Los republicanos impulsan a líderes hispanos para acaparar el voto latino
En 2010, tres políticos texanos tomaron la iniciativa de reclutar a candidatos hispanos para infiltrarlos en las filas del Partido Republicano. No escapaba de su vista que Texas, donde en más del 34% de los hogares no se habla inglés como primer idioma, tampoco había un abanderado republicano con apellido hispano. Dos años después, el grupo Hispanos Republicanos de Texas (HRT) presume de haber recaudado fondos y apoyado las campañas de cinco hispanos que ahora son legisladores estatales y de dos representantes federales que ganaron la elección arropados por los republicanos.
Texas es un bastión republicano, pero la creciente población hispana se ha vuelto un campo de batalla tanto para demócratas como para republicanos. La población hispana, que creció un 42% en una década y que ya representa el 25% de los electores del estado, es el nuevo botín que podría pintar de azul el paisaje político de Texas o consolidar el rojo de los republicanos en los estados.
El mayor logro de la organización texana es la reciente candidatura de Ted Cruz , quien este martes 6 de noviembre podría convertirse en el primer senador hispano que represente al estado de Texas en Washington.
Cruz es hijo de un inmigrante cubano y lidera las preferencias electorales para ocupar la curul vacante que dejará la senadora Kay Bailey Hutchison de Texas. De corte ultraconservador, Cruz ganó la primaria republicana contra el vicegobernador David Dewhurst, quien era el favorito del gobernador Rick Perry.
Detrás de la candidatura de Cruz, estuvieron los fondos recaudados por HRT, un grupo fundado en 2010 por George P. Bush, de madre mexicana además de ser sobrino y nieto de dos expresidentes estadounidenses; así como Juan Hernández, exasesor del presidente Vicente Fox en México, y George Antuna, un experto en finanzas que ha ocupado varios cargos públicos en Texas.
“Qué maravilloso va a ser cuando tengamos muchos Huertas, González y López en las boletas electorales”, dice Hernández, experto en temas de inmigración e hijo de un mexicano y una texana.
Pero la candidatura de Cruz ha causado poco entusiasmo entre los votantes hispanos. “No es suficiente que sea latino”, opina América Mares, una estudiante mexicoestadounidense de 19 años que votará por primera vez en unas elecciones presidenciales. “¿Cómo voy a votar por alguien que piensa que las mujeres no tenemos los mismos derechos?”, se pregunta Mares. Algunas propuestas de Cruz son impopulares entre los votantes hispanos, entre ellas, su oposición a la reforma de salud, a la legalización de los inmigrantes indocumentados y al uso de recursos públicos para clínicas que practican abortos.
Los esfuerzos para reclutar candidatos hispanos son una estrategia para captar al creciente electorado hispano y contrarrestar el discurso radical en contra de la población hispana de algunos miembros del Partido Republicano. En agosto, los republicanos de Texas presentaron una nueva plataforma sobre la inmigración durante la convención del partido en Tampa, Florida. “Hubo muchas desveladas, mucha negociación y alguno que otro grito, pero al final, se logró”, recuerda Hernández con satisfacción.
Demócratas, a la búsqueda del voto hispano
El Partido Demócrata asegura que en sus filas cuentan con un mayor número de candidatos hispanos y jóvenes como el alcalde de San Antonio, Julián Castro , su gemelo Joaquín Castro , actual candidato al Congreso de Estados Unidos, y el legislador estatal Rafael Anchía.
El voto hispano también ha inyectado nuevas esperanzas a los demócratas. En 1995, el estado rompió con décadas de dominio azul para convertirse en un bastión republicano con la victoria del entonces gobernador George W. Bush. “Solo vamos a lograr que Texas vuelva a ser un estado azul a través del voto hispano”, dice Gilberto Hinojosa, presidente del Partido Demócrata en Texas.
Desde 1995, los demócratas se habían concentrado en recuperar a los electores conservadores en lugar de atraer a nuevos votantes, entre ellos, los hispanos. Hinojosa reconoce que los hispanos son la base del Partido Demócrata, pero que hasta ahora han mostrado bajos niveles de participación. Para sumar votos hispanos, su partido ahora está invirtiendo más recursos en realizar campañas en los barrios hispanos de las ciudades de Texas.
Este año, el Partido Demócrata ha movilizado sus recursos para registrar a los votantes en las comunidades hispanas de Texas. “El voto hispano va a asegurar que las ciudades de Houston, Dallas, Fort Worth, Austin, El Paso y San Antonio sean para siempre demócratas”, dice Hinojosa. Actualmente, todas esas ciudades tienen alcaldes demócratas y en ellas, los residentes favorecieron a Obama sobre McCain en las elecciones presidenciales de 2008. “Después vamos a trabajar en otras áreas como el oeste de Texas, donde hay una gran población hispana, pero primero hay que asegurarnos de que salgan a votar”, expresa.
Un futuro incierto
Raúl Madrid, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Texas, se mantiene escéptico sobre un cambio de color en el estado de la estrella solitaria. “Texas seguirá siendo un estado rojo por un buen tiempo”, dice. Su razonamiento es que, a pesar de que hasta un 75% de los hispanos en Texas votan por candidatos demócratas, otro porcentaje similar de votantes anglosajones votan por el Partido Republicano. “Los hispanos tienden más a no tener la ciudadanía estadounidense, ser menores de edad o tener bajos niveles de participación”, agrega.
Hinojosa se mantiene optimista. Además de la nueva estrategia de su partido para motivar a los votantes hispanos, otro factor ayudará a los demócratas: la postura radical y extremista de algunos miembros del Partido Republicano con respecto a los inmigrantes. “Los hispanos no se van a dejar y no van a permitir que ese discurso continúe”, dice.
Los mismos hispanos republicanos reconocen que el discurso antiinmigrante ha perjudicado a su partido. “Sólo si tomamos una actitud diferente para tratar el tema de la inmigración y los méxico-americanos, podemos atraer votos hispanos”, dice Aaron Peña, un legislador estatal que en 2010 abandonó el Partido Demócrata para darle la supermayoría a los republicanos en la Cámara de Texas.
En menos de una década, Texas se ha convertido en un campo de batalla en el que ambos partidos luchan por conseguir el creciente voto hispano. “En algún punto Texas será un estado púrpura, pues los demócratas se fortalecerán y habrá una guerra saludable por el voto hispano”, augura Peña. En su opinión, “los latinos son como cualquier otro votante: hay conservadores, liberales y moderados”, explica.