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El sismo de Guatemala destapa la debilidad de su infraestructura urbana

Tres placas tectónicas, y una construcción y planificación deficientes agudizan los efectos de los terremotos en el país centroamericano
lun 12 noviembre 2012 01:57 PM

Más de 8,000 construcciones reportaron daños y otras fueron declaradas inhabitables después del sismo de 7.2 en la escala de Richter que se registró el 7 de noviembre en Guatemala. Para José Gándara, un arquitecto dedicado a la prevención de desastres, el movimiento de la tierra no es el único responsable de los daños y muertes causados.

Guatemala forma parte del Cinturón de Fuego y posee 288 estructuras volcánicas, 11 de ellas registran actividad, de acuerdo con el Instituto Nacional de Vulcanología. Además es uno de los pocos países que atraviesan tres placas tectónicas: Cocos, del Caribe y de Norteamérica. Esta condición le hace semejante a Japón, caracterizado por su alta actividad sísmica.

La diferencia es que Japón ha trabajado en prevención de desastres desde hace más de 50 años y en Guatemala eso es algo que apenas se empieza a abordar, según Enrique Godoy, de la asociación Propuesta Urbana, dedicada al estudio y análisis del crecimiento urbano en ciudades centroamericanas.

La mayoría de casas desplomadas durante el reciente terremoto eran similares a la de Engelver Ramírez, un hombre que perdió a cuatro familiares y sufrió la amputación de una pierna cuando su hogar se derrumbó. Era una edificación de adobe, un material de construcción artesanal hecho a base de arcilla, agua y elementos orgánicos como palos o paja.

Sus muros ayudan a conservar el calor, algo necesario en una de las regiones más frías del país, pero son frágiles ante los movimientos telúricos. Hasta 2011, el Instituto Nacional de Estadística (INE) reportó que el 32% de los hogares (exactamente 59,539) en San Marcos fueron construidos con estos elementos. 

Pocos ingresos, malas construcciones

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El último gran terremoto que azotó Guatemala fue de 7.6 en la escala de Richter, esa madrugada de febrero de 1976 murieron más de 20,000 personas, principalmente en la zona de oriente y la capital del país. No tuvo un mayor impacto en San Marcos, lo que explica la permanencia de tantas construcciones de adobe, algunas con más de un siglo de existencia.

La antigüedad las hace todavía más frágiles y esa fragilidad se ve agravada en época de lluvias. De acuerdo con Gándara, el agua hace que las tejas lleguen a pesar el triple, las paredes de barro no tienen una estructura que las unifique y si las bases no están reforzadas se debilitan con la humedad ¿Por qué aún habitan esas casas? “Son poblaciones pobres y marginadas, esto les complica todo… después del terremoto muchos se quedarán sin empleo”, explica el arquitecto.

Carlos Barrios, alcalde de San Marcos, es una de las personas que lidera la gestión de la crisis en un lugar que se convirtió en “un caos total”. Después de las quejas, el edil reclama la ineficiencia de la Ley de Descentralización creada hace 10 años. “Estamos muy lejos de la capital, por eso cuesta que nos ayuden”.

Cuando en 2010 un terremoto azotó Chile, este país reportaba una urbanidad mayor al 80% mientras que en Guatemala es del 58%. Esto pudo representar una diferencia en la capacidad de respuesta, en especial si se considera que los costos para llevar los servicios básicos a zonas rurales aumentan en un 40 o 50% el valor original, según un estudio de Mckinsey Global Institute, una institución creada en 1990 en Estados Unidos para la investigación en economía y negocios.

El peligro de la emigración interna

La alta concentración del desarrollo y el elevado porcentaje de zonas rurales en el país son factores que complican el panorama en Guatemala, asegura Godoy. “La única municipalidad que planifica es la de la Ciudad de Guatemala, pero empezó apenas hace tres años, estamos muy atrasados en el tema”, afirma Godoy. Rubelio Recinos, presidente de la Asociación de Alcaldes Municipales, asegura que sólo 69 de las 334 municipalidades tienen planes de ordenamiento territorial, “el resto no lo implementa porque desconoce que es necesario hacerlo o porque no saben cómo hacerlo”, dice.

“Guatemala es signataria de una política centroamericana de prevención de desastres, pero lamentablemente no ha mostrado resultados porque es relativamente reciente y no cuenta con los recursos necesarios para ponerse en práctica. Sin embargo, sí se ha trabajado en prevención en Guatemala, por eso la cantidad de muertos con desastres ha venido disminuyendo”, afirma Alejandro Maldonado, secretario de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres.

En 1976, poblaciones enteras desaparecieron, los sobrevivientes vieron una posible salvación en la Ciudad de Guatemala. Al migrar, nadie los recibió, nadie organizó su llegada. Buscaron un espacio y encontraron laderas o barrancos, y ahí fundaron sus asentamientos. Tanto Godoy como Gándara vinculan la falta de planificación con los desastres. Si cada vez más gente emigra a las ciudades, debe orientárseles en sus construcciones, concuerdan. 

Godoy estima que el 70% del territorio guatemalteco será urbano en 2020. Las migraciones internas cada vez serán mayores. Si el Estado y alcaldías no asumen su papel como guías principales en el crecimiento, se crearán poblaciones enormes vulnerables a terremotos, tormentas o cualquier desastre, según Godoy.

Después de que el sismo del día 7 afectara a 250,000 familias , las réplicas continúan, la mayor de ellas se vivió este domingo por la tarde con una magnitud de 6.2 grados en la escala de Richter. Bomberos reportaron que varias casas ya dañadas en San Marcos se derrumbaron.

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