El embajador de EU en Libia que arriesgó su vida para detener a Gadhafi
Chris Stevens, estadounidense que arriesgó su vida para ayudar a los libios a derrocar al dictador Moammar Gadhafi, murió anoche en la antigua capital rebelde de Bengasi , una ciudad que él ayudó a salvar, lo cual convierte este lugar en un sitio especialmente trágico para que muriera, dijo este miércoles el presidente Barack Obama.
Stevens, quien hablaba árabe, amaba Libia y la comprendió a fondo, murió cuando una turba enfurecida asaltó el consulado de EU en Bengasi. Fue el primer embajador estadounidense en ser asesinado en el cumplimiento de su deber desde 1979.
El consulado fue uno de las numerosas misiones diplomáticas estadounidenses en Medio Oriente que el martes enfrentaron protestas tras la publicación en internet de una película que se mofa del islam y que describe al profeta musulmán Mahoma como un pederasta, mujeriego y asesino despiadado.
Sin embargo, fuentes estadounidenses dijeron el miércoles a CNN que el ataque en Bengasi fue planeado con antelación, y los atacantes utilizaron la protesta en la parte exterior del consulado como una distracción. Las fuentes no pudieron decir si los atacantes instigaron la protesta o solamente sacaron provecho de ella, y dicen que no creen que Stevens fuera un blanco específico.
Un alto funcionario estadounidense familiarizado con los detalles del ataque dijo que una granada encendió el edificio, por lo que los estadounidenses se enfrentaron al incendio en el interior del recinto y a los ataques afuera del mismo. Stevens y los otros que murieron fueron separados del resto del personal mientras intentaban escapar hacia la azotea del edificio y sucumbieron ante la inhalación de humo, dijo el alto funcionario. El funcionario dijo que existieron varios intentos “valientes, pero infructuosos” para regresar al edificio y rescatarlos.
La secretaria de Estado de EU, Hillary Clinton, envió a Stevens a Bengasi para ser el vínculo estadounidense con las fuerzas rebeldes que luchaban para derrocar a Gadhafi en 2011.
“Llegó en un barco de carga al puerto de Bengasi y comenzó a construir nuestras relaciones con los revolucionarios libios”, dijo Clinton el miércoles. “Puso en riesgo su vida para detener a un tirano, y después dio su vida intentando construir una mejor Libia”.
Clinton identificó a Sean Smith como una segunda víctima. Era un funcionario de administración de información en el Servicio Exterior y llevaba 10 años en el Departamento de Estado. Estaba casado y tenía dos hijos. No se ha dado a conocer el nombre de las otras dos víctimas.
“La misión que emprendieron Chris y Sean, y sus colegas en Libia es tan noble como necesaria”, dijo Clinton. “Este fue el ataque de un grupo pequeño y violento, no de la gente o el gobierno libio. A todos los lugares en Libia a los que iban Chris y su equipo, en un país marcado por la guerra y la tiranía, eran recibidos como amigos y compañeros. Y ayer que se produjo el ataque, los libios se levantaron y lucharon por defender nuestro puesto. Algunos resultaron heridos. Ciudadanos libios llevaron el cuerpo de Chris al hospital, y ayudaron a rescatar y a poner a salvo a otros estadounidenses”.
El primer ministro libio, Abdurrahim el-Keib, pidió disculpas “al pueblo y gobierno estadounidense, y también al resto del mundo”, por los cobardes actos criminales”.
Varios amigos dijeron que Stevens amaba Libia y que tenía una profunda afinidad con el pueblo libio, por lo que disfrutaba de salir al campo y conocer a la gente.
Steven, quien hablaba francés y árabe, estuvo entre los primeros diplomáticos estadounidenses en ser enviados a Libia, en 2007, cuando EU reanudó los vínculos con el régimen de Gadhafi. Stevens es el sexto embajador estadounidense que muere violentamente mientras ocupa el cargo. Otros dos murieron en accidentes aéreos.
Jomana Karadsheh, Elise Labott, Barbara Starr, Nic Robertson, Stephanie Halasz, Lesa Jansen, Saad Abedine, Mariano Castillo y Kirsten Dewar, de CNN, contribuyeron con este reporte.