar, describió a su padre como “un luchador de la libertad”. Su progenitor dijo que “defendió a su nación, defendió a su pueblo, pues ese era su trabajo”.
Su familia y su abogado han intentado utilizar su estado de salud para evitar su extradición a la Corte Penal Internacional para la ex Yugoslavia en los Países Bajos, pero no lo han conseguido.
El año pasado, en la sala del tribunal de La Haya, Mladic parecía no haber perdido ni un ápice de su visceral aversión por sus enemigos. Nic Robertson, de CNN, dijo que vio al acusado pasar su dedo a través de la garganta, “un gesto dirigido directamente contra algunas de las viudas de Srebrenica que estaban sentadas frente a mí, y cuyos maridos él está acusado de haber asesinado”.