La crisis bancaria de España plantea dudas sobre el futuro de la eurozona
Si la semana pasada la ira de los mercados se centraba en Grecia, ahora la atención se ha trasladado al otro lado del Mediterráneo. Las finanzas públicas de España no están tan mal como las de Grecia, sin embargo, la crisis bancaria empeora y amenaza con profundizar la ya de por sí dolorosa recesión, poniendo así en peligro el futuro de la eurozona.
La causa inmediata de la crisis en España es la necesidad de recapitalizar el cuarto banco más grande del país: Bankia , que desde el principio fue una inmanejable amalgama de instituciones financieras con problemas. La semana pasada, el banco solicitó al gobierno la cantidad de 19,000 millones de euros. El Estado ya ha inyectado cerca de 20,000 millones de euros a un sistema bancario acosado por la deuda, en su mayoría relacionada con los bienes raíces.
El rescate del sistema bancario español amenaza con convertirse en un círculo vicioso. Para proporcionar más ayudas, el gobierno deberá emitir más bonos , empeorando sus propias finanzas.
El interés de los bonos a 10 años de deuda soberana emitidos por España ha aumentado hasta un 7%, lo que es considerado como insostenible por los mercados internacionales. Portugal, Grecia e Irlanda recurrieron a los rescates internacionales cuando los costos de sus deudas alcanzaron niveles similares.
¿Demasiado grande para fracasar?
Para los países de la eurozona, la situación de España es aún más desalentadora que la de Grecia. Según algunos analistas, aunque parezca que es “demasiado grande para fallar”, también podría ser “demasiado grande para ser rescatada” con los recursos disponibles.
Según el Fondo Monetario Internacional, el PIB de Grecia es de 271,000 millones de dólares; el de España es de 1,397 millones de dólares.
El profesor Peter Morici, de la Escuela de Negocios Robert H. Smith de la Universidad de Maryland, dice que “España puede demostrar que se puede sobrepasar la capacidad que Alemania y otras naciones del norte tienen para efectuar un rescate; su caída podría significar el fin del euro".
Si bien Grecia se sostenía con los préstamos, los problemas de España nacieron del auge en los bienes raíces que siguió a su entrada en la Unión Europea. Los europeos procedentes del norte que escapaban hacia las playas del Mediterráneo alimentaron un frenesí de construcción de hoteles y departamentos. Muchos de esos desarrollos hoy son esqueletos inconclusos o están en venta a precios de remate. Los bancos están cargando con las consecuencias del auge y la debacle.
Pierpaolo Barbieri, ganador de la beca Ernest May en el Centro Belfer de la Escuela Kennedy en Harvard, dice que “los bancos grandes e internacionales como Santander y BBVA están bien diversificados. Del resto, algunos requieren de capital, ¿pero cuánto? Esa es la incógnita y Bankia se ha encargado de acabar con la fe en los reportes financieros".
España se ha convertido en ejemplo dentro del feroz debate que se está llevando a cabo sobre la efectividad de las medidas de austeridad. El nuevo gobierno conservador ha incrementado los cortes al gasto público; por desgracia, tales medidas han llevado al país a una nueva recesión y han acabado con el consumo, que hasta abril había disminuido un 10%.
Morici asegura que “ha iniciado un ciclo de consecuencias negativas: la economía en recesión hace que en Madrid disminuyan los ingresos procedentes de los impuestos, lo que ocasiona incertidumbre entre los inversionistas y el aumento de las tasas de interés; el incremento de los costos de la deuda requiere mayores recortes que terminan por empeorar la contracción económica".
Los analistas dicen que la razón principal de los problemas de Europa es la discordancia entre las necesidades financieras y la voluntad política. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, busca “un enfoque ambicioso y estructural, que incluya una guía y un itinerario para la unión económica y monetaria total en la zona euro".
Esto llegó en mal momento. Ninguno de los países que conforman la eurozona ni los miembros que no usan la moneda única (entre ellos Gran Bretaña) quieren invertir su capital político en una costosa integración, a la par que los votantes pierden la fe en el proyecto europeo.
Una encuesta del Centro de Investigaciones Pew publicada esta semana reveló que los españoles —que hasta hace algunos años apoyaban con fervor el proyecto unificador— creen que la integración europea ha debilitado su país por un margen de 50 contra 46%. En Grecia, la opinión es del 70 contra el 18%.
Las herramientas del oficio
El Banco Central Europeo ha provisto a los bancos de créditos baratos y ha adquirido la deuda soberana para intentar controlar las tasas de interés. No obstante, los economistas creen que Europa carece de los medios para enfrentar la crisis. Sobre todo, necesita seguros bancarios al estilo de EU.
Morici dice que “la eurozona no cuenta con un organismo que ayude a desalentar los retiros masivos similar al FDIC (Corporación Federal de Seguros para Depósitos), que está respaldado por la capacidad del Tesoro de Estados Unidos para tasar y emitir bonos; y finalmente la capacidad de la Reserva Federal para imprimir dinero". Barberi cree que se requiere de aplicar dos medidas drásticas en toda Europa.
La primera sería inyectar capital procedente directamente del Mecanismo de Estabilidad Europeo, que entra en operación en julio, a los bancos españoles en riesgo. No obstante, ello podría requerir de una modificación al tratado que ya está siendo revisado en los parlamentos de los países miembros. La ventaja de recurrir al MEE sería que “en vez de que el gobierno español emita bonos de deuda para poder inyectar dinero a los bancos y pague un 7% de interés, el MEE podría prestarlo a una tasa de alrededor del 3%”, señaló Barbieri.
También está lo que podría llamarse el “principio OTAN”: un ataque contra uno es un ataque contra todos. Crear un equivalente del FDIC a través de una unión bancaria reuniría los seguros de la eurozona para garantizar los depósitos y por lo tanto dar seguridad a los inversionistas.
“En este momento, el Deutsche Bank podría atraer a los ahorradores españoles preocupados de que sus bancos caigan en la insolvencia”, señala Barbieri. “Una FDIC europea podría detener esta dinámica tan dañina".
Los ahorros están saliendo de España a un ritmo alarmante. De acuerdo con cifras del Banco de España, salieron del país un total de 66,000 millones de euros (82,000 millones de dólares), el nivel más alto registrado desde hace 22 años.
Sin embargo, hay mucha oposición a la idea de un escudo europeo para España. La Comisión Europea declaró el martes que el gobierno español necesita desarrollar su plan para reestructurar Bankia, pero que no estaba previsto un rescate europeo.
“Alemania se niega a seguir este plan porque podría convertirse en una carga y podría empeorar el riesgo moral del sector bancario”, señaló Barbieri. “Sin embargo, la alternativa es aun peor: si el sistema bancario de España colapsa, la atención se centrará en Italia, donde uno de los mayores bancos es propiedad de un banco francés, y así sucesivamente. La catástrofe podría empezar desde fuera, pero se esparciría rápidamente y pronto llegaría al núcleo".
Tal vez, España de momento pueda hallar consuelo en las últimas palabras llenas de sabiduría que Sancho Panza dijo a Don Quijote: “Esta que llaman Fortuna, es una mujer borracha y antojadiza, y sobre todo ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quién derriba".