Un general, Hezbolá y al Asad protagonizan la crisis de Líbano
Aquí está un resumen de algunos de los actores clave en los recientes acontecimientos en Líbano, donde el viernes fue asesinado el más alto oficial de inteligencia del país en un atentado. El episodio ha potenciado la violencia sectaria suníes y chiies, que representan el rechazo y el apoyo al régimen de al Asad, respectivamente.
El general brigadier Wissam al Hassan:
Al Hassan, cuyo asesinato perpetrado el viernes desencadenó la más reciente agitación en Líbano, se le atribuye la reforma de las fuerzas de inteligencia de su país, la búsqueda de los responsables de los asesinatos selectivos y la prevención de nuevos ataques.
Trabajó en estrecha colaboración con el Tribunal Especial de la ONU para Líbano en la investigación del asesinato del exprimer ministro Rafik Hariri, en 2005, cuya muerte provocó la expulsión de las fuerzas sirias de territorio libanés.
Eso lo convirtió en un “personaje polarizador”, obteniendo el apoyo de las facciones antisirias en Líbano, pero antagonizando con las facciones a favor, dijo el analista de Medio Oriente, Aram Nerguizian, a CNN. Al Hassan había sobrevivido a dos previos intentos de asesinato, entre ellos uno que acabó con la vida de un oficial que investigaba el asesinato de Hariri.
A finales de agosto, sus fuerzas arrestaron a un miembro del parlamento y exministro, acusado de colaborar en el contrabando de explosivos en Líbano. Dos oficiales de seguridad sirios también fueron acusados por ese caso.
El primer ministro, Najib Mikati:
Se trata de un multimillonario cuyo gobierno llegó al poder con el apoyo de la poderosa facción musulmana chiita libanesa de Hezbolá, en 2011.
Mikati declaró un día de luto nacional tras los bombardeos del viernes, calificándolos de “crimen abominable”. Pero el que no se haya presentado públicamente tras la explosión provocó la crítica, e incluso un manifestante calificó a su gobierno como “gobierno fantasma”. Mikati ofreció dimitir a su cargo, sin embargo, el sábado dio a conocer que seguiría en el poder.
Después del funeral de Al Hassan del domingo, una turba de manifestantes enojados se enfrentó con la policía frente a la oficina del primer ministro, lanzando palos y piedras, y pidiendo la destitución de Mikati.
Saad Hariri:
El hijo de Rafik Hariri fungió como primer ministro de 2009 a 2011, cuando Hezbolá y otros partidos se retiraron de la coalición en el poder e hicieron caer a su gobierno. Ahora él es uno de los principales líderes de la oposición, y rápidamente señaló a Damasco tras el ataque del viernes.
“El mensaje de hoy para Damasco es que en cualquier lugar en el que estés, si estás en contra del régimen de Líbano, iremos por ti y te atraparemos” dijo Hariri, quien también culpa al gobierno de Siria del asesinato de su padre. “No importa lo que intentes hacer, seguiremos asesinando a libaneses”.
Hezbolá:
Es un grupo militante chiita y movimiento político respaldado por Irán y Siria, desempeña un papel prominente en el gobierno del Líbano a pesar de ser catalogado como una organización terrorista por Estados Unidos e Israel.
Hezbolá fue fundado para luchar contra las fuerzas israelíes que invadieron el Líbano durante la década de 1980, en medio de la guerra civil libanesa.
Sostuvieron una guerra con Israel que duró un mes, en 2006, y recientemente se adjudicaron el envío de un avión de un ataque no tripulado sobre el sur de Israel, a principios de octubre. Cuenta con escaños en el parlamento y en el gobierno libanés; dirige su propia red de servicios sociales y un canal de televisión, y ayudó a derrocar al gobierno de Saad Hariri, en 2011.
El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, ha criticado la investigación de la ONU sobre el asesinato. Calificó el atentado del viernes como un “pecaminoso intento en contra de la estabilidad y la unidad nacional”.
Walid Jumblatt:
Es un líder político de la minoría religiosa drusa (derivada de la mahometana) de Líbano. Jumblatt ha sido una veleta política e influyente personaje para seleccionar candidatos a altos cargos desde los días de la guerra civil. Su salida de la coalición de Hariri, en 2011, ayudó a derribar ese gobierno, y él contribuyó a establecer un nuevo gobierno bajo el mando de Mikati.
Tras los ataques del viernes, Jumblatt culpó a los líderes sirios de la muerte de Al Hassan y dijo que estaba preocupado por su propia seguridad. Agregó que los asesinos algún día podrían ser víctimas de lo que él llamó la “justicia natural” por la cual “él será asesinado”. “Un día el asesino morirá”, dijo a CNN. “Sólo hay que ser pacientes, y un día, verás a tu enemigo flotando frente a ti en el río”.
Bachar al Asad:
La familia de Bachar al Asad ha gobernado Siria desde 1970. Cuando su padre tomó el poder en un golpe militar. El actual presidente asumió el poder en el 2000, tras la muerte de su padre, y ahora enfrenta una revuelta desde hace 19 meses que le está pasando factura al país vecino.
Decenas de miles de refugiados sirios se han refugiado en Líbano, y la violencia se ha filtrado por la frontera desde mayo, cuando una serie de enfrentamientos armados, disturbios y protestas dejaron un saldo de 11 muertos.
A pesar de que él presidió la retirada de las fuerzas sirias de territorio libanés después del asesinato de Hariri, el gobierno de al Asad todavía cuenta con una importante influencia en Líbano.
Muchos libaneses creen que al Asad quiere promover la inestabilidad en Líbano para desviar la atención de la guerra civil que vive su país. Siria condenó el atentado del viernes calificándolo como un acto terrorista cobarde, "injustificable". Sin embargo, Saad Hariri dijo que al Asad “no pensará dos veces” para matar libaneses con el fin de protegerse.