Mohamed Morsi, el presidente islamista elegido por los egipcios
Mohamed Morsi, un ingeniero educado en Estados Unidos, definió su proyecto político por luchar por la democracia, los derechos de las mujeres y las relaciones pacíficas con Israel. Tomó protesta el 30 de junio de 2012 y un año después, miles de personas y el ejército cuestionan su gobierno.
Su perfil es islamista, se ha pronunciado en contra de que las mujeres puedan llegar a la presidencia de Egipto, y ha llamado “vampiros” y “asesinos” a los líderes israelíes.
Morsi, de 61 años, encabeza el partido Justicia y Libertad, el ala política de la Hermandad Musulmana. Esta se ha convertido en el movimiento más importante del nuevo gobierno egipcio, con el control de casi la mitad del Parlamento, disuelto por una orden judicial del Tribunal Supremo.
Su partido hace énfasis en que fue arrestado varias veces durante el régimen de Hosni Mubarak por protestar en contra de “las medidas de represión y las prácticas opresoras” y “las elecciones arregladas”.
“Representa el ala más antigua y conservadora de la Hermandad y abraza abiertamente una visión islámica estricta", escribió Isabel Coleman, del Consejo de Relaciones Internacionales, en una columna para CNN. "Votar a favor de Mohamed Morsi consolidaría la influencia política de la Hermandad, lo que podría significar una Constitución con disposiciones más débiles en defensa de las minorías y los derechos de las mujeres".
La consigna El Islam es la solución, relacionada con su campaña, generó temores de que Morsi implementara una teocracia fundamentalista islámica. El candidato dijo a CNN que no tiene pensado hacer nada parecido.
En una entrevista con Christiane Amanpour, de CNN, aseguró que su partido busca “un brazo ejecutivo que represente la verdadera voluntad del pueblo y que respalde sus intereses públicos”.
Morsi considera que “no existe una democracia islámica. Solo existe la democracia. El pueblo es la fuente de la autoridad".
Cuando se le preguntó sobre el papel de la mujer, aseguró que “los derechos de las mujeres son los mismos que los de los hombres”. Respecto a si mantendría el acuerdo de 1979 con Israel, dijo: “Sí, desde luego. Lo respetaré siempre y cuando la otra parte también lo respete".
Originalmente, Morsi no era el candidato elegido por su partido para el principal puesto del país. Fue llamado luego de que se descalificara a la primera elección. Khairat Al Shater fue uno de los tres candidatos que no cumplía con los requisitos para la postulación. Según Shadi Hamid, del Centro Brookings de Doha y la Institución Brookings, los medios egipcios presentaron a Morsi como “un accidente de la historia”.
En una columna publicada en The Atlantic, Hamid dijo que Morsi carece del carisma y el “atractivo multifacético” de Al Shater, y representa un “reto existencial” para la Hermandad Musulmana. "La derrota de Morsi, en especial frente al contendiente Aboul Fotouh, desertor de la Hermandad, podría ocasionar un cisma en la agrupación”, dijo. Fotouh “podría minar el antes firme control del grupo sobre el islamismo egipcio".
El Financial Times señaló que la Hermandad Musulmana se había comprometido en un principio a no competir por la presidencia. “Se retractaron al sospechar que sus logros a partir de la revolución de enero de 2011 podrían ser mermados por el Consejo Militar, que ha gobernado desde la caída del presidente Hosni Mubarak".
Durante la pasada década, Morsi fue uno de los personajes clave tras bambalinas, según escribió en The New Republic Eric Trager, del Instituto Washington para la Política del Cercano Oriente.
Trager relata que Morsi era el hombre clave de la Hermandad en asuntos de seguridad nacional, "el mecanismo de represión doméstica a través del cual el régimen de Mubarak vigilaba y se infiltraba en los grupos de oposición. En efecto, los líderes de la Hermandad confiaban en Morsi porque lo consideraban ideológicamente rígido y por lo tanto era poco probable que cediera mucho ante el régimen durante las negociaciones".
Trager escribió que Morsi era "el ícono de los extremistas de la Hermandad Musulmana" que querían imponer su “agenda extrema”.
En la biografía oficial de Morsi, publicada en la página de internet del partido Libertad y Justicia, lo describen como “uno de los líderes políticos más prominentes de la Hermandad, organización que encabezó la lucha en la última década en contra del derrocado régimen represor".
Morsi lideró el bloque parlamentario de la Hermandad entre 2000 y 2005, además de fungir como presidente del Departamento de Ciencias de los Materiales en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Zagazig. El partido señaló que Morsi fue arrestado en varias ocasiones “gracias a su firme postura en contra de las medidas represivas y las tácticas opresoras del régimen derrocado".
“Luego de que las elecciones de 2005 fueran manipuladas, Mohamed Morsi encabezó las protestas en apoyo a los jueces que exigían la independencia y el rechazo de la comparecencia de algunos jueces ante la Comisión de Competencia para ser castigados por declararse abiertamente en contra del flagrante fraude electoral". Según el partido, en el mes de mayo siguiente se encontraba entre los 500 miembros de la Hermandad que fueron arrestados. Morsi pasó siete meses tras las rejas.
“Fue arrestado una vez más en la mañana del Viernes de furia, el 28 de enero de 2011, durante la revolución del 25 de enero, al igual que un gran número de líderes de la Hermandad a lo largo de Egipto. Cuando varias prisiones fueron destruidas durante la revolución, y muchos prisioneros escaparon, Morsi se negó a abandonar su celda. En vez de escapar, se puso en contacto con canales de televisión satelital y agencias de noticias para exigir que las autoridades judiciales visitaran la prisión y revisaran la situación legal de los líderes presos de la Hermandad Musulmana para esclarecer si en efecto había argumentos legales para su detención”, según se lee en el sitio del partido.
Morsi, con un título y una maestría por la Universidad de El Cairo y un doctorado por la Universidad del Sur de California, insiste en que tales abusos no sucederán bajo su mandato.
“No habrá necesidad de preocuparse por ningún tipo de abuso del poder”, dijo a CNN. “Será imposible permitir este tipo de abusos a la sombra de un Estado constitucional, un Estado legítimo, un Estado que protege la dignidad de las personas".