Miles de latinos salieron a votar por Obama tras la estrategia casa a casa
Desde sus cuentas de Twitter, la tarde de la elección presidencial, Marc Anthony, Eva Longoria y Jennifer López enviaron un mensaje urgente a miles de latinos para que salieran a votar. En Chicago, Adrián Sáenz coordinaba a distancia a cientos de voluntarios que recorrían las calles de los barrios hispanos de Florida, Virginia y Colorado, con el mismo propósito.
Sáenz es director del voto latino de la campaña del presidente Barack Obama. El 71% de los hispanos, más de 12 millones, cinco puntos más que en 2008, votaron a favor del candidato demócrata, un dato en buena parte se explica por el exhaustivo trabajo de una sólida estructura de movilización electoral.
Se trata de una maquinaria que descansa en el trabajo de un grupo de estrategas, cientos de empleados y miles de voluntarios, creada antes de las primarias demócratas en las que Obama derrotó a Hillary Clinton. En la elección contra McCain, las bases se extendieron y llevaron un mensaje de cambio a los barrios latinos de enclaves electorales en ciudades de Florida, Colorado, Nevada y Nuevo México. En 2008, contra todos los pronósticos, cerca de 10 millones de latinos votaron por el primer presidente negro.
Durante los últimos dos años, miles de voluntarios volvieron a ocupar las calles con un mensaje distinto: explicar las promesas incumplidas de la campaña de Obama. Visitaron millones casas en los swing states, una decena de estados claves para definir la elección presidencial, cuatro de los cuales tienen un alto porcentaje de población latina: Florida, Colorado, Nevada y Virginia.
Las visitas puerta a puerta a miles de casas, dice Sáenz, tenían la intención de informar a los electores cuál era la responsabilidad de los republicanos en el fracaso de algunas de las políticas del presidente Obama y registrar a cientos de miles de latinos para votar. A diferencia, los republicanos repitieron la misma táctica de otras elecciones: destinar millones de dólares a propaganda por radio y televisión, en lugar de acercarse a la comunidad hispana.
En septiembre de 2009, en Las Vegas, una de las ciudades con mayores índices de desempleo en la comunidad latina , Cuauhtémoc Figueroa, director de voto latino en la campaña de 2008, lideró a unos 30 jóvenes que durante un año visitaron 200,000 casas para explicar a los electores por qué el presidente no había podido cumplir su promesa de reforma migratoria y cuáles eran los beneficios de la reforma de salud. Les cuestionarios sobre sus principales preocupaciones y demandas.
La misión de Figueroa en Nevada tuvo efectos: a pesar de la situación económica adversa, del desempleo y sus dudas sobre la capacidad de Obama para gobernar, 10,000 latinos que no estaban registrados se dieron de alta para votar.
En las elecciones intermedias de 2010, mientras la votación hispana se desplomaba en todo el país, en Nevada su voto representó el 15% de la votación total, tres puntos más que en 2006. Con el sufragio del 68% de los latinos, el senador Harry Reid fue reelecto.
Después de Las Vegas, la tarea de tocar puertas se extendió por todo el país, con el mismo propósito: registrar a miles de nuevos votantes y conocer sus frustraciones y demandas, en cada condado, ciudad y estado con alta densidad latina. "Era la única forma de ampliar el mapa electoral del país hacia la elección de 2012", dice Sáenz.
El año previo a la elección, los ejércitos de Obama se lanzaron a las calles y utilizaron todos los recursos a su alcance para atraer a los electores latinos. En Miami preparaban fiestas donde se servía puerco y moros con cristianos con el pretexto de charlar sobre las preocupaciones latinas y registrar nuevos votantes.
"El electorado ha cambiado y nuestros métodos de registro y movilización de votantes se modificó también", explica Jeremy Bird, director nacional de trabajo de campo electoral de la campaña de Obama. "En 1984 y 1988 sólo un 3% eran votantes latinos. Hoy son 12 millones y representan un rol clave en la reelección del presidente".
Jeremy dice que el registro de latinos en Carolina del Norte, Colorado y Nevada creció 55, 20 y 15%, respectivamente, gracias a la tarea persistente de recorrer las calles. En esos tres estados, el voto hispano representó un porcentaje significativo de los votantes que sufragaron de manera anticipada, en comparación con 2008.
Para ese momento importantísimo, los operadores de Obama idearon otras formas de asegurarse que miles de latinos votarían antes del 6 de noviembre. En Nevada, dos semanas antes de la elección, pusieron en marcha una jornada de voto anticipado: los electores llegaban, comían tacos y sufragaban. Un sábado, cerca de 1,000 latinos se reunieron en un parque de Las Vegas para comer, ver actuar a Eva Longoria, y después votar.
En Colorado, cientos de electores se reunieron para escuchar al exalcalde Federico Peña hablar sobre los logros del presidente Obama: la reforma de salud y los recortes a los impuestos de los pequeños negocios, como los que poseen miles de latinos en todo el país.
Bird sostiene que el intenso trabajo de campo en los vecindarios latinos del país permitió a la campaña de Obama aprovechar algunas condiciones muy importantes, entre ellas que los latinos representaron el segmento electoral con más rápido crecimiento en comparación a 2008.
El día de la elección, las bases electorales de la campaña de Obama no tuvieron tregua. Desde temprano, miles de voluntarios salieron a tocar puertas para asegurarse que millones de latinos asistieran a votar.
De acuerdo con Latino Decisions, una casa encuestadora especializada en voto latino, los más de 12 millones de hispanos que votaron en la elección tenían tres prioridades esenciales: el 53% la economía, el 37% la reforma migratoria y un 20%, la educación.
"El electorado hispano fue determinante en la reelección del presidente Obama", advierten Gary Segura y Matt Barreto, de Latino Decisions. Consideran que lo más importante es la influencia del votante latino en los swing states que determinaron la elección. En Florida, por ejemplo, votó más del 80%, un índice inédito.
La histórica votación latina en la elección de Estados Unidos no sólo representó una parte importante en la reelección del presidente Obama, sino que tuvo impacto en el Congreso al llevar a nueve latinos a la Cámara de Representantes y uno al Senado.
Joe García, del sur de Florida, y Joaquín Castro, del distrito 20 de Texas, fueron electos a la Cámara de Representantes. Castro es hermano de Julián Castro, alcalde de San Antonio, el descendiente de mexicanos que ocupó el mismo espacio que Barack Obama en 2004, como orador principal de la Convención Demócrata de este año.
Simon Rosenberg, presidente de NDN, un instituto de estudios político de Washington, dijo que dentro del rol histórico del voto latino en la reelección de Obama, cobra relevancia el comportamiento del electorado hispano en Florida.
"Impulsado por una nueva generación de votantes cubanos y por otros segmentos de electores mexicanos y puertorriqueños, el voto latino en Florida creció de 13 a 17% del total de la votación nacional".