Obama es la Persona más interesante de 2012 para los lectores de CNN
Hace un año, el presidente Barack Obama era atacado. Hoy es festejado. En tan solo 12 meses, el abogado de 51 años, exsenador de Estados Unidos y educado por una madre soltera, pasó de ser un candidato atormentado por la reelección, siendo atacado todos los días por sus rivales republicanos gracias a su historial y su distintiva ley de salud, a ser el primer demócrata en ganar en dos ocasiones con más del 50% de la votación presidencial desde tiempos de Franklin D. Roosevelt.
Ahora el primer presidente negro de EU es la Persona más interesante de CNN de 2012, según lo votado por los lectores de CNN.com, cinco días después de ser nombrado la Persona del Año por la revista TIME .
Al explicar la elección hecha por TIME, Richard Stengel, editor ejecutivo, señaló a Obama “por encontrar y forjar una nueva mayoría, por convertir la debilidad en una oportunidad y por buscar, en medio de la gran adversidad, crear una unión más perfecta”.
Dichos elogios y resultados parecían improbables hace un año, cuando el índice de aprobación de Obama rondaba por las cifras del 40%, mientras que el desempleo era de 8.5%. La historia muestra que es raro, por no decir sin precedentes, que un mandatario gane la reelección con tales cifras.
En diciembre de 2011, la distintiva ley de reforma de la atención a la salud de Obama enfrentó una impugnación por parte de la Suprema Corte y la implacable critica de los republicanos, sobre todo de los conservadores, quienes la pintaron como una absorción de corte socialista del gobierno con un costo de casi el 20% de la economía estadounidense.
Además, una feroz batalla política con los congresistas republicanos por el tema de los impuestos y el gasto acaparó los titulares de ese mes. Fue el último de una serie de enfrentamientos fiscales que provocaron una baja sin precedentes en la calificación crediticia de EU a principios de año.
El tema de Iraq parecía insuficiente
A pesar de ordenar la misión que eliminó a Osama bin Laden en mayo de 2011 y de, siete meses después, dar la bienvenida en casa a las últimas tropas de combate en Iraq, el presidente enfrentó los cuestionamientos de algunos críticos por su plan de terminar las operaciones de combate en Afganistán en 2014.
A la par, la venidera temporada de elecciones primarias centró la atención en la contienda presidencial republicana, aderezada por frecuentes debates que dieron a los candidatos una amplia oportunidad de darle el golpe inicial a la trayectoria de Obama.
Sus detractores lo etiquetaron como un fracaso y dijeron que no sabía, que no podía comprender la aún débil economía que se recuperaba de la recesión, y mucho menos cómo fortalecerla.
Obama se recuperó con la economía
Un año después, Obama aprovechó su mala mano en un resultado que terminó por ser el premio mayor. La economía, que había comenzado a dar a entender una sólida recuperación hacia el final de 2011, siguió fortaleciéndose gradualmente en 2012, y la tasa de desempleo disminuyó hasta el 7.7% en noviembre.
Ese constante, aunque lento crecimiento dio protección a Obama, en contra de la línea de ataque republicana en su ofensiva de que los gastos de estímulo como respuesta a la recesión que él heredó se redujeron a dinero desperdiciado y políticas fallidas.
Aunque a veces sacudido por el déficit de Europa y los problemas monetarios, una de las principales razones por las que en noviembre Obama derrotó a su rival republicano, Mitt Romney, por más de 4 millones de votos, fue la percepción generalizada de una creciente estabilidad económica.
Quizá resultó igualmente beneficioso el dictamen hecho en junio por la Suprema Corte, acerca de que la Ley de Asistencia Asequible (reforma de la atención a la salud) no violaba la Constitución, poniendo fin así a una larga lista de impugnaciones legales y convirtiendo la polémica medida en una importante afirmación pública.
Mientras Romney hacía campaña sobre derogar la ley de salud en caso de que resultara electo, la decisión la Suprema Corte fortaleció la capacidad de Obama para promocionar los beneficios de las reformas y así evitar que el tema se convirtiera en un lastre electoral.
El presidente también hizo de la política exterior un punto fuerte de su campaña en contra de Romney, exgobernador con poca experiencia en asuntos internacionales. Obama promocionó la misión de captura de Bin Laden y la forma en que cumplió su promesa de campaña de 2008 para poner fin a la guerra de Iraq, a la par de comenzar a disminuir el papel militar de EU en Afganistán.
Durante los últimos meses de la campaña electoral, Obama también recuperó el mensaje y el estilo personal que lo catapultó a su histórico triunfo cuatro años atrás. A veces repitió hasta el cansancio en la campaña que él se erigió como defensor de la igualdad de oportunidades y que cerró una brecha de riqueza cada vez más grande en el país.
Su campaña también se benefició de acciones políticas claves emprendidas por el presidente. El gobierno detuvo las deportaciones de algunos hijos de inmigrantes ilegales, garantizando así un apoyo abrumador por parte de la creciente comunidad hispanoestadounidense, apoyo que fue vital el día de las elecciones.
Un paso anterior fue finalizar la política de No pregunte, no diga que impedía realizar el servicio militar a las personas abiertamente declaradas gays y lesbianas, así como finalmente dar su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo, hechos que impulsaron su posición entre los estadounidenses más jóvenes, otro grupo demográfico clave en la elección.
Cuando se acercaba el final de su primer mandato, el índice de aprobación de Obama superó el 50%, y las encuestas mostraban que la gente apoyaba consistentemente su enfoque sobre la reducción del déficit, en comparación a las posturas republicanas.
“Esta (victoria) es más satisfactoria que la de 2008”, dijo a sus principales asesores la noche de la jornada electoral, según el artículo de portada de Time al ser nombrado la Persona del Año. “No se trataba solamente de lo que iba a hacer como presidente. Se trataba de lo que he hecho”.