La guerra tecnológica de los 'drones' confronta a Estados Unidos con Irán
Parece que están en todos lados, desde las laderas de las montañas del Himalaya hasta las vastas extensiones del Sahara, surcando el terreno y los mares que hay debajo de ellos como aves de rapiña: los drones (aviones no tripulados) se han convertido en el emblema de la guerra y de la recolección de información en el siglo XXI.
Por primera vez, en noviembre, Irán intentó derribar un drone estadounidense cuando volaba frente a su costa del norte del Golfo Pérsico. El martes, una unidad de la marina de Irán dijo que capturó a uno que volaba sobre el Golfo Pérsico, aunque un funcionario del Pentágono aseguró que no hace falta ninguna aeronave de su flota en la región.
Los drones estadounidenses operan sobre Yemen y Afganistán con el acuerdo de los gobiernos anfitriones. Operan sin obstáculos sobre Pakistán, pero en contra de los deseos de las autoridades del país. Sobrevuelan Somalia en ausencia de cualquier autoridad efectiva en ese lugar.
Pero Irán los ve como una afrenta a su soberanía. Y en caso de ser capturados o derribados, los aviones no tripulados pueden ser un tesoro de valiosa tecnología (aunque algunas de las joyas de la corona pueden ser destruidas desde lejos), así como también un trofeo de propaganda.
El año anterior Irán ya consiguió una victoria propagandística. En diciembre de 2011, un Centinela RQ-170 de gran altitud se estrelló en el desierto de Irán tras salir de una base aérea en Afganistán.
El vehículo aéreo no tripulado se encontraba en una misión para monitorear las instalaciones nucleares iraníes, según funcionarios estadounidenses que no hablaron públicamente.
Los iraníes recuperaron el Centinela en buen estado (a juzgar por el video de su aspecto exterior) y lo mostraron ante los medios. Después, Teherán se jactó de que los técnicos pudieron realizar ingeniería en reversa a sus potenciales, aunque los expertos lo dudan.
Incluso hubo un mercado de drones de juguete, con lemas como “Aplastaremos la hegemonía estadounidense” y “Capturado por la Juventud Iraní Musulmana”. El texto en persa lo describe como “la aeronave no tripulada espía estadounidense más avanzada”.
Existe otro riesgo por el uso generalizado de drones. A veces las víctimas no son quienes eran los objetivos, sino civiles. Esto ha ocurrido en Pakistán y Yemen, y contribuyó a alimentar una reacción antiestadounidense.
En noviembre, el ganador yemení del Nobel de la Paz, Tawakul Karman, dijo al Financial Times que el pueblo yemení se opone a este tipo de vehículos aéreos, ya sean estadounidenses o yemeníes, y argumentó que ellos ayudaron a los grupos terroristas a reclutar gente.
Esa es una opinión compartida por Gregory Johnsen, experto en Yemen y autor de The Last Refuge: Yemen, al Qaeda and America’s War in Arabia (El último refugio: Yemen, Al Qaeda y la guerra estadounidense en Arabia).
Los vehículos aéreos no tripulados, para referirnos a los drones de manera formal, son vulnerables en algunos entornos. Son lentos: el Predator tiene una velocidad máxima de 217 kilómetros por hora.
Al viajar desde lejos, a menudo desde miles de kilómetros de distancia, y al depender de enlaces satelitales para recibir instrucciones, hay más cosas que pueden salir mal en comparación a si un piloto los manejara.
El arma favorita
Aun así, los drones se han vuelto tan efectivos como parte del arsenal militar moderno que todos los quieren . Además de Estados Unidos, China está desarrollando su propia línea, e Israel los fabrica y exporta. La New America Foundation calcula que más de 70 países tienen algún tipo de drones (la mayoría para vigilancia).
Irán ha desarrollado una serie drones —la familia Ababil (Golondrina)— y en septiembre dio a conocer lo que afirmaba era un drone de largo alcance capaz de transportar misiles a una distancia de más de 2,000 kilómetros.
Los rebeldes sirios afirman que Teherán también ha facilitado drones de vigilancia al régimen de Bachar al Asad y creen que son utilizados para guiar ataques aéreos contra las unidades rebeldes. Incluso publicaron un video de aviones no tripulados capturados en YouTube, aunque lucen distantes de ser sofisticados.
Irán también parece haberle suministrado componentes de drones a la milicia libanesa de Hezbolá. En octubre, su líder Hassan Nasrallah dijo que el grupo había ensamblado uno diseñado por Irán y que lo había volado unos 50 kilómetros dentro de Israel antes de que fuera derribado por aviones israelíes.
No era el primero que Hezbolá había lanzado al espacio aéreo israelí, aunque ninguno ha sido muy avanzado, y sus drones no tienen el control que ofrece la precisión satelital.
Irán no es el primer enemigo de Estados Unidos que intenta derribar uno de sus aviones no tripulados. Actores “no estatales”, como los grupos terroristas de la región fronteriza de Afganistán y Pakistán, o Yemen y Somalia, no poseen aviones ni misiles tierra-aire que puedan derribar un drone.
Aunque en diciembre de 2002, cuando Saddam Hussein estaba todavía en el poder, un caza iraquí (un Sukhoi-25, para ser exactos) derribó un Predator con un misil aire-aire.
En aquellos días, Estados Unidos tenía menos de 100 Predators. Pero para 2011 ya habían sumado más de un millón de horas de vuelo para la Fuerza Aérea de Estados Unidos, según la página de internet del gobierno estadounidense. Y eso sin contar la flota de la CIA.
Ya pasaron 10 años (el 3 de noviembre, para ser exactos) desde que el Predator cometió su primer asesinato. La víctima fue Ali al Harithi, un yemení presuntamente implicado en planear el atentado contra el USS Cole.
Un misil Hellfire impactó contra Al Harithi y varios otros que viajaban en una camioneta 4×4 cerca de la frontera de Yemen con Arabia Saudita. Desde entonces, según datos compilados por la New America Foundation, entre 1,600 y 2,800 militantes han muerto por los ataques con drones tan sólo en Pakistán.
El uso de drones contra Al Qaeda y grupos asociados en la región fronteriza de Afganistán y Pakistán se ha incrementado exponencialmente durante el mandato del presidente Barack Obama, y también se ha ampliado en otros teatros de operación, como en el Cuerno de África y Yemen.
Mientras que Al Qaeda y grupos asociados jihadistas se desplazan hacia el norte de África —sobre todo a Malí y Libia—, las autoridades francesas han dicho que es posible que manden aviones no tripulados a la región. Su función sería asistir a una fuerza africana, la cual aún no ha sido desplegada, encargada de liberar el norte de Malí del control de grupos islamistas.
Debido a que los drones se han convertido en indispensables tanto para las dependencias de inteligencia como de las fuerzas armadas (por no mencionar muchos otros usos civiles), contratistas del sector de defensa han invertido dinero en investigación y desarrollo.
En Estados Unidos, la ciudad de San Diego es el centro de la industria. Según un estudio del Institute for Policy Research, del Sistema Universidad Nacional, la producción de aviones no tripulados tuvo el año pasado un valor de 1,300 millones de dólares para la economía local, con base en un análisis de los contratos del Departamento de Defensa.
Se prevé que la producción se duplique a finales de la década, por lo que la posibilidad de otro breve enfrentamiento entre un vehículo aéreo no tripulado y alguien que no lo quiere a su alrededor se vuelve cada vez más probable.