Maduro, el conductor de autobuses que llegó al gobierno venezolano
Tras una etapa como conductor de autobuses en Caracas, Nicolás Maduro ascendió hasta llegar al círculo que rodeaba al expresidente Hugo Chávez. Las autoridades electorales reportaron este domingo que los votantes lo eligieron como heredero del chavismo.
A pesar de que el candidato de la oposición, Henrique Capriles Radonski, exigió un recuento, Maduro dijo que estaba seguro de su victoria y que estaba listo para dirigir el país sudamericano.
Durante los eventos de campaña previos a las elecciones presidenciales del domingo, Maduro prometió continuar con los proyectos políticos de Chávez para “construir el socialismo del siglo XXI”.
Maduro, de 50 años, ha sido líder interino de Venezuela desde la muerte de Chávez. Cuando se registró como candidato a la presidencia el mes pasado, dijo a sus simpatizantes: “No soy Chávez, pero soy su hijo”. No tenían lazos de sangre, pero durante una de sus últimas presentaciones en público, Chávez señaló a Maduro como su sucesor.
"Mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que, en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente", dijo Chávez mientras levantaba la Constitución venezolana.
"Yo se lo pido desde mi corazón. Es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para continuar, si es que yo no pudiera". Maduro firmó después un decreto como presidente encargado del país.
Maduro ha sido durante mucho tiempo un rostro de alto perfil en el gobierno. A menudo se le veía en la primera fila de las ruedas de prensa del presidente y viajó a Cuba por el tratamiento de cáncer del mandatario.
"Es sin duda uno de los ministros que está más cerca de Chávez", dijo el analista político Germán Campos a CNN en Español luego de que Chávez nombró a Maduro como vicepresidente en octubre pasado.
Maduro también es ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, un cargo que ha ocupado desde 2006. En ese puesto, ha sido el principal diplomático del país sudamericano en años en los que las tensiones con Estados Unidos y los lazos con Cuba han aumentado.
En la última etapa, ha sido un abierto crítico de las políticas estadounidenses sobre Venezuela. "El Departamento del Tesoro de Estados Unidos está tratando de convertirse en una especie de agencia de policía del mundo para describir a los ciudadanos decentes de nuestro país (...) como traficantes de drogas", dijo Maduro en 2011, después de que el departamento agregó a cuatro funcionarios venezolanos en su lista de narcotraficantes.
"Un país como ese no tiene autoridad moral para juzgar a los generales y funcionarios políticos en Venezuela", dijo Maduro. "Lo rechazamos y creemos que las mafias narcotraficantes están allí, en una sociedad enferma como la de Estados Unidos".
Otro incidente surgió en 2006, cuando inspectores de seguridad estadounidenses lo detuvieron en el Aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, situación por la que Maduro calificó al gobierno de Estados Unidos de "racista" y "nazi", y de no apreciar a los países latinoamericanos.
Desde la muerte de Chávez, el 5 de marzo, Maduro ha intensificado su retórica. Su constante flujo de acusaciones incluye alegatos de que la gente del Pentágono y la CIA estaban conspirando para desestabilizar Venezuela, además de insinuaciones de que Estados Unidos habría provocado cáncer a Chávez.
Las críticas de Chávez al imperialismo estadounidense fueron la característica de su presidencia y tenía eco entre sus simpatizantes. Algunos analistas dicen que no es de sorprender que las acusaciones —que Estados Unidos ha negado— se hayan intensificado ahora que Maduro está nominado para sustituir a Chávez.
Maduro no siempre ha sido tan extremo, dijo Javier Corrales, profesor de Ciencias Políticas en el Armherst College de Massachusetts. “Por un lado, él ha estado detrás de algunas de las decisiones de política exterior más radicales y locas del gobierno de Chávez, como el respaldo a Libia”, dijo Corrales. “Sin embargo, también ha estado detrás de algunas de las decisiones más pragmáticas y conciliadoras, como el cambio en las relaciones con Colombia”. El analista marca la diferencia con el beligerante Chávez, quien rara vez se comprometía, dijo Corrales.
Antes de representar a Venezuela en el extranjero, Maduro perfeccionó sus habilidades políticas en el país. Se convirtió en un líder sindical mientras trabajaba para el sistema del metro de Caracas.
Después de que Chávez llegó al poder en 1999, el funcionario participó en una asamblea que redactó una nueva Constitución. Se desempeñó como diputado hasta 2006, cuando fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores.
Maduro ha dicho que está orgulloso de dar continuidad al chavismo, el movimiento político que Chávez inició. Antes de las elecciones del domingo, los analistas se preguntaban si tendría el carisma para conservar el suficiente apoyo para ganar en las urnas. Señalaron que la fuerza política de Chávez radicaba principalmente en su habilidad para conectarse personalmente con los electores.
Esa conexión personal con sus simpatizantes es “lo que ha mantenido el orden en Venezuela”, de acuerdo con Michael Shifter, presidente del grupo de estudios Inter-American Dialogue, con sede en Washington.
Las declaraciones públicas en las que Chávez manifestó su apoyo a Maduro probablemente reforzaron el apoyo de los chavistas fervientes, dijo Corrales. “Cuando los presidentes populares respaldan a alguien, siempre tiene efectos”, dijo Corrales.
Cuando Chávez nombró a Maduro como vicepresidente en octubre, destacó su amplia experiencia en "diferentes campos de batalla".
"La burguesía se burla de Nicolás Maduro porque él era un conductor de autobús", dijo Chávez, "y mira dónde está ahora".
Patrick Oppmann, Mariano Castillo, Brice Arthur y Osmary Hernández contribuyeron con este reporte.