Cristina Fernández cuestiona el paro general y rechaza 'amenazas'
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, cuestionó este miércoles el autoproclamado éxito de la huelga general sindicalista del martes debido a que se usaron bloqueos para impedir que trabajadores fueran a laborar, y afirmó que su gobierno no se someterá a “amenazas”.
La huelga general, la primera en el país en 10 años, fue convocada por sectores de la Confederación General del Trabajo (CGT) y de la Central Obrera de Trabajadores de Argentina (CTA), ambos enfrentados contra las políticas del gobierno de Fernández, y que fue calificada por sus dirigentes como un éxito total .
A la huelga de 24 horas se sumaron la Federación Agraria, la Corriente Clasista y Combativa, Barrios de Pie, el Partido Obrero, el Movimiento Socialista de los Trabajadores y la Federación Universitaria de Buenos Aires.
Fernández cuestionó que haya existido siquiera una huelga, y aseguró que no se dejará amedrentar por lo que calificó como “amenazas”.
“Hoy no fue una huelga ni un paro, ni siquiera un piquete”, dijo Fernández este miércoles en su primera declaración pública en un acto por el día de la soberanía argentina en la localidad bonaerense de San Pedro.
"Me voy a bancar (aguantar) las que me tenga bancar, sean huevos o lo que venga, como siempre me he bancado, porque a mí no me corre nadie, y mucho menos con amenazas, patoteadas o matones", afirmó la presidenta, quien luego criticó a los convocantes a la huelga. "Esos no son los dirigentes que querían Eva y Perón", afirmó.
El gobierno argentino no pudo ofrecer una estimación sobre el impacto de la huelga, debido a que se realizaron más de 300 bloqueos de vialidades y puentes en todo el país, "una novedad en materia de paro general", según el ministro del Trabajo, Carlos Alfonso Tomada, reportó este miércoles la agencia Télam.
Según Tomada, “en general, la industria y el comercio funcionaron normalmente" a pesar de la interrupción de algunas líneas de autobuses, metro y trenes, las afectaciones al transporte aéreo, y a la red bancaria.
Este martes, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, había calificado al paro como un bloqueo “extorsivo” y el ministro del Interior, Florencio Randazzo, lo definió como un acto de “prepotencia y autoritarismo”.
Los sindicalistas piden un aumento del salario mínimo, eliminación de un impuesto a las ganancias, mejoras en las pensiones y el giro a las obras sociales manejadas por los sindicatos de cerca de 20,000 millones de pesos (unos 4,200 millones de dólares) retenidos a los trabajadores de sus salarios para gastos de salud.
La huelga general es el último signo de descontento contra las políticas gubernamentales de Fernández, que el pasado 8 de noviembre enfrentó la protesta de decenas de miles de personas que marcharon con cacerolas en Buenos Aires y otras ciudades contra la restricción al acceso de los dólares, la inflación, y contra una posible reelección de Fernández . Un mes antes, ocurrieron protestas de policías que se manifestaron contra afectaciones en sus salarios.
Líderes sindicales advirtieron que si sus demandas no son escuchadas, repetirán en fecha próxima el ejercicio de este martes, pero ahora por 36 horas.
Con información de Guillermo Fontana y la agencia EFE.