¿Qué está propiciando de nuevo el descontento en Egipto?
En escenas que hacen recordar las manifestaciones masivas que propiciaron la caída del expresidente egipcio, Hosni Mubarak, a principios de 2011, la semana pasada miles de manifestantes tomaron de nuevo la Plaza Tahrir, en El Cairo.
¿Qué hay detrás del más reciente descontento social?
Las protestas fueron provocadas por un decreto presidencial emitido el 22 de noviembre por el presidente Mohamed Morsi, el primer líder elegido libremente por este país de 83 millones de habitantes, la nación árabe más poblada, el cual impidió que cualquier tribunal revoque sus decisiones hasta que una nueva Constitución tras Mubarak estuviera lista. La resolución, en esencia, le ha dado poder sin restricciones, protegiendo de revisión judicial cualquier decisión que él haya tomado desde que asumió el cargo.
¿Cuál fue la razón de Morsi?
Insistiendo en que la orden es temporal, durará sólo hasta que se redacte una nueva Constitución, Morsi afirmó que la acción fue con la intención de salvaguardar la revolución. También proporcionó garantías de que su decreto sólo aplicaría a cuestiones “soberanas”.
En particular, dijo Morsi, el decreto tenía por objeto impedir la interferencia de los tribunales en el trabajo de la Asamblea Constituyente de Egipto, el órgano encargado de redactar una nueva Constitución. Los jueces, muchos de los cuales eran remanentes partidarios del régimen del gobierno de Mubarak, por muchos son percibidos como hostiles a los islamistas, que ahora dominan la asamblea que se ha encargado de la elaboración de la nueva Carta Magna. Algunos habían amenazado con cerrar la asamblea.
La medida de Morsi, la cual ha concentrado el poder en manos del poder ejecutivo, es una continuación de las luchas de poder entre los Hermanos Musulmanes de Morsi, el movimiento islamista que es la fuerza política más poderosa de Egipto y que ganó casi la mitad de los escaños en las elecciones parlamentarias, y el remanente del sistema de los años de Mubarak dominado por las fuerzas armadas.
En junio, a tan sólo unas cuantas semanas de la elección de Morsi, los líderes militares de Egipto declararon inválido el Parlamento y disolvieron el órgano legislativo, decisión que fue ratificada en septiembre por el máximo tribunal de Egipto. Tras su elección, Morsi desafió el liderazgo militar al convocar a sesión al Parlamento. El decreto de Morsi excluyó la posibilidad de que se repitiera la interferencia.
En agosto, el presidente actuó con decisión contra el liderazgo militar, retirando al mariscal de campo Mohamed Hussein Tantawi, quien, como presidente del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, había actuado como el gobernante de facto del país tras el derrocamiento de Mubarak y antes de la elección de Morsi.
¿Cuál ha sido la respuesta?
El decreto de Morsi ha dividido bruscamente a los egipcios. Mientras que los Hermanos Musulmanes apoyan a su hombre, llevando a cabo grandes concentraciones para mostrar su apoyo, muchos otros egipcios han visto el decreto como una toma de poder alarmante y no democrática- un regreso a un estilo autoritario de liderazgo que el país acababa de derrocar.
Los egipcios liberales y los de tendencia a la izquierda, quienes habían desempeñado un papel importante en la revolución, mas fueron dejados de lado por el triunfo de los islamistas en las posteriores elecciones, constituyeron un importante componente de los manifestantes en la Plaza Tahrir. Muchas de sus consignas acusaban a Morsi, el primer presidente elegido por la vía democrática, de convertirse en un “nuevo faraón” y “dictador”.
“En cierta forma, las fuerzas liberales y de izquierda intentan reclamar de nuevo el derecho a la revolución a través de las protestas”, dijo a CNN Laleh Khalili, profesora adjunta de política en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres.
Entre los manifestantes, que han estado pidiendo que Morsi renuncie, también están algunos de los que simpatizan con las fuerzas armadas y el antiguo régimen, dijo.
¿Cómo ocurrió?
Morsi emitió su decreto un día después del cese al fuego entre Israel y Hamas del 21 de noviembre, en el cual él había desempeñado un papel central en la negociación. Khalili dijo que, alentado por el nuevo capital político obtenido tras su exitosa incursión en la escena internacional, el presidente egipcio podría haber hecho mal los cálculos, subestimando el nivel de indignación que provocarían sus acciones.
La ira en las calles, dijo, también reflejan un nivel de insatisfacción de la gente por los avances llevados a cabo desde la revolución respecto al tratamiento de problemas de pobreza y desigualdad en un país con una tasa de desempleo mayor al 12%, un promedio de edad de aproximadamente 24 años y un PIB per cápita de 6,500 dólares.
“Muchos de los reclamos originales detrás de la revolución se derivaron de cuestiones en torno a la desigualdad extrema y la corrupción”, dijo. “No se han abordado esos problemas”.
Las protestas representaron “un perfecto vendaval de muchas quejas apareciendo en los primeros planos”, dijo, y no estaba claro cómo se desarrollaría todo esto. “Es un reto fundamental para la legitimidad del régimen”.
