Países sudamericanos rechazan la destitución de Fernando Lugo en Paraguay
Cuatro de los vecinos de Paraguay anunciaron el domingo que retirarían a sus embajadores del país tras la destitución de Fernando Lugo como presidente.
Chile y Venezuela retiraron a sus embajadores horas después de que Brasil y Uruguay –dos de los vecinos más importantes de Paraguay- hicieran lo mismo. Argentina retiró a su embajador desde el sábado.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, también dijo que su país detendría todos sus envíos a Paraguay.
El Ministerio de Exteriores de Brasil dijo que esta acción “se debe al rompimiento de la democracia en paraguaya” y pidió llevar el conflicto ante los bloques regionales Mercosur y Unasur.
Esta medida precede a la destitución apresurada del presidente Fernando Lugo el pasado viernes.
Al parecer, los procedimientos se llevaron a cabo en concordancia con la Constitución paraguaya, pero algunos presidentes latinoamericanos califican la situación como un “golpe de Estado” y se niegan a reconocer al nuevo presidente, Federico Franco.
Lugo pasó de presidente a líder desacreditado en menos de 48 horas.
El exobispo católico era impopular con los legisladores y había preocupaciones por su credibilidad después de que admitió haber tenido dos hijos cuando aún era sacerdote. En total, cuatro mujeres han dicho que tuvieron hijos de Lugo cuando era obispo.
Pero hace nueve días, no había razón para creer que sería retirado de su cargo antes de que terminara, en agosto de 2013.
Entonces, Paraguay destituyó a su presidente tan rápido, que sus vecinos tuvieron pocos días para reaccionar.
Este domingo, Brasil y Uruguay expresaron sus preocupaciones.
“El gobierno brasileño condena la remoción expedita” del presidente, señaló el Ministerio de Exteriores en un comunicado.
“La imposición de un nuevo presidente bajo estas condiciones no son consistentes con las prácticas democráticas fundamentales que debemos preservar en la región”, indicó el gobierno de José Mujica, de Uruguay, a través de su Ministerio de Exteriores.
Ya existían exhortos a destituir a Lugo, pero los escándalos no habían logrado sacarlo.
Eso cambió el 15 de junio, cuando enfrentamientos entre la policía y campesinos sin tierra en el este de Paraguay causaron la muerte a 17 personas.
Los campesinos dispararon a la policía, que trataba de desalojarlos de una propiedad privada, e iniciaron una confrontación mortal, según las autoridades y medios estatales locales.
La violencia ocurrió en Curuguaty, una comunidad remota a unos 240 kilómetros al noreste de la capital de Paraguay, Asunción, cerca de la frontera con Brasil.
En respuesta al incidente, Lugo cambió al jefe de la Policía Nacional y al ministro del Interior. El partido liberal del país, que apoyaba a Lugo, se encontró con que el nuevo funcionario era de otro partido.
A medida que las protestas por el enfrentamiento continuaban, el partido liberal anunció el jueves que retiraba su apoyo a Lugo. Despues vino la votación en la Cámara baja del Congreso, en la cual se ordenó realizar un juicio político.
Al siguiente día, la defensa de Lugo tuvo dos horas para hablar a su favor en contra de lo que llamó vagos cargos de incompetencia. El Senado juzgó al presidente en una votación de 39-4. Y así fue.
Lugo dijo que la historia y la democracia paraguayas habían sido “profundamente heridas”.
Otros países latinoamericanos expresaron su preocupación.
“Si de hecho se reconoce que el proceso de juicio político se dio de acuerdo con el procedimiento establecido por la Constitución paraguaya, México considera que ese proceso no ofreció al presidente Lugo el espacio y el tiempo para una defensa adecuada”, señaló la cancillería mexicana.
Los presidentes de Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador y República Dominicana dijeron que no reconocerían al gobierno de Franco, mientras que Argentina retiró a su embajador de Paraguay este sábado.
Bolivia "no reconocerá a un gobierno que no fue erigido por la vía del voto y la decisión de la gente”, dijo el presidente Evo Morales.
El mandatario venezolano, Hugo Chávez, dijo: “Yo no tengo duda de que al presidente Fernando Lugo no le dieron derecho a defenderse y pasó de un día a otro, y la sentencia fue decidida antes del juicio”.
Hasta el viernes por la noche, ningún líder internacional había felicitado a Franco, dijo el nuevo presidente paraguayo a CNN en Español.
"Claro que me preocupa. Estoy al tanto de que asumo la presidencia en condiciones desfavorables”, dijo.
Franco reiteró que el juicio político ocurrió bajo los parámetros constitucionales y destacó la mayoría con la que Lugo fue destituido.
“Significa que tenemos una posición unánime”, dijo.
A pesar de la reacción de los países vecinos, Franco dijo que trataría de explicar la legalidad de la salida de Lugo y que buscaría buenas relaciones internacionales.
La mayoría de los países que se oponen a la presidencia de Franco pertenecen a la Unasur. Los ministros de Relaciones Exteriores estaban en Paraguay para analizar el asunto.
Los ministros de Unasur “tienen una actitud de respeto hacia la soberanía de Paraguay, pero también una actitud de respeto por la democracia”, dijo la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
Brasil es uno de los vecinos más importantes de Paraguay y Rouseff declinó dar su posición sobre estos eventos.
“De esta situación estoy segura de que habrá una consecuencia”, dijo.
En una conferencia de prensa este sábado, Franco dijo que espera que sus relaciones con Brasil permanezcan armoniosas, de acuerdo con la agencia estatal brasileña Agencia Brasil.
Estados Unidos también está en una posición neutral.
“Urgimos a los paraguayos a actuar de manera pacífica, con calma y responsabilidad, en el espíritu de los principios democráticos de Paraguay”, expresó la vocera del Departamento de Estado, Darla Jordan.
Mariano Castillo, Marilia Brocchetto y Fernando del Rincón contribuyeron con este reporte
