Colombia y las FARC inician el proceso para una "paz estable y duradera"
El gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) iniciaron este jueves las negociaciones en Oslo, Noruega, con la lectura de una declaración conjunta en la que se comprometieron a buscar "la construcción de una paz estable y duradera”.
Abel García, representante del gobierno cubano, leyó el acuerdo que sienta las bases del proceso, que aspira a acabar con un conflicto armado de cerca de medio siglo. Las FARC y las autoridades colombianas fijaron el 15 de noviembre como la fecha de inicio de la siguiente fase de las negociaciones, que se realizará en Cuba. Las partes acordaron tratar como primer punto “el desarrollo agrario integral”.
Luego de demoras por problemas logísticos, los dos equipos constituyeron la mesa de negociación acompañados por representantes de los gobiernos de Noruega y Cuba. Representantes de Venezuela y Chile, países que atestiguan el proceso como acompañantes, también presenciaron el acto. Las FARC y el gobierno estuvieron representados en la mesa por cinco negociadores.
El primero en hablar fue el representante del gobierno colombiano, el exvicepresidente Humberto de la Calle, quien aseguró que su grupo busca “trabajar en el plano de la realidad”.
“No es una esperanza ingenua, sabemos que hay retos enormes, pero venimos a hacer nuestro mejor esfuerzo”, dijo. De la Calle aseguró que basará el proceso por la paz en cinco puntos: desarrollo rural, garantías de participación política, el fin del conflicto, narcotráfico y apoyo a las víctimas.
El vocero reconoció que las FARC han cumplido con sus compromisos hasta este momento, al igual que el gobierno colombiano, a pesar de las dificultades. Luego deseó que el proceso continúe así para convencer e integrar a los escépticos de la búsqueda de paz. “Venimos aquí bajo la ética del respeto a lo acordado”, dijo De la Calle. “Preferimos decir 'no' a engañar”.
De la Calle reiteró que el gobierno llega con un optimismo moderado y aseguró que la paz “no es una esperanza ingenua”, sino un compromiso ante los retos enormes.
“No es que tengamos que estar de acuerdo, pero el tratamiento de las diferencias debe estar revestido de seriedad”, dijo. “Nuestro propósito no es venir a catequizar a nadie”. El representante del gobierno pidió que la información de las negociaciones no salga de las mesas para no obstaculizar la búsqueda de la paz.
La clave agraria
El vocero de las FARC enfatizó que las aproximaciones a la paz deben pasar por transformaciones al Estado colombiano que erradiquen la desigualdad social en Colombia, al que se refirió como el tercer país más desigual del mundo.
Iván Márquez, representante del comando central del grupo guerrillero, dijo que no son “los guerreristas que han querido filtrar algunos medios”, y que “llegan a la mesa con propuestas y proyectos para alcanzar una paz definitiva”.
Márquez hizo hincapié en el reparto agrario como un punto central de la negociación y se refirió a él como una “causa histórica de la confrontación de clases en Colombia” y del levantamiento de las FARC.
En su discurso de más de 10 minutos, el vocero de las FARC aseguró que las negociaciones no buscan resolver “problemas particulares de los guerrilleros”, sino los de la población colombiana. Rechazó que el grupo guerrillero se conforme con “la paz de los vencidos”. “Queremos la paz y nos identificamos con el clamor de la nación, pero la paz no significa el silencio de los fusiles. Quremos buscar la paz con justicia social”. Márquez afirmó que las FARC llegan a la mesa de negociación “con un sueño colectivo de paz y con un ramo de olivo” en las manos.
Con constantes alusiones a Manuel Marulanda y Alfonso Cano, líderes de las FARC, Márquez pidió al presidente Juan Manuel Santos formar la paz “tomando como base los anhelos de la nación”.
Las pláticas en Oslo inauguran formalmente el proceso de paz, aunque representan su segunda fase; la primera, realizada en La Habana a fines de agosto, se trató de "encuentros exploratorios".
La postura de las FARC no cambió mucho a lo planteado durante aquella cita en La Habana, con acusaciones al capitalismo, al latifundismo y al abuso de las transnacionales como causantes de “la espantosa desigualdad” en el campo y en la sociedad colombiana.
El proceso de negociación busca poner fin a casi 50 años de enfrentamientos entre las FARC y las fuerzas del gobierno colombiano. El conflicto es considerado uno de los más longevos de América Latina.
Ambas partes han intentado distintos acercamientos para acabar con el conflicto. El último, en 2002, fracasó cuando el entonces presidente colombiano Andrés Pastrana cedió a la guerrilla el control de un territorio del tamaño de Suiza en medio de las negociaciones, que las FARC aprovecharon para fortalecer sus posiciones militares y ataques.
Las FARC han sufrido bajas en su dirigencia por operaciones militares durante los últimos años, como el jefe máximo, Alfonso Cano, en noviembre pasado, y el segundo jerárquico, Raúl Reyes, en 2008. En ese año también murió de un supuesto paro cardiorrespiratorio Manuel Marulanda, fundador del grupo.