El exmayordomo del papa Benedicto XVI no apelará su sentencia
Paolo Gabriele, el exmayordomo del papa Benedicto XVI que filtró documentos sensibles del Vaticano, cree que su sentencia de 18 meses bajo arresto domiciliario es justa y no apelará, según dijo este jueves su abogada.
Cristiana Arru dijo que Gabriele quiere que la sentencia, otorgada el pasado sábado cuando fue condenado por robo agravado, se mantenga porque cree que es razonable.
"Paolo había decidido desde el principio que quería pagar las consecuencias de sus acciones. Si apeláramos, significaría lo contrario", explicó.
La fiscalía había pedido una pena de tres años, pero el tribunal optó por la mitad de eso porque el acusado no tenía un historial delictivo previo.
Gabriele cumplirá la sentencia bajo arresto domiciliario en el apartamento del Vaticano donde vive con su familia.
Se espera que el Papa, que gobierna como monarca soberano en el Vaticano, indulte a Gabriele, de modo que quedaría libre de detención. Se prevé que siga trabajando en el Vaticano, pero en un puesto de menor categoría.
Gabriele dijo durante el juicio que no se considera un ladrón , pero que filtró documentos que denunciaban casos de corrupción en el Vaticano empujado por un amor "visceral" por la Iglesia y el Papa.
Sin embargo, la rápida condena de Gabriele tras sólo cuatro sesiones del tribunal no sofocó las sospechas de que podría haber sido solo un peón en una intriga vaticana mucho mayor con facciones enfrentadas en la corte papal.
Los documentos que filtró abrieron una de las mayores crisis del papado de Benedicto XVI, avergonzando al Vaticano mientras lucha por sobreponerse a una serie de escándalos de mala gestión en su banco y de abuso de menores por parte de clérigos.
Gabriele dijo a los investigadores que había actuado porque vio "maldad y corrupción en todas partes en la Iglesia" y que esa información le estaba oculta al Papa.
En su testimonio antes del juicio, Gabriele admitió haberse visto bajo la influencia de varios miembros del Vaticano, incluyendo un confesor al que dio copias de documentos sensibles. El confesor las destruyó más tarde.
Sin embargo, dijo que aquellos que influyeron en él no pueden considerarse "cómplices", y el tribunal de tres jueces no siguió otras líneas de investigación en relación a posibles ayudas que pudiera recibir.
Muchos expertos creen que Gabriele, que servía la comida al Papa y le ayudaba a vestirse, no pudo actuar solo.