¿Qué más había en el pronunciamiento?
Es posible que otros aspectos del decreto de Morsi resulten populares entre muchos de los que han salido a las calles a protestar en su contra. En su decreto, Morsi también dio a conocer que se volverían a investigar todas las muertes y la violencia relacionadas con el levantamiento contra Mubarak, y que en caso de ser necesario se volvería a llevar a juicio a quienes resulten responsables.
Esto planteó la posibilidad de que Mubarak, quien actualmente cumple una pena de cadena perpetua, pudiera ser procesado otra vez, junto con una serie de miembros del régimen que anteriormente fueron absueltos.
Algunos egipcios han expresado su decepción de que las fuerzas de seguridad y funcionarios han escapado al castigo por la represión violenta lanzada el año pasado contra los manifestantes.
Morsi también despidió al fiscal general en su decreto, y amplió dos meses el plazo para la redacción de la Constitución. Aunque esas resoluciones pueden ser bien acogidas por muchos, la forma unilateral en la que Morsi ha actuado para ampliar sus poderes ha alarmado a otros tantos.
“Es la forma en que lo hace lo que ha irritado a la gente, ya que les recuerda la forma en que Mubarak solía gobernar”, dijo a CNN Peter Jones, experto en Medio Oriente de la Universidad de Ottawa. “Morsi es Mubarak”, es un lema habitual en las nuevas protestas.
Si los nuevos poderes de Morsi son temporales, ¿por qué la indignación?
En primer lugar, no hay ninguna garantía de que Morsi vaya a renunciar a su ampliación de poder tal y como lo prometió. En segundo lugar, aunque Morsi derogue el decreto después de se haya completado la Constitución, los manifestantes temen que él ha utilizado el decreto para secuestrar el proceso de redacción de la nueva Constitución, produciendo un documento que refleje su visión islamista y que consolide su poder en el nuevo Egipto.
Los integrantes liberales, de izquierda y cristianos de la asamblea, han boicoteado el órgano debido a las inquietudes de que los islamistas dominan el proceso. Muchos de ellos fueron reemplazados por islamistas.
¿Qué está ocurriendo en estos momentos con la Constitución?
A pesar de la ampliación del plazo para completar la elaboración de la Constitución, la asamblea encargada de redactar el documento se apresuró a elaborar un borrador final, tras una maratónica sesión de negociación de 21 horas. El borrador de 234 artículos se someterá a referéndum ante la población el 15 de diciembre; si se aprueba el referéndum, Morsi dice que levantará el decreto.
Aunque algunos críticos han visto la medida como una efectiva apropiación de poder por parte de los islamistas para “secuestrar” la Constitución, otros ven la apresurada redacción del documento como un intento por calmar la crisis: la aprobación de una nueva constitución podría poner fin a las nuevas disposiciones de Morsi sin que le obligue a dar marcha atrás.
“Esto podría ser para él una forma de salir de este desastre sin revertir su decreto y sus decisiones”, dijo a CNN Aly Hassan, analista judicial que trabaja para el Ministerio de Justicia.
¿Qué dice la Constitución propuesta?
El borrador de Constitución mantiene los principios de la sharia como fuente principal de la legislación, una postura sin cambios respecto a la Constitución de Mubarak.
Pero los críticos dicen que podría llevar a excesivas restricciones a ciertos derechos. “(Morsi) sometió a referéndum un borrador de Constitución que socava las libertades básicas y viola los valores universales”, escribió en su cuenta de Twitter Mohamed ElBaradei, galardonado con el Nobel y jefe del Partido Constitución de Egipto.
Joe Stork, subdirector de Human Rights Watch para Medio Oriente y África del Norte, dijo que “someter un borrador imperfecto y contradictorio a votación no es la forma correcta para garantizar los derechos fundamentales o para promover el respeto al Estado de derecho”.
Mohamed Naeem, miembro del Partido Socialdemócrata de Egipto, dijo que teme que la Constitución propuesta abra el camino hacia una teocracia al poner al país más cerca de la ley de la sharia.
¿Cuáles son las últimas novedades?
La batalla del poder de Morsi con el poder judicial ha seguido creciendo, en tanto manifestantes islamistas rodearon este fin de semana el tribunal constitucional supremo y lo obligaron a suspender sus sesiones de manera indefinida.
El tribunal debía pronunciarse sobre la validez de la asamblea constituyente encargada de redactar la Constitución, pero los jueces no pudieron entrar a las instalaciones de la corte.
También ha habido amenazas por parte de los jueces de que se negarán a supervisar el referéndum nacional sobre la Constitución a celebrarse el 15 de diciembre, a pesar de que el lunes los integrantes del Consejo Judicial Supremo de Egipto se comprometieron a controlar la votación.
Periódicos independientes y canales de televisión también han adoptado una postura en contra de Morsi y el borrador de Constitución, guardando silencio durante dos días a manera de protesta.
De particular inquietud es el artículo 48 del borrador, el cual pone a la libertad de prensa en el marco de la seguridad nacional y de la sociedad, una terminología que muchos periodistas egipcios encuentran confusa